Ignacio Briones: “Esta es una etapa que deja atrás a la derecha que bloquea los cambios, que es defensora del statu quo”

IGNACIO BRIONES
Ignacio Briones, ex candidato presidencial de Evópoli. Foto: Mario Téllez / La Tercera.

El ex abanderado de Evópoli sostiene que “hay que apoyar con fuerza” al ganador de la primaria oficialista, Sebastián Sichel, para que pueda llegar a La Moneda y liderar un nuevo ciclo, en que se impulsen reformas estructurales para el país.


Una plaza, una mesa, una silla, un candidato: Ignacio Briones. En su campaña como abanderado de Evópoli en las primarias oficialistas, la escena dio cuenta de una actividad que, en distintas comunas, realizó el exministro de Hacienda para dar a conocer sus propuestas, conversar y nutrir su programa. Dice que así lograba explicar su rechazo a los retiros de fondos previsionales y cuenta que, aunque no siempre compartían su análisis, la gente entendía su argumento. Sin embargo, el ejercicio no pudo ser masivo, lo que -cree- terminó pasándole la cuenta el 18 de julio, quedando en tercer lugar, detrás de Sebastián Sichel (ind.) y Joaquín Lavín (UDI).

Tras unos días de descanso con su familia y en medio de la reflexión sobre lo que hará en su futuro -sin tener aún una decisión tomada-, Briones vuelve a escena para analizar las razones de su derrota y las expectativas sobre el período que se inicia.

En su campaña apeló al inicio de un nuevo ciclo, a dejar atrás ciertas prácticas políticas, a la renovación de liderazgos y otros temas en los que coincidía con Sichel, incluyendo que ambos son figuras jóvenes y nuevas en política.

¿Por qué cree que Sichel encarnó mejor esas ideas?

El diagnóstico del cambio de ciclo que planteamos se confirmó, eso es un dato de la causa. Y a esto se suma, y acá hay una clave importante para el triunfo de Sebastián, una crisis institucional y de los partidos. Se alineó un momento de rechazo a los partidos transversalmente, un auge de lo que significan los independientes. Si bien Sebastián es una persona que tiene un carrete político más largo que el mío, ha sido militante de varios partidos, ha sido candidato, él encarnaba bien eso, su juventud también, su manejo escénico y, por lo tanto, se dieron las cosas para que él fuera la figura más representativa de aquello.

Usted obtuvo casi seis puntos menos de lo que sacó Felipe Kast en las primarias de 2017. ¿Cómo explica esa baja en la votación de Evópoli?

Se da en un contexto muy distinto, de mucha incertidumbre. Los partidos fueron penalizados y los independientes valorados. Nosotros, conscientemente, en la campaña decidimos jugarnos por las ideas, por las convicciones, que no siempre son las cosas más populares. El partido mismo ha tenido esa impronta; el tema de los retiros es un ejemplo de ello, pero también la defensa de la institucionalidad, de las reglas del juego, cuando los distintos sectores políticos se las saltaban una y otra vez.

Ingresó al gabinete en medio de la crisis social que vivía el país y pocos meses después era el ministro mejor evaluado. ¿Qué es lo que golpeó más fuertemente su imagen y pudo repercutir en los resultados de la primaria?

Me siento honrado y agradecido de haber pertenecido al gabinete del Presidente Piñera. Nos tocó enfrentar dos crisis históricas, donde dimos lo máximo por aplacar los efectos y valoro que hoy día Chile encabece la recuperación económica en la región. Al Presidente Piñera le ha tocado muy duro, ha sido un trabajador incansable, resiliente. Por supuesto que el tema de los retiros nos iba a afectar. Desde el día uno dijimos que nuestra férrea oposición al primer retiro tenía que ver con que abría una puerta a un segundo, tercer o cuarto retiro o a un retiro por el total y es un drama para las pensiones. Además, eso ha servido de chantaje para generar apoyos sociales que van más allá de lo que han caído los ingresos de las familias. Lo segundo tenía que ver con respetar las reglas y nosotros siempre estuvimos firmes en oponernos y denunciar aquello. Esas no son causas populares en un momento de mucha angustia con la pandemia, con mucha emotividad, de mucho cortoplacismo. Por algo la clase política, en general, ha estado conectada con la inmediatez, pero nadie está mirando realmente los desafíos estructurales que tenemos por delante, que son varios.

