Con el final traumático de la Segunda Guerra Mundial que dejó buena parte de la infraestructura del país devastada, el alicaído cine japonés inició un complejo proceso de recuperación. En principio bajo parámetros y exigencias de los ojos occidentales que ocuparon el país, la producción local se sostuvo en el trabajo de una nueva generación de cineastas (Kobayashi, Miyazaki, Inamura) quienes se hicieron cargo de la mayor demanda local y generaron un lenguaje particular. El libro Memoria y paisaje en el cine japonés de posguerra, de reciente publicación, reúne una serie de ensayos que analizan a fondo el proceso.