Los Grammy 2018 vuelven a apostar por lo seguro y consagran a Bruno Mars
El hombre de 24K Magic fue el gran ganador de una noche en la que el hip hop fue nuevamente olvidado, y el trato a Lorde generó polémica.
"Un paso adelante/Y seis pasos atrás", cantaba un enojado James Murphy en How dou you sleep?, tema de 2017 de su banda LCD Soundsystem. La letra era dirigida a un ex amigo, pero encaja bien con el espíritu de los Grammy, galardón que, a pesar de todo, sigue siendo considerado el premio más importante a la música anglosajona. Una ceremonia que nunca ha estado exenta de críticas, pero que en los últimos años, ha tenido un foco claro en sus alegatos: la falta de diversidad.
Hay casos icónicos que ejemplifican el problema en la era reciente, sobre todo en la categoría de Álbum del año: Mumford & Sons triunfando sobre Frank Ocean en 2013, Kendrick Lamar perdiendo frente a Daft Punk y Taylor Swift en 2014 y 2016, respectivamente, y Beyoncé siendo derrotada por Beck en 2015 y por Adele en 2017. En todos los casos, un artista blanco se impuso ante uno de color al que varios apuntaban como el más merecedor del galardón.
Pero si los nominados de anoche en la misma categoría eran una señal, parecía que los Grammy hacían caso a los constantes dardos: por primera vez en casi 20 años, ningún hombre blanco postulaba al premio. En su lugar, aparecían cinco elogiados artistas; cuatro hombres afroamericanos (Kendrick Lamar, Bruno Mars, Jay-Z y Childish Gambino) y una mujer (Lorde). A eso, se sumaba la presencia de Luis Fonsi y Daddy Yankee en dos de las categorías más importantes de la jornada, dando más indicios de que la academia de la música norteamericana abría sus puertas a artistas de grupos relegados de estas ceremonias a lo largo de la historia.
Y fue Bruno Mars el gran ganador de la noche, liderando la jornada con siete premios, incluyendo Álbum del año por su disco 24K Magic, seguido por el rapero Kendrick Lamar, con cinco.
Pero el triunfo de Mars se dio también en un contexto polémico. Si bien los Grammy reconocieron a un artista de color, fue a un representante de los géneros que suelen privilegiar, cargado al pop, olvidando una vez más al hip hop, a pesar de su popularidad y múltiples nominaciones, en las categorías principales.
También estuvo el caso de Lorde, quien fue la única artista entre los nominados a Álbum del año (única categoría en la que estaba nominada) que no se presentó en la ceremonia. ¿La razón? La cantante se rehusó a hacerlo luego de que la organización le negara un espacio para hacerlo en solitario, ofreciéndole en cambio ser parte de un tributo a Tom Petty. Sus cuatro competidores, todos hombres, sí tuvieron su momento para tocar en vivo solos. Si bien la cantante no se refirió públicamente al tema -también se negó a caminar por la alfombra roja y no dio entrevistas-, la madre de la voz de Royals respondió a través de Twitter, destacando un artículo del New York Times que decía que en las últimas seis entregas de los Grammy, 91% de los nominados han sido hombres.
El menosprecio a Lorde se dio justo en un contexto en el cual múltiples artistas, tanto hombres como mujeres, asistieron a la premiación usando una rosa blanca en sus trajes, como protesta a la inequidad de género en el mundo de la música.
"No pasa sólo en Hollywood, no pasa sólo en Washington; pasa aquí mismo, en nuestra industria", dijo en la ceremonia la cantante Janelle Monáe, apuntando a los abusos de poder y sexuales, y a la disparidad salarial entre los artistas hombres y mujeres. Todo mientras introducía a Kesha, quien en su presentación, cantando entre lágrimas, invitó al escenario a distintas artistas femeninas de todas las épocas, desde Cyndi Lauper hasta Camila Cabello. Una postal que se sumó a muchos discursos exigiendo igualdad. Los Grammy respondieron cambiando sus formas, pero no su fondo.
Harto show, pocos premios
En los comerciales, la transmisión anunciaba "momentos Grammy de lo que todos estarán hablando mañana". El término se repite año a año en la ceremonia, para referirse a colaboraciones entre dos populares artistas que en pocas otras instancias habían actuado juntos. También es el principal interés de la academia de la música norteamericana: los Grammy suelen estar más interesados en montar un mini festival que una premiación, y esa fue la tónica nuevamente anoche en Nueva York. De hecho, en las casi cuatro horas que duró la transmisión televisiva, sólo nueve premios fueron entregados. La mayoría de los ganadores en las otras categorías fueron anunciados en una ceremonia previa, no televisada, con el rock siendo el gran ausente de la jornada principal.
Presentaciones de Kendrick Lamar, U2, Bruno Mars, Rihanna, Lady Gaga, y Sting junto al jamaiquino Shaggy destacaron durante la jornada. Pero entre veteranos y novedades, también se marcó un hito: el regreso de la música en español a los Grammy, con Luis Fonsi y Daddy Yankee interpretando Despacito, canción que marcó la primera vez en 30 años que un tema en español era nominado a Canción del año, y primera en toda la historia en postular a Grabación del año. En ambas categorías perdieron versus Bruno Mars -por That's what I like y 24K Magic, respectivamente-, pero la presentación de los puertorriqueños estuvo entre las más aplaudidas de la noche, recibiendo una ovación de pie.
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