Ni todos los intentos de su defensora penal pública, ni la de los jueces del Sexto Juzgado de Garantía de Santiago libraron a Gustavo G.A. (36) de su trágico destino: morir en Santiago Uno. El imputado, que había intentado matar a su hermana y a su madre en medio de un cuadro grave de esquizofrenia, no debía estar en ese lugar. Pero los siquiátricos -Hospital Doctor Horwitxz y el de Putaendo- rechazaron en reiteradas ocasiones su ingreso asegurando estar más que colapsados. Gendarmería, por su parte, no cumplió con las órdenes del tribunal y lo dejó a su suerte en módulos donde compartió con reos comunes que lo golpearon hasta morir. Esta es la historia de cómo el sistema penal en su conjunto le falló a un enfermo de uno de los trastornos mentales más graves de la salud mental.