Santiago rezando hacia La Meca

<P>Más de 3.000 personas profesan el Islam en Chile, aunque miembros de la comunidad creen que esa cifra aumentará en el próximo censo. ¿La razón? La llegada de inmigrantes y la cantidad de chilenos que se han convertido a esa religión en el último tiempo. En Ñuñoa, se reúnen en la mezquita As-Salam, y en Las Condes en el Centro Islámico. </P>




El ocaso comienza a penetrar por las calles de Santiago y un grupo de hombres se arrodilla con dirección a La Meca para rezar y, de esa manera, romper el ayuno mantenido desde antes del alba. El Sheij libanés Ghassan Abdallah encabeza la oración y en árabe recita versos del Corán y agradece a Alá. Después, los orantes se levantan renovados y se dirigen a una larga mesa para comer el primer bocado del día.

Culmina una jornada más del Ramadán en el Centro Islámico de Las Condes, el rito en el que quienes profesan la religión musulmana deben ayunar todos los días durante un mes (el noveno del calendario lunar). Un evento que tiene más de satisfacción que de sacrificio. "Nos sentimos purificados", comenta uno de los presentes.

El islamismo se sustenta en cinco pilares: la creencia en Alá, la celebración del Ramadán, la práctica de cinco oraciones todos los días, el pago de una limosna y la peregrinación a La Meca alguna vez en la vida, si se está en condiciones de salud y económicas de hacerlo.

En el mundo, 1.300 millones de personas profesan la religión y en Chile, según el censo de 2002, algo más de 3.000. En Santiago, de acuerdo a las cifras de la Organización Latinoamericana para la Defensa de la Democracia, eran 200 hasta 2008.

Los miembros de la comunidad islámica local aseguran que en 2012 la cifra subirá a 5.000. "Varios descendientes de árabes que llegaron al país desde el Líbano, Palestina y Siria, hace más de cien años, están redescubriendo sus raíces y algunos se han convertido al Islam. Pero, además, muchos chilenos que no tienen ascendencia extranjera se están acercando a conocer la religión y se están convirtiendo", explica Fuad Musa, presidente del Centro Islámico, donde acuden cerca de 60 santiaguinos a concluir el ayuno día a día durante un mes.

Para Mohamed Said Rumie, secretario general del centro islámico de la mezquita As-Salam de Ñuñoa, al menos el 10% de los 3.000 musulmanes que viven en el país son chilenos convertidos. "Hay un crecimiento explosivo del Islam y eso se debe, entre otros factores, a fenómenos políticos como la llegada de inmigrantes de Pakistán, entre otros países", comenta.

El Ramadán es obligatorio para todos los musulmanes, salvo las mujeres embarazadas, las personas que estén viajando, en situación de guerra o enfermos. "Yo soy diabético y no puedo hacer el ayuno", explica Rumie. "En ese caso, yo hago un promedio del gasto que consumiría diariamente en alimentos y pago ese dinero a la mezquita para que ofrezca comida en mi nombre a quienes lo necesiten", subraya.

Para los santiaguinos que se han convertido al Islam, cumplir con el Ramadán no es fácil, pues se enmarca dentro de una sociedad que sigue un ritmo diario muy diferente. "Realizarlo tiene una doble recompensa. A los musulmanes de segunda generación o que se han convertido les cuesta más cumplirlo por los horarios de trabajo y el clima, entre otros. En los países islámicos todo está cerrado en esta época", explica Javier Oyarzún, quien profesa la religión hace 16 años.

Oyarzún, cuya familia ñuñoína es de origen cristiano, relata que sintió una "inquietud" sobre el Islam cuando estudiaba sociología y realizó un curso sobre religiones. Ahora divide su vida entre Santiago y Puerto Montt, donde dirige el centro islámico de esa ciudad. "Me llamó la atención el proceso social y político de Medio Oriente. Luego de estudiarlo, comencé a tener respuestas a dudas que la sociedad no me daba, especialmente en lo relativo a la justicia social. Terminar el Ramadán, por ejemplo, da una sensación de comunión con todos los que ayunan al igual que tú", cuenta.

El calendario islámico es lunar, los meses comienzan con la aparición de la primera Luna nueva. Por eso el mes del Ramadán, aunque es el noveno, varía cada año. En 2010 comenzó el 11 de agosto y finalizó el 10 de septiembre. "Hace cuatro años que lo realizo y es primera vez que no coincide con el 18 de septiembre. Una vez fui a la casa de una polola y le tuve que rechazar a mi suegro el vino, la carne y las empanadas", cuenta el abogado que trabaja en el centro de Santiago, Jaime Vidal.

El reconoce que la primera impresión de los que lo rodean es de extrañeza. "Cuando vas a ver un cliente, lo primero que te ofrece es café o galletas. Ante la negativa piden explicaciones y aunque uno trata de ser reservado, a veces comento que estoy cumpliendo mi ayuno", dice. "Generalmente, almuerzo con mis colegas, pero en Ramadán me quedo en la oficina. Ellos me tiran tallas, pero siempre con respeto", agrega Jaime.

Lo anterior es confirmado por Javier Oyarzún: "Acá somos bien tolerantes, no sólo con el islamismo, sino con todas las religiones. Antes había más desconocimiento, pero ahora todos saben de qué se trata".

En el mundo islámico hay dos vertientes de la religión: el sunismo y chiismo. Mientras el primero está repartido por la mayoría de los países musulmanes, el segundo encuentran su expresión nacional en Irán. "Los sunitas declaran que a tras la muerte del profeta Mahoma (632 d.C.) éste no deja sucesión, por tanto, la autoridad radica en la comunidad. Los chiitas sostienen que sí dejó sucesión directa, por vía de su hija Fátima", explica Luis Heinecke, politólogo de la Universidad de las Américas.

En Santiago, los sunitas acuden mayoritariamente a la mezquita de Ñuñoa, mientras que los chiitas se concentran en el Centro Islámico de Las Condes. "Nosotros somos una comunidad respetuosa, estamos insertos bajo las leyes de un país", reconoce Rumie.

"La mayoría en Chile y en el mundo debe ser sunitas, pero la mayoría de los conversos son chiitas", explica Oyarzún. Respecto de cuál de las vertientes es más liberal, dice que es relativo. "Los sunitas dicen que los chiitas lo son más, pero Occidente dice que somos más conservadores".

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.