Tipping, el arte de la propina
<P>Algunas de las preguntas que se instalan sobre la mesa cuando llega la cuenta: ¿Se debe dejar propina? ¿Cuánto? ¿Debo hacerlo aunque no fue un buen servicio? Un asunto de etiqueta inherente a cualquier viaje y que, a veces, pone en aprietos a los turistas. </P>
En un reciente viaje a Nueva York parece que no lo hice bien: arribo al aeropuerto, subo a un taxi, doy la dirección del hotel, el puente de Brooklyn dibujándose por la ventana en un luminoso día de primavera, hasta que llega el momento de descender. Pago el monto exacto que aparece en el taxímetro, me despido del amable conductor de origen ruso, bajo y de reojo veo que éste me mira entre confundido y molesto. Más tarde realizo el check in en el hotel, aparece uno de esos botones de antaño con traje y todo, y nos dirigimos a mi habitación. Sé que hay que darle una propina al tipo. ¿Cuánto es lo correcto? ¿Se le da un monto en relación a las maletas transportadas? (en este caso hubiese sido algunos centavos, debido a la mochila escolar que cargaba como equipaje). Meto la mano al bolsillo y sólo encuentro un billete de 50 dólares. "It's ok man, don't worry", dice el moreno, cierra la puerta y siento que he cometido dos faltas en los primeros minutos de un partido que recién comienza. ¿Cómo sé cuánto dejar de propina dependiendo de la situación cuando estoy de viaje?
Según la definición de propina que aparece en la RAE, ésta se entiende como un "agasajo que sobre el precio convenido se da por un servicio". Alguno podría sugerir que el sentido común es el mejor guía para estas situaciones, pero estos sentidos mutan de país en país (y más cuando se cambia de continente) y tal vez lo que uno dejaría en un sitio se considera una falta de respeto en otro. La idea es no quedar como un tacaño ni que tampoco los meseros del restaurante se tomen una foto con uno y la cuelguen en la pared de los mejores clientes del año. Sería maravilloso jugar a ser Johnny Depp y dejar US$ 1.156 de propina, como hizo hace poco en un pub del Reino Unido, pero no hay presupuesto que aguante.
Y el asunto se puede problematizar todavía más y cuestionar el mismo acto de dar propina. ¿Es ésta una manera de fomentar los bajos sueldos y malas condiciones de los trabajadores? ¿O se la puede entender como un acto de solidaridad para con el que nos atiende, una forma de recompensa por el buen servicio y el bajo sueldo que recibe? "Cada persona tiene una diferente interpretación de lo que se espera o es aceptable al momento de mostrar gratitud. Mucho o muy poco puede ofender", afirma Misty Ewing, directora de relaciones públicas de Virtuoso, una agencia de viajes de lujo posicionada en más de 70 países. Porque si en general dejar dinero por sobre el total de la cuenta al finalizar un servicio turístico es una recomendable práctica, en algunos países, esto se puede considerar un agravio. Como en Japón. Ahí y si tiene la oportunidad de dormir en un hotel de algunas estrellas, si usted intenta dar propina a cualquiera desde el mesero hasta el concierge del hotel, su gesto será percibido como una irrespetuosa exhibición de su bienestar económico. Por su parte, no dejar propina en un restaurante de los EE.UU. es un hecho cuasi delictual. O el vuelto en un taxi en Nueva York, aunque esta es una costumbre y no una obligación, señor conductor ruso.
Ante la serie de preguntas, he aquí una pequeña guía, sin olvidar que el espíritu original de la propina es recompensar, agradecer un servicio satisfactorio, y que en casi cualquier parte del mundo siempre será mejor dejar algo que nada.
En Sudamérica por regla general, lo normal es dejar entre el 10% del total en los restaurantes, y redondear hacia arriba la tarifa del viaje en taxi. En Brasil, la mayoría de los restaurantes y bares incluyen una tasa de servicio del 10%, por ejemplo, y en Argentina (especialmente en los restaurantes porteños), existe un costo asociado llamado "servicio de mesa" o "cubierto" (pan, mantequillas y demases) que se incluye en la tarifa final que muchas veces sorprende y molesta al turista.
En casi todos los países de Europa, el cargo por el servicio otorgado se encuentra incluido en el costo final. Sin embargo, es costumbre agregar desde un 5%, especialmente en restaurantes un poco más exclusivos. Si el servicio no está incluido en la cuenta, lo ideal es añadir cerca de un 15% del total. Al igual que en Buenos Aires, en Italia existe la costumbre de cobrar por el servicio de mesa o "coperto". En Europa también es recomendable preguntar, o en su defecto leer la letra chica del menú, para saber si los precios exhibidos vienen con o no algún tipo de impuesto.
En España no es obligatoria la propina y los turistas de dicho país llevan sus costumbres a todos lados, tanto que son considerados los más tacaños del orbe, según una encuesta hecha entre 1.000 viajeros por el sitio Skyscanner. "Soy mexicano y viví tres años en Madrid. Fui camarero en Madrid, Londres y México, además de ser cliente por todo el mundo. Y España, sin duda, es el peor lugar para ser camarero", dice Alejandro Torro.
Como ya se dijo, dejar propina en Japón es casi un insulto, pero en China se espera un 3% en los restaurantes y en Hong Kong, de 10% a 15% y se debe redondear el total en los taxis.
Y el que se lleva el Oscar del país con más propina es EE.UU. El tipping es una extendida práctica social que establece un 15% en restaurantes, un 10% en los taxis, y ciertas guías recomiendan un dólar por cada cóctel servido en un bar. "Tipping is not a city in China" ("La propina no es una ciudad de China") es un más que claro mensaje que se puede leer en algunos de ellos.
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