Las Herederas, la sorpresa paraguaya de Berlín llega a Sanfic

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Chela (Ana Brun), a la derecha, comparte junto a su nueva amiga Angy (Ana Ivanova) en Las herederas, película de Marcelo Martinessi premiada en Berlín.

El realizador Marcelo Martinessi cuenta detalles del filme ganador de dos Osos de Plata que se exhibe el miércoles en el encuentro santiaguino.


El viejo Mercedes Benz color beige parte con dificultad, tosiendo lastimosamente cada vez que Chela o Chiquita giran la llave del motor de partida. Alguna vez fue el mejor auto del barrio, un orgullo de la familia y un motivo de estatus para Chela, su dueña. Es un modelo de los años 80, la última década en que el dictador Alfredo Stroessner gobernó Paraguay. Aquella fue tal vez la última época de esplendor de su dueña, sumida ahora en las deudas y en una relación de pareja con Chiquita, otra ex aristócrata cuesta abajo en la rodada.

Un auto y dos mujeres. Basta aquel acotado paisaje escénico para que el director paraguayo Marcelo Martinessi (1973) establezca el clima de su película Las herederas (2018). El nombre de la película lo dice todo, pero al mismo tiempo es una ironía: la herencia de Chela (Ana Brun) se ha ido desvaneciendo casi tan rápidamente como la de Chiquita (Margarita Irún), quien termina en la cárcel por una deuda rebelde. En ese momento Chela empieza a pensar que tal vez debe hacer un sacrificio extra para salir del pozo. Ya no basta con vender los cuadros y la platería fina de los antepasados para llegar a fin de mes.

"Antes de escribir el guión, lo primero que se me vino a la cabeza fue un mundo de mujeres, pues es el universo en el que crecí: hermanas, tías, mi madre, vecinas, etcétera", cuenta Marcelo Martinessi al teléfono desde Asunción (Paraguay), sobre la cinta que se exhibirá en el 14 Festival Sanfic el miércoles 22 y jueves 23 (más información en Sanfic.com). En la película cada elemento cuenta y, en ese sentido, el Mercedes es un reflejo de Chela. Como ella, vivió tiempos mejores, pero tiene orgullo y aún puede moverse con distinción por las calles. Aferrada al volante, Chela comienza a trabajar como improvisada taxista de la gente del barrio. La paga es buena.

Las herederas se transformó de la noche a la mañana en la cinta paraguaya más premiada de todos los tiempos y en la flor de varios encuentros de primera categoría, comenzando con el Festival de Berlín, donde este año se llevó dos Osos de Plata: el de Mejor actriz para Ana Brun y el premio Alfred Bauer, destinado a las obras más innovadoras del certamen. Antes lo obtuvieron La ciénaga, de Lucrecia Martel, y Tabú, de Miguel Gomes, entre otros.

Formado en el documental y con experiencia como director de la televisión pública paraguaya durante el gobierno de Fernando Lugo, Martinessi estudió cine en EEUU y Europa. Pertenece precisamente a aquella alcurnia a la que describe en Las herederas: "Al escribir la historia recogí todas las anécdotas y detalles de ese mundo, incluyendo objetos como las bandejas de plata que había en mi familia".

La película se mueve con la cadencia de los personajes femeninos, dueñas de una historia dónde no aparece ningún hombre determinante. "Para mí era importante que fuera una película de mujeres. Por dos razones. La primera es porque me siento cómodo en ese terreno, que es el mismo de algunas películas de Fassbinder como Las lágrimas de Petra von Kant (1972) o de Todd Haynes (Carol). La segunda razón es porque creo que Paraguay es un país de mujeres", explica.

Clase y política

Pero Paraguay es también un país que ama el poder. Ese lema mueve el drama de Las herederas. Así lo entiende Martinessi: "Yo pertenezco a aquella burguesía paraguaya que ha tenido un romance con el poder y las autoridades. Cuando escribía el guión siempre tuve muy presente aquella clase social que pretende seguir manteniendo sus privilegios a través de los líderes autoritarios que hemos tenido en Paraguay. No hay que olvidar que nuestra dictadura es de las más largas de Latinoamérica (el general Alfredo Stroessner gobernó desde 1954 a 1989) y no se entiende ese tipo de gobiernos si es que no hay detrás un romance de las clases favorecidas con el poder".

Cuando se le pregunta si tiene esperanzas en que aquel "romance" pueda acabar, Martinessi recurre a la actualidad noticiosa como ejemplo aciago: "Justamente ayer (miércoles 15 de agosto) asumió como presidente Mario Abdo Benítez, que es hijo del secretario privado de Stroessner. Es decir, somos un país que comete los mismos errores una y otra vez".

También recuerda cómo fue recibida Las herederas en Paraguay tras los premios en Europa: "En el Congreso hubo un homenaje, pero cuando llegamos la mitad de los parlamentarios se había ido.

Eran de los partidos más conservadores. Y entre los que quedaban hubo una senadora que increpó a Ana Brun, le comenzó a gritar "lesbiana" , como si el término fuera un insulto, empezó a decirle si acaso quería que "la casara" con otra mujer, etcétera. Eso nos da una idea de una persona que no sabe distinguir entre la actriz y su personaje, pero además nos habla de un tipo de políticos totalmente atrasados con respecto a la sociedad".

A pesar del mecanismo a la defensiva de ciertos estratos sociales paraguayos, el director no deja de mirar con cierta empatía el sector. Después de todo, viene de ahí y por eso hizo esta película: "Lo mejor es narrar sin juzgar. No quería caer en la caricatura, en particular con el grupo de señoras de alta familia que retrato y que fácilmente pueden ser objeto de bromas y chistes. Por el contrario, creo que son queribles. Lo interesante era generar un espejo en el cual mirarnos".

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