Una cruzada musical: el piano de Felipe Browne llega a colegios
<P> Desde hace cinco años el pianista se dedica a llevar música clásica a colegios vulnerables. </P>
El casino del colegio se transformó en un teatro. El público: 148 alumnos desde prekinder hasta cuarto medio. Todos en silencio por respeto u asombro escuchaban el segundo movimiento Adagio Cantabile de la Sonata para piano N°8 de Beethoven. En primera fila, dos niños de kinder tecleaban sobre el aire imitando los movimientos del pianista Felipe Browne (1966). En la última fila, un alumno de tercero medio se asomó entre las cabezas pequeñas y observó cómo se movían las manos del pianista.
Felipe Browne (1966) interpretaba el último movimiento de la sonata con vehemencia, como si el Colegio San Alberto Hurtado en Pudahuel fuera el Royal Opera House de Londres.
A los 10 años Felipe Browne supo que sería pianista. Frédéric Chopin lo convenció mientras resolvía las partituras de su Preludio N°4. La única duda la tuvo a los 21 años: ¿sería capaz de mantener a una familia?. Hoy tiene 49 años, seis hijos y es un destacado pianista profesional.
En 2010 emprendió -sin saberlo- un proyecto que acerca la música clásica a colegios en sectores vulnerables. El pianista se organizó con la Fundación Belén Educa, que cuenta con 11 establecimientos en comunas de Santiago, para dar un concierto en el Colegio Arzobispo Manuel Vicuña en La Legua. En ese momento, Red Cultural se encargó de financiar tres conciertos en escuelas de la fundación.
"Luego de tocar los primeros tres conciertos, me di cuenta del gran interés que demostraron los niños", comenta Browne. Este año el proyecto logró llegar a 29 colegios de Belén Educa, Fundación Nocedal y Red de colegios SIP, con el financiamiento de Red Cultural y Fundación Mustakis.
Felipe Browne ha transformado el proyecto invitando a otros músicos a tocar. Al último concierto, en el San Alberto Hurtado, fue con el barítono Jorge Braithwaite. Realizaron un recital de una hora, con 11 piezas de ópera y tres solos de piano.
Más allá de llevar un evento artístico a los alumnos, Browne busca explicar, pedagógicamente, la historia de las composiciones y sus autores, quienes en su mayoría salieron adelante por su talento y dedicación. "La música es nuestro primer lenguaje y está inscrito en nuestros cromosomas", dice el pianista que ha observado cómo los alumnos se motivan en formar coros y bandas. "Esto será una herramienta social de gran importancia que les dará seguridad en sí mismos".
Los próximos pasos que aspira dar es llegar a más colegios e iniciar un ciclo de clases de música avanzada.
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