Javiera Parada: “El 18 de diciembre cuelgo mis hábitos constitucionales”

JAVIERA PARADA
FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Por 10 años, la gestora cultural -ahora instalada en el CEP- se ha dedicado a impulsar el debate por una nueva Carta Fundamental. Tras anunciar su voto por el “En contra” en el plebiscito del próximo mes, señala con frustración que “lo que ha ocurrido después de tres procesos es que la que ha salido ganadora es la Constitución de 1980/2005”.


Bajo el brazo, Javiera Parada trae una copia impresa de la propuesta de nueva Constitución elaborada por el Consejo Constitucional. Dice que la noche anterior se quedó estudiando, una vez más, las casi 200 páginas que tiene el texto que redactó el organismo, cuya mayoría estuvo en manos de los representantes del Partido Republicano. Las páginas del texto están tachadas con destacadores de distintos colores y comentarios al margen. “Lamentablemente, estamos frente a un nuevo fracaso constitucional”, dice.

Parada carga en sus hombros con 10 años de trabajo político para que Chile tenga una nueva Constitución. Partió en 2013 con el movimiento “Marca tu voto”. Tres años después, siendo agregada cultural en Nueva York, renunció a su cargo para devolverse a Chile y asumir un rol en el proceso constitucional que inició la expresidenta Michelle Bachelet. En 2022, junto a varias otras figuras vinculadas al mundo liberal y de centroizquierda, llamó a votar Rechazo a través de la plataforma “Una que nos una”. Un año después, Parada vuelve al mismo lugar: “Me veo obligada nuevamente a votar ‘En contra’”.

¿Cuáles son los reparos al contenido de la propuesta que la harán votar “En contra”?

El texto tiene algunas cosas buenas, pero tiene falencias. Una de ellas es que vuelve a constitucionalizar políticas públicas. Ese es un problema de la Constitución vigente, era un problema del texto de la Convención y el Consejo lo vuelve a hacer. El texto se explaya latamente sobre una cantidad de cuestiones que deberían estar regidas por la ley. Al constitucionalizar políticas públicas se rigidiza el debate democrático. Es un texto que entra en una cantidad de detalles increíbles y vuelve a tener un quórum alto, que es normal en una Constitución, pero es problemático cuando tienes una Constitución que va al detalle. Es una Constitución conservadora y partisana. Las personas que nos definimos liberales deberíamos vernos preocupadas por este texto. Si bien hay avances en derechos políticos de la mujer y se incluyen los cuidados, el texto contiene artículos que podrían llevar la ley de aborto en tres causales a la futura justicia constitucional.

En la carta pública en la que anunció su postura junto a un grupo de figuras vinculadas a “Una que nos una” llama a impulsar un cambio en el sistema político. ¿Qué falencias tiene este tema en la propuesta?

Quiero reconocer que hay avances en el texto, cuestiones que me parecen bien. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con modernización del Estado. En sistema político estamos ante un problema grande, ya que tenemos una política trabada, porque las oposiciones se dedican a bloquear al gobierno de turno. Hay algunos avances, como el umbral del 5%, pero dentro del capítulo de partidos políticos no hay medidas para la disciplina partidaria y tampoco hay nuevas exigencias para la formación de partidos. Se perdió una oportunidad preciosa para construir gobiernos de mayoría. Hay algunos cambios que son positivos, pero no son todos los que se requieren para parar la fragmentación y tener gobiernos de mayoría que puedan gobernar.

¿Este texto mejora lo que fue la oferta anterior de la Convención?

Son totalmente distintos. Este texto tiene coherencia constitucional, pero el resultado es producto del intento de transformar el proceso en una campaña presidencial. Hay cuestiones que deberían estar en un programa de gobierno. Hay una cantidad de propuestas que son populistas, como el artículo donde se dice que se expulsará a los migrantes irregulares en el menor tiempo posible. El texto anterior tenía una composición más bien de árbol de Pascua. Este no, pero sí incluye una cantidad de cosas que son ajenas a lo que debería ser una Constitución.

JAVIERA PARADA
16/11/2023 FOTOGRAFIAS A JAVIERA PARADA FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

La vez anterior hubo un grupo que se manifestó por una opción que era “Aprobar para reformar”, ¿por qué desechó esa posibilidad?

Este texto no es fruto de un acuerdo amplio y, por lo tanto, va a perpetuar una disputa para la sociedad chilena igual que ha sido la Constitución de ahora e igual que fue el texto de la Convención. Esta Constitución no es una que nos una. Es maximalista, que fue nuestra crítica al texto de la Convención. Es larguísima, de las más largas del mundo. Esto, por definición, es un texto bolivariano. Contiene muchas más cosas que una Constitución mínima, liberal y habilitante. Por eso, éticamente me veo obligada a votar “En contra”, porque sería incoherente con lo que dije en el proceso anterior. No puedo hacer vista gorda a los mismos problemas.

¿Por qué cree que no se aprendió de los errores del proceso pasado?

Porque la política se ha convertido en una dinámica adversarial, donde el que tiene mayoría intenta correr el cerco lo máximo posible y los adversarios políticos se han transformado en enemigos. Eso nos ha llevado a una política de suma cero. En el proceso pasado las izquierdas creyeron contar con mayorías para cambiar el país casi a tabla rasa, pero luego se dieron cuenta de que el país quería construir un acuerdo que nos dejara de dividir y que mejorara la política. Lamentablemente, el Partido Republicano con el apoyo de Chile Vamos se vieron tentados a utilizar este proceso para hacer campaña presidencial y profundizar ciertas políticas públicas que ya se encuentran en la Constitución vigente.

El Partido Republicano argumentó que frente al hastío ciudadano había que acercar el proceso poniendo temas que llamaran su atención. ¿Terminó siendo una mala herramienta?

Lo que la gente espera de las personas que estamos en política es que nos pongamos de acuerdo, que dejemos de pelear y construyamos acuerdos para tener una política sana. Entonces, creo que es mañosa la manera que tiene el Partido Republicano de justificar la inclusión de cuestiones populistas que debieran ser materia de ley.

¿Hace alguna autocrítica por la construcción de esta narrativa de que la Constitución es el origen de todos los problemas?

Yo nunca he dicho que la Constitución es el origen de todos nuestros problemas. Cuando comencé el año 2013 a trabajar en el tema constitucional en “Marca tu voto” reconocía que, más allá del problema de origen, la Constitución vigente quedó atrás en cuestiones que la sociedad ha asumido como parte de nuestras discusiones y preocupaciones. Por eso es tan frustrante que nos estemos farreando el proceso.

¿No cree que hay un problema estructural en el diseño sobre cómo se conforma el órgano que redacta la Constitución? Quizá sea mejor sincerar que la propuesta