Crisis en seguridad: El soterrado duelo Tohá-Monsalve

FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Catorce meses de convivencia no han sido suficientes para aceitar la relación entre la ministra del Interior, Carolina Tohá, y su subsecretario, Manuel Monsalve, cuyas diferencias de estilo esta semana fueron aprovechadas por la oposición para cuestionar el manejo del gobierno en materia de seguridad pública, a menos de un mes del plebiscito.


La noche del viernes 17, el Presidente Gabriel Boric convocó de urgencia a su staff de Interior. Pocas horas antes había aterrizado en Santiago, luego de participar en el foro de la Apec en San Francisco, y se había encontrado con La Moneda golpeada por graves casos que otra vez atizaron la sensación de una crisis de seguridad en la opinión pública.

“Necesito ideas concretas”, le habría dicho Boric al equipo -según fuentes de Palacio-, lo que fue interpretado por algunos como una reprimenda a la propuesta que se le estaba mostrando. Urgía, entonces, una reacción rápida para frenar la escalada de la oposición que ya hablaba de una situación desbordada, ante el inédito ataque a una funcionaria de Carabineros con una granada, el secuestro de un empresario en Rancagua y la aparición de partes fragmentadas de un cuerpo en las playas de Coquimbo.

La ofensiva requería de la participación de todo el equipo, incluida -por cierto- a la ministra Carolina Tohá (PPD), quien venía viajando desde Colchane y que apenas aterrizó en el aeródromo de Tobalaba se dirigió directamente al despacho presidencial. Su cara reflejaba decepción y también molestia. Porque a esas horas ya se empezaban a viralizar los primeros memes que se burlaban de la inauguración que había hecho de tres Puestos de Observación Fronteriza (POF) por el altavoz que una empresa probó durante la pauta.

En esa tensa noche no hubo declaraciones. Solo se terminó difundiendo un comunicado de cinco párrafos en el que se anunciaba una presencia policial reforzada y la tramitación de medidas administrativas y legales para hacer efectivas las expulsiones de migrantes, lo que fue mal evaluado por la oposición.

“Es más de lo mismo, reuniones para tratar de dar una señal política comunicacional, pero mientras se dan esas reuniones sin nada concreto, la delincuencia está desatada en nuestro país”, sentenció el presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara, el RN Andrés Longton.

La sensación de emergencia en torno a la delincuencia -que se ha agravado esta semana con nuevos casos y las malas cifras de la última Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (Enusc)- ha golpeado duramente a La Moneda y la evaluación de las figuras que cumplen el rol en torno a ella. Carolina Tohá (PPD) bajó cinco puntos de acuerdo a la última Cadem, quedando en un 48%. Pero también ha generado repercusiones puertas adentro, enfriando aún más la relación entre la ministra y el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve (PS), y dejando en una posición de bisagra al subsecretario de Prevención del Delito (PPD), Eduardo Vergara, aunque se mantienen el trato cordial -en público y privado- y los almuerzos de los lunes.

Las dificultades se dan justo a un mes del plebiscito constitucional del 17/D, donde una de las banderas de la oposición es precisamente la seguridad.

Cadena de errores

La intervención de Boric en este tema trasunta la preocupación que existe en Palacio respecto de una demanda que es prioritaria entre las preocupaciones ciudadanas y donde no han logrado entablar una conversación fluida con la oposición. Ello se vio claramente esta semana, en la que Tohá y Monsalve mostraron tener distintos canales de comunicación con la derecha.

La jefa del gabinete -quien en las últimas semanas ha tenido fuertes críticas con el tema de los refugiados cubanos que estarían haciendo turismo, la revelación de un pago por el rescate del empresario y el fallido envío del avión con migrantes hacia Venezuela-, dio un paso en falso -de acuerdo a sus detractores- al improvisar una invitación, en principio para el jueves 16 y luego para el lunes 20, a los exministros y ex subsecretarios de la administración Piñera.

La idea era abrir un diálogo de Estado sobre seguridad, a pesar de que ya se habían excusado de participar en la cita del jueves. E invitar, además, al exministro Andrés Chadwick, cosa que fue evaluada transversalmente, a lo menos, como una desprolijidad. Para la UDI, detrás hubo una intencionalidad política para dinamitar la reunión y culparlos a ellos, ya que la presencia del exsecretario de Estado era imposible, pues fue acusado constitucionalmente en 2019 por las fuerzas que hoy conforman el gobierno. Y para el oficialismo era traerse un problema a La Moneda, por su ligazón con el abogado Luis Hermosilla, involucrado en eventuales pagos de coimas.

El movimiento de piezas terminó por afectar las conversaciones que venía realizando en reserva Monsalve, quien es visto -por el oficialismo y por la oposición- como la cabeza natural del futuro Ministerio de Seguridad Pública que esta semana inició su tramitación en el Congreso, si es que no opta por una candidatura al Parlamento.

Hasta ese minuto, las distintas agendas estaban encapsuladas al interior de las paredes de Palacio. Pero se hicieron visibles luego de que la ministra vocera, Camila Vallejo, hiciera una pública recriminación a la oposición por no asistir a la cita: los ex subsecretarios RN Rodrigo Ubilla y Juan Francisco Galli salieron a contradecirla, sincerando que venían trabajando desde el 30 de octubre con códigos de reserva con Monsalve.

“No sé si la ministra del Interior no está informada (de las reuniones con Monsalve), o si esto tenía otra intencionalidad, de simplemente hacer de esto una gestión política, para desviar la atención”, dijo Galli.

Como corolario, minutos antes del fallido encuentro del lunes 20, el subsecretario Monsalve se había juntado en su despacho con otros dos integrantes de la oposición, Francisco Undurraga (Evópoli) y Andrés Longton (RN), lo que dejó, definitivamente, sin piso la recriminación de La Moneda.

Y aunque el propio Monsalve salió al paso de las críticas diciendo que “el tono de la ministra y el mío es el mismo” y antes la había defendido afirmando que las renuncias no resuelven ningún problema, frente a la petición del republicano José Carlos Meza, lo cierto es que sí ha marcado diferencias en la interlocución. Incluso, en la cita con Undurraga y Longton, en la que también estuvo el PS Tomás de Rementería, hizo un sorpresivo mea culpa por haber sido uno de los 41 diputados -junto a Gabriel Boric- que impugnaron ante el Tribunal Constitucional la nueva Ley de Migraciones tramitada por el gobierno de Piñera. “Es algo que no me tiene orgulloso”, les dijo.

Con todo, el incidente de las invitaciones no solo abrió una serie de cuestionamientos de la oposición al Palacio de Gobierno, sino que dejó a Tohá en el centro de las críticas. Tanto, que el propio Presidente -quien está apretando a sus equipos en el tema de seguridad- personalmente le entregó su público respaldo, luego de que RN amenazara con acusarla constitucionalmente si no se expulsa a 12 mil migrantes antes de fines de año. La evaluación interna, sin embargo, fue que esa incursión no fue la más acertada, porque con ello abrió una nueva brecha con la oposición, esta vez al nivel más alto.

Estilos al pizarrón

El manejo de la seguridad no ha sido fácil y ha implicado roces a todo nivel en el oficialismo. En cuestiones de fondo, con las distintas aproximaciones que existen entre el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad, que en repetidas ocasiones han votado de forma distinta los proyectos sobre el tema. Y, en apreciaciones de forma, por las diferencias de relacionamientos que tienen las autoridades de Interior a pesar de que comparten una visión en torno a cómo abordar el problema de la delincuencia.

Mario Tellez/La Tercera

El estilo directo y, para muchos, frontal de Tohá, es el que ha cortado puentes, de acuerdo a la visión de Chile Vamos. “Monsalve viene con calma, con serenidad, cuando promete un dato, lo entrega, no se enoja con nadie. Al revés, la ministra Tohá, que tiene toda la experiencia, que ha sido alcaldesa, presidenta de partido, parlamentaria, debiera tener ese bagaje, pero termina levantando la voz y enojándose, lo que hace más difícil el diálogo”, dice el diputado UDI Jorge Alessandri.

En una línea similar, el diputado Francisco Undurraga (Evópoli) sostiene que desde su paso por el Parlamento, “él siempre se ha caracterizado como una persona dura, pero dialogante”, aunque “el problema no es quién es más duro o más laxo, aquí hay un tema grave de seguridad que el gobierno debe afrontar”.

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Carolina Tohá, hija del exministro del Interior José Tohá, es -sin embargo- para el oficialismo una de sus figuras símbolo, que le ha dado peso político al gabinete, tras su arribo el 6 de septiembre del año pasado, luego de la salida de Izkia Siches.

Desde esa vereda se observan las críticas de la oposición como una estrategia para afectar su imagen, porque -según sostienen- la ven como una posible carta presidencial y porque intentan crear un forado en el gabinete entre ella y Monsalve.

Paulina Vodanovic, presidenta del PS, sostiene que “Tohá es un capital político del oficialismo y, por tanto, las críticas de la oposición a su figura tienen un trasfondo, que apunta a debilitarla por su rol de conductora en el gobierno y en su cercanía con el Presidente”.

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En los pasillos del Congreso se admite que ha habido tiras y aflojas. Como ejemplo se menciona el incómodo momento que vivió Monsalve cuando tuvo que adelantar su regreso de vacaciones por el proyecto de ley Nain-Retamal y, desde Interior, no le llegaban las indicaciones que debía defender.

Y aunque los parlamentarios del Socialismo Democrático son menos benevolentes y demandan que el contacto no solo sea para bajar la línea de gobierno, sino que también para darles más espacios de juego político, en forma unánime se resisten a encasillar a Tohá como el brazo duro del gobierno y a Monsalve como el blando, imagen que -según dicen- quiere perfilar la oposición. Pues, hacen ver que la ministra tiene una mirada política estratégica y de ahí que su rol sea defender las políticas y las cifras de la actual administración, y que el subsecretario tiene un papel más táctico. No obstante, advierten que -con lo sucedido- la titular de la cartera debe establecer lazos más fluidos con la derecha para contar con sus votos y hacer más efectiva su gestión.

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“Es importante que el gobierno asuma que hay una crisis de seguridad y luego hacer un llamado a la oposición a no restarse de un diálogo que es clave para el país, porque cuando la política se divide, los que ganan son los delincuentes”, plantea el exsubsecretario del Interior Felipe Harboe.

El viernes se abrió un nuevo flanco para Tohá por los malos resultados de la Enusc. El sondeo arrojó que un 90,6% de las personas -casi cuatro puntos porcentuales más que el año anterior- declaró que percibe que la delincuencia aumentó en el país, alcanzando un nivel histórico máximo. Un guarismo no menor ante una definición constitucional plebiscitaria, en que la seguridad es uno de los lemas de la opción “A Favor”.

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