Adrián Moyano, escritor argentino: “Si algo enseña la situación chilena es que la solución al conflicto mapuche no puede pasar por criterios policiales o militares”
Desde 1991, el periodista, politólogo y escritor argentino Adrián Moyano está radicado en Bariloche, a orillas del lago Nahuel Huapi, parte del territorio sagrado para los mapuches en la Patagonia. Desde este punto histórico en el que confluyen comunidades indígenas y una de las zonas más turísticas del país, el investigador de la historia mapuche escribió Crónicas de la Resistencia Mapuche, que entre sus pasajes relata la lucha del pueblo originario para lograr la devolución de sus tierras milenarias hoy en manos del Estado argentino y privados.
En conversación con La Tercera, Moyano dice que “si algo enseña la situación chilena es que la solución al conflicto no puede pasar por criterios policiales o militares”.
¿La devolución de territorios ancestrales que fueron vendidos por el Estado a privados es la principal demanda de las comunidades mapuches en Argentina?
Hay un proceso político que arranca a mediados de los 90, que tiene como dato la recuperación territorial por parte de algunas comunidades en las provincias de Neuquén, Río Negro y Chubut. Hay recuperaciones exitosas que se han producido en conflicto con parques nacionales, otras dependencias del Estado o inclusive con privados. El tema es que desde 2016-2017, durante el gobierno de Juntos por el Cambio, se buscó convertir al pueblo mapuche en el enemigo público número uno de toda la Argentina, a pesar de que visto desde la totalidad la conflictividad, por así decirlo, tiene apenas alcance regional. Esto se ha agudizado en este año en que hay elecciones, con una ofensiva mediática con rótulos como terroristas y extranjeros. La reforma a la Constitución tiene 27 años y nunca, a pesar de que han pasado gobiernos de distintos signos, se ha instrumentado una política de titulización comunitaria de las tierras indígenas y menos aún de entrega de otras actas, que permitiría si no resolver el conflicto, al menos encauzarlo institucionalmente.
¿Qué instancia faltaría para que se pueda cumplir con la ley?
Si bien harían falta algunas leyes que bajen al plano operativo los grandes preceptos constitucionales, más que nada ha faltado vocación política de los sucesivos gobiernos para afrontar el tema. Entonces su cumplimiento deriva de la intensidad que pueda adquirir la movilización mapuche. Parte de la sociedad y de sus gobernantes se piensan a sí mismos, como dijo el Presidente meses atrás, que los argentinos vinieron de los barcos, y eso invisibiliza la existencia de 36 pueblos indígenas en Argentina.
Solo en octubre se registraron al menos tres ataques incendiarios en la Patagonia, algunos con reivindicaciones mapuches. ¿Cómo se explica esta ola de violencia?
Solo dos de los ataques fueron adjudicados por un grupo mapuche, que es la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), y todas las organizaciones mapuches, o al menos la abrumadora mayoría, cuestionaron esos ataques y se desmarcaron de la acción. Para el tercer ataque, en el Club Andino, hay sospechas de un montaje. Por primera vez desde la Campaña del Desierto, en Río Negro, hay dos fuerzas políticas, Juntos Somos Río Negro y Juntos por el Cambio, que consideran atractiva electoralmente una política de mano dura hacia el pueblo mapuche. Esto no es nuevo, viene de hace rato, le costó la vida a Rafael Nahuel y a Santiago Maldonado. Hay un rebrote de una xenofobia y de un racismo que uno creía ya superados en la historia democrática argentina. Aquí el pueblo mapuche es un obstáculo para el extractivismo, hace 18 años están frenados proyectos de megaminería. Los que piden represión para el pueblo mapuche no tienen casa matriz de la Argentina, sino en el exterior.
¿A qué se refiere?
Las corporaciones de Benetton y Joe Lewis no tienen casa matriz en Argentina, la mayoría de las corporaciones mineras que operan en la zona son de Canadá, Australia. Salvo YPF, que es una sociedad argentina, el resto son transnacionales, al igual que las capitales de apetencias inmobiliarias.
¿Hay una utilización del conflicto mapuche?
Detrás de las consignas de los dos partidos nombrados en la campaña sobre el respeto a la propiedad privada, paz social, tranquilidad y demás valores a los cuales todos queremos acceder, hay gente de la derecha neoliberal más rutilante, como Patricia Bullrich, responsable política de las dos muertes del período anterior. El mal llamado conflicto mapuche está lejos de ser una amenaza para la seguridad interior del país. Mientras hablan del conflicto mapuche, el temor y la preocupación de la mayoría de los argentinos es ver cómo llega a fin de mes, porque no alcanza el sueldo.
¿Qué puede aprender Argentina sobre la experiencia en el manejo del conflicto mapuche en Chile?
Si algo enseña la situación chilena es que la solución al conflicto no puede pasar por criterios policiales o militares. Con estas vías, lejos de solucionar la tensión o hacer justicia, se ha profundizado. La solución tiene que ser política y teniendo en cuenta la historia, todos los territorios de los que hablamos no fueron nunca conquistados por España, sino que Argentina terminó con la libertad mapuche de la cordillera a fines del siglo XIX. El Estado argentino está fundado en un genocidio al cual hay que reconocer y reparar. Con más violencia, más criminalización y más militarización lo único que vamos a hacer es perpetuar la injusticia.
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