Thomas Pynchon, el portentoso regreso del último mito de la narrativa americana

<P><I>Contraluz</I>, novela de 1.300 páginas, y el policial <I>Vicio inherent</I>e traen de vuelta al autor invisible.</P>




Era una novela sin titular. En enero de 1967, Thomas Pynchon firmó un contrato con el sello Viking por un proyecto de libro. Debía entregarlo a fines de ese año. El escritor ya había deslumbrado a la crítica con V. y La subasta del lote 49. El anuncio de una nueva obra despertaba el interés de críticos y de sus primeros lectores. Pero dos años después, no había ni luces del manuscrito. "No sé qué estará haciendo Pynchon por todos los lugares de Los Angeles, pero me gustaría pensar que escribe una novela", dijo su editor. Al año siguiente, en 1970, un misil cayó sobre su escritorio: un manuscrito de 700 páginas que arrasaría con el mundo conocido.

El arco iris de gravedad, la obra maestra de Pynchon, salió a la calle a principios de 1973. Y explotó en el cerebro de toda una generación de lectores como una ojiva nuclear.

Ex marine, graduado en Cornell y ex redactor de manuales técnicos para la Boeing, Pynchon compuso El arco iris con materiales de todo tipo: de la física y la poesía a las matemáticas, el esoterismo, el tarot, lecturas de Borges y la cultura pop.

Cruza de comedia y thriller, de ciencia ficción, historia y sátira, en ella narra la historia de un soldado americano en Londres. Gracias a un entrenamiento estilo Pavlov, puede predecir los ataques nazis: cada vez que se aproxima un bombazo, experimenta una erección. Naturalmente, se convierte en un arma apetecida por todos.

"El nuevo libro de Pynchon es un acontecimiento", comentó The New York Times Review. "El arco iris de gravedad es más largo, más oscuro y más difícil que sus dos primeros libros; de hecho, es la novela más larga, más difícil y más ambiciosa que ha aparecido desde Ada o el ardor, de Nabokov, hace cuatro años; sus recursos técnicos y verbales traen a la mente a Melville y Faulkner". La novela se mantuvo semanas en el ranking de bestsellers de The New York Times. Nominada al Pulitzer, fue rechazada por obscena. Se llevó el National Book Award. Treinta y tres años después publicó Contraluz, novela tan ambiciosa, compleja y alucinada como El arco iris... Editada en español en 2010, trajo de vuelta al Pynchon más feroz.

Confines de la imaginación

Con 1.300 páginas, Contraluz es una máquina con multitud de historias y personajes. Un dirigible que cruza del siglo XIX al XX, de la Exposición de Chicago en 1893 al Hollywood de los años 20. Vuela sobre Colorado, Nueva York, México, Venecia, Budapest y Londres: pasa por las revueltas sindicales, la Revolución Mexicana, la Primera Guerra Mundial y el cine mudo.

Después de publicar El arco iris.., Pynchon editó Vineland (1990) y Mason & Dixon (1997). Contraluz es el regreso del Pynchon más desbordado. A los 73 años, el escritor invisible, que no da entrevistas y publica sus libros sin foto de autor (las fotos que se conocen son de sus años de estudiante), lanza una novela a la altura de su leyenda.

Laberíntica, abigarrada, monumental, Contraluz es puro maximalismo narrativo. El hilo que recorre el libro es el viaje del Inconvenience, un dirigible comandado por los Chicos del Azar. Una banda de aventureros que se dirige a la Exposición de Chicago. Los chicos cumplen misiones secretas a través del globo. Desde el aire observan el mundo y se detienen en personajes.

Uno de ellos es Webb Traverse, un minero anarquista que pone bombas en la línea del ferrocarril. Traverse es asesinado por orden de Scarsdale Vibe, el más cruel y despiadado empresario minero. "¡Si yo hubiera sido tu madre, te habría estrangulado en la cuna!", le grita una anciana. Scarsdale la tumba de un disparo.

Los hijos de Traverse prometen vengarlo. Entre tanto, Scarsdale busca el espato de Islandia. Un cristal que refracta la luz en dos rayos y que permite viajes en dimensiones paralelas. "Es como mirar a alguien a través de una pieza lo bastante pura y ver no sólo al hombre sino también a su fantasma de al lado", escribe.

Paralelamente, está la historia de la electricidad: la competencia entre Edison y el serbio Nikola Tesla por la invención de la luz. Y viajes alucinógenos, experimentos, un perro que lee a Henry James, eteristas, cowboys, espías, el archiduque Francisco Fernando de Austria, Bela Lugosi y Groucho Marx. De la novela de aventuras a la sátira, del policial a la bélica, Contraluz es un cruce de relatos. Y es la obra de uno de los autores más deslumbrantes de los últimos 50 años. Un tipo capaz de subvertir los géneros y construir sorprendentes artefactos de ficción.

Con todas sus historias, Contraluz apunta a una dirección: la consolidación del capitalismo. "El anarquismo pasará, su raza degenerará hasta el silencio, pero el dinero engendrará dinero, crecerá como las campanulas azules en el prado, se extenderá, brillará y tomará fuerza y postrará a todo ante él. Es sencillo. Es inevitable. Ya ha empezado".

Tras este monstruo narrativo, Pynchon demostró que podía ser ligero y normal: publicó Vicio inherente, un policial ambientado en los 60 y cruzado de humor, que Tusquets lanzará este año. Es la más reciente entrega del último mito de la literatura americana, cuya influencia llega hasta Foster Wallace y Bolaño. Un autor, como dijo Don DeLillo, que llevó la ficción a "los confines de la alta imaginación y los sueños colectivos".

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