Esta semana la máxima autoridad del Instituto Nacional de Derechos Humanos protagonizó una sorpresiva voltereta. Casi cinco años después del estallido social se sumó a la misma opinión que tenía el exdirector Sergio Micco y reconoció que los ataques del 18-O no fueron sistemáticos, pero sí generalizados. Sus palabras despertaron reproches de consejeros, la molestia de sus propios funcionarios y amenaza con revivir la polarización que afectó durante años al organismo.
30 jun 2024 12:02 AM