Ventas de discos en Chile alcanzan las cifras más bajas en diez años

<P>Este año se acordó que el disco de oro y platino bajara a 5 mil y 10 mil copias, respectivamente.</P>




La caída en picada en la venta de álbumes de los últimos años ha impulsado dentro de los sellos discográficos chilenos algunas máximas que mezclan la resignación con el suspiro por los mejores días. Por ejemplo, casi se aplaude de pie a artistas que alcanzan el disco de oro con cifras irrisorias y que antes eran apenas un porcentaje de los abultados números que dominaban la industria. O se piensa que fenómenos locales, como Américo o La Noche, o estrellas anglo en pleno ascenso, como Katy Perry, hace un par de años habrían superado con cierta ventaja las 100 mil copias y habrían faltado vitrinas para acumular sus trofeos y galardones.

Escenas que reflejan un panorama largamente conocido, pero que en 2010 enfrenta su peor escenario: las ventas de discos en el país han alcanzado sus números más bajos en los últimos 10 años y amenazan con seguir decreciendo. Según el más reciente estudio de la sede chilena de la Asociación de Productores Fonográficos (IFPI) -entidad que reúne a gran parte de los sellos nacionales- en la última década bajó en un 55% el consumo de producciones musicales y en 2009 se comercializaron 2.353.558 discos menos que en 2000. Además, el año pasado se vendió un total de 1.934.946 álbumes físicos, el registro más exiguo del decenio.

Otra muestra evidente está en la drástica caída de las cifras que hoy determinan las categorías de disco de oro y de platino, los dos premios más tradicionales que el mercado entrega a las estrellas multiventas. La propia IFPI acordó modificar los registros que se establecieron en 2006 y fijó para este año bajar de 7.500 unidades a cinco mil el rótulo equivalente a disco de oro, y de 15 mil a 10 mil el que corresponde a disco de platino. Ambos galardones llegan a sus registros más bajos en la historia de la industria disquera local y acumulan una caída de 10 mil unidades, en el caso de oro, y de 15 mil, en el de platino, en los últimos 15 años.

Karina Ruiz, gerente general de la entidad, explica: "Esta decisión la tomaron todas las compañías, como una forma de irse adecuando y acomodando a una realidad nacional que claramente está en baja. Esa es la realidad".

Y esta indica que los números del país se igualan a mercados musicales de escaso peso regional, como Paraguay o Venezuela, y se acercan a alguna de las marcas más bajas del continente, las que ostentan naciones como Perú o Ecuador (donde el disco de oro se entrega por tres mil ejemplares y el de platino por seis mil). Además, aleja a Chile de los principales puntos de referencia, como Brasil y Argentina, y lo pone a años luz de las más altas marcas planetarias, como en Estados Unidos, donde el disco de oro se da por 500 mil discos y el de platino por un millón. Un dato: mientras Chile es hoy uno de los países más rentables a la hora de recibir conciertos foráneos, su mercado disquero apenas pertenece a una segunda división.

"La miopía, el no prever los cambios que traía lo digital y el no asumir que muchas veces un éxito de ventas tapó varios fracasos, influyó en que la gente dejara de comprar música. Somos bastante culpables en eso", asumen en varias compañías consultadas. Es que hoy, prácticamente, ningún sello chileno luce en sus filas algún disco de platino por trabajos editados en 2010 y casi todos merodean de manera ajustada las cifras equivalentes al oro. Esta temporada, nombres como Miguel Bosé, Ricardo Arjona, Chayanne, Américo, David Guetta, la banda sonora de Iron Man 2 y el grupo juvenil CRZ son casi los únicos en alcanzar las cinco mil unidades despachadas, lo que, además, los consolida entre lo más vendido del año.

Pero el mérito es relativo. Un ejemplo: el último título de Bosé, Cardío -lanzado en marzo- acumula 5.950 discos vendidos. Durante 2007, su álbum Papito logró despachar 38.524. Ya sin gran esperanza en el mundo físico, muchas discográficas han empezado a fijar su atención en las ventas digitales, aunque ahí los números aún son tímidos y están lejos de alzarse como significativos: 2.500 (disco de oro por venta de singles) y cinco mil (platino).

Pero no todo es tragedia. Contrario a cualquier pronóstico, la siempre complicada escena nacional -que desde hace algunas semanas lucha para que se concrete el proyecto que establece en un 20% la emisión de música chilena en radios- es la única que muestra una leve alza en sus ventas. Una señal a contracorriente del resto: mientras la comercialización del repertorio anglo, clásico y latino ha caído de manera sistemática, el de música chilena subió de 322.401 unidades vendidas, en 2008, a 733.927 en 2009.

El alza coincide con la escalada de éxitos como los de Américo y La Noche, fenómenos que han gozado de una convocatoria e interés mediático muy similar al que tuvo la generación salida del espacio Rojo a principios de siglo y que también sirvió de salvavidas para la industria.

Alfonso Carbone, director de Feria Music, el sello que agrupa a Américo y La Noche y el único que está concentrado en créditos nacionales, explica: "Nuestros números se han estabilizado. Hemos tenido suerte, pero también mucho apoyo publicitario y un fuerte trabajo en redes sociales de la web". El propio Américo, que esta semana recibió disco de oro por la preventa de su nuevo álbum, Yo soy Américo, festeja: "Cuando se hace un buen trabajo, cuando se apunta a sonar en radios y gustarle a la gente, de inmediato se ven los resultados".

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