IGNACIO BRIONES
06/07/2021 IGNACIO BRIONES, CANDIDATO PRESIDENCIAL DE EVOPOLI Mario Tellez / La Tercera

¿Qué autocrítica hace respecto de su campaña?

Decidimos, estratégicamente, un principio: íbamos por las ideas y las propuestas de futuro. Ese fue el leit motiv de mi decisión de salir del gabinete, entendiendo que había un punto de inflexión, un populismo naciente que a mí me chocaba mucho. Siempre quisimos contribuir a través de las ideas, de reformas potentes, pero sustentables, bien hechas, financiables. Y si hay alguna autocrítica es que me hubiera encantado tener más tiempo y más profundidad para explicarlas más, para mostrar ese sueño de país que está detrás de las propuestas.

En este enfoque en torno a lo programático ¿se sintió como el mateo del curso respecto de sus contendores en la primaria?

No sé si mateo es la palabra. No me gusta hablar de lo que no sé, cuando opino es porque he estudiado los temas, los tengo financiados, conozco sus consecuencias, hago un buen diagnóstico. Ser mateo va a ser esencial para el período que viene, vamos a tener grandes desafíos de curar las fisuras de la pandemia, de empezar una serie de reformas estructurales que, para que sean creíbles y que reconstruyan una hoja de ruta económica y social, tienen que hacerse con rigor, sin venta de pomada, siendo muy claros en decir a las personas “esto es lo que podemos hacer”. No podemos actuar en base a ventas de humo.

Para la UDI la derrota de Lavín fue un remezón fuerte, incluso están buscando un nuevo relato. ¿En qué posición queda Evópoli después de esta elección?

A Evópoli le tocó asumir roles muy importantes en el gobierno en un momento de crisis históricas que cambiaron la agenda y obligaron a suspender esta mirada de reformas que marcan el nacimiento de Evópoli, un partido que nace básicamente en la última elección, que tiene una vocación de reformas profundas, pero bien hechas. La crisis obligó a postergar muchas cosas. Evópoli está llamado a retomar las convicciones fundantes que le dieron origen, a tener esta mirada de justicia social anclada a la libertad, en una visión más de centro, llamada a darle más opciones a la centroderecha, a promulgar un reformismo decidido.

Evópoli, hace cuatro años, era la promesa de la renovación en la centroderecha: hoy, es Sichel. ¿Por qué Evópoli no fue capaz de mantener esa bandera?

Por el contexto. Este contexto de crisis cambió todo. Todos los partidos enfrentan una pérdida de confianza y de ideales muy potente. Es el momento de los independientes y Sebastián logra capturar aquello con mucha nitidez. Veo en Sebastián coincidencias: es una persona de centro, que tiene una mirada liberal, que cree en la defensa de la libertad y la justicia social. Pero no nos perdamos: ante una crisis institucional en muchos planos, pero también a nivel de los partidos, es fundamental entender que la democracia se basa en partidos, en instituciones, en reglas y el desafío que viene es cómo levantar los partidos, robustecerlos, hacerlos creíbles, cómo insertarlos en el territorio de forma tal que sus ideas penetren en las personas, y ese es un desafío que va más allá de una persona. Una persona con el liderazgo de Sebastián, naturalmente, tiene la potencialidad de articular aquello porque él entiende que los partidos tienen un rol fundamental.

Sin embargo, él se ha mantenido lejos de los partidos y quiere mantenerlos lejos de su campaña y de su comando.

Una coalición que tiene que crecer, ampliarse, llegar al territorio, requiere los partidos políticos. No nos creamos el cuento de que este es un mundo sin partidos políticos, porque esa es la receta para los caudillismos y las democracias sólidas se sustentan en partidos fuertes.

En su campaña, trató de difuminar los límites del Sí y el No, algo que se vio en su franja, en la incorporación de Javiera Parada como su jefa de campaña. ¿Ve que la candidatura de Chile Vamos puede apostar a eso?

Sichel tiene una vocación de centro, lo ha dicho y en eso tenemos una coincidencia. Creo que el período que sigue es un período en que las reformas ambiciosas, estructurales, bien hechas, requieren de mucho acuerdo, mucho diálogo y, para eso, hay que ampliar los horizontes, incorporar fuerzas nuevas y nuevos elementos de diálogo.

¿Por qué fue relevante para usted marcar esta idea de dejar atrás el Sí y el No como clivaje político?

Porque Chile, y lo hemos visto en la Convención, sigue tremendamente polarizado en sus élites en torno a cuestiones del pasado que nos dividen y se ocupa como argumento político cada vez que hay una elección. Es fundamental que superemos aquello, que nos encontremos en una mirada de futuro, apelar a la nueva generación, que no está contaminada por esa división tan maniquea, para que busquemos elementos de acuerdo.

¿Qué riesgos corre el liderazgo de Chile Vamos si no asume esto como propio?

Sebastián es una persona que representa esta moderación, esta búsqueda genuina de romper con los clivajes del pasado y mirar hacia adelante. No solo porque es la candidatura ganadora de la primaria, sino que por esa mirada de futuro es que hay que apoyarlo con mucha fuerza, porque hay una chance de construir, desde el centro, desde la centroderecha, un registro distinto de cómo hacer las cosas. Esta es una etapa que deja atrás a la derecha que bloquea los cambios, que es defensora del statu quo.

¿Por qué ese apoyo no se tradujo en que usted se incorporara al comando?

Le hicimos entrega del programa, nuestros equipos programáticos ya están trabajando con Sebastián. Y creo que es importante para un candidato que cuente con los equipos más que con los candidatos que no resultaron victoriosos. Por supuesto, estoy disponible para apoyarlo en lo que necesite.

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Mario Téllez / La Tercera.

¿Limaron asperezas? Se ha comentado que tuvieron una relación tensa cuando estuvieron en el gabinete, algo de eso se vio en los debates.

En política se sobre exagera. Tuvimos una buena relación en el gabinete, con diferencias, naturalmente, como siempre las hay, pero no hay ninguna mala onda, así que todo el apoyo y, en cualquier caso, cualquier aspereza que haya habido, queda atrás.

Por lo que ha dicho, imagino que comparte la postura más dura que ha tenido Sichel respecto del cuarto retiro. ¿Si hubiera estado en su lugar, tampoco habría apoyado a los parlamentarios que voten a favor de ese proyecto?

Comparto absolutamente la posición de Sebastián.

¿Es correcto condicionar el apoyo a los parlamentarios?

Creo que sí. Uno tiene que entender que en política hay responsabilidades y una coalición que aspire a ser gobierno, tiene que tener un cierto orden, una cierta disciplina. No podemos seguir bajo el chantaje para condicionar ayudas sociales en un contexto que es distinto al de hace un año. A mí me da la impresión, y eso es parte del problema, que hay quienes pretenden, a través de instrumentos de emergencia, compensar la diferencia de ingresos más estructural que tiene el país. Eso es un imposible.

¿Cuál va a ser el principal desafío programático de Chile Vamos, si es que se mantiene en La Moneda el próximo período?

Es uno que tiene dos patas. El primero es de un gobierno que sea reformista. Vivimos un cambio de ciclo, tenemos los desafíos sociales posoctubre y las fisuras enormes que va a dejar la pandemia, y eso requiere una señal muy clara de que acá hay una hoja de ruta de cambios. Por lo tanto, reformas profundas, con un claro sentido de justicia social, pero anclado en nuestros ideales. Eso por un lado y, por el otro, para financiar aquello de manera seria, tenemos que levantar la economía y dar señales concretas para recuperar la inversión. En la campaña planteamos la necesidad de avanzar en un pacto tributario de mediano plazo, que se haga cargo de asegurar los recursos de forma tal de respetar este sano principio en el cual los nuevos gastos permanentes tienen que ir de la mano de ingresos permanentes, no podemos seguir viviendo en base a deuda.

Con el paso de los días y la reflexión que pudo haber tenido, ¿fue bueno haber salido del Ministerio de Hacienda?

Sí, no me arrepiento. Agradezco la generosidad que tuvo el Presidente; lo hablé con él y fue muy comprensivo y muy generoso. Agradezco la oportunidad de haberlo acompañado en el gabinete en un momento tan exigente, en donde hicimos muchas cosas. Yo reivindico lo que hicimos con la Ley de Protección del Empleo, los Fogape, las decenas de medidas que tomamos y que nos permiten estar hoy día en un buen pie para recuperar la economía. Pero me di cuenta de esta demanda por populismo, de inmediatez, de saltarse las reglas y no me podía quedar indiferente.

¿Le gustaría volver a ser ministro si es que Sichel gana y se lo pide?

Nunca he apoyado a nadie buscando un cargo. A mí me gusta contribuir al debate desde lo que sé. Disfruté siendo ministro de Hacienda, me tocó un período muy exigente, lo dimos todo, generamos una mística en los equipos notable. Pero, le insisto, no estoy acá para buscar cargos.

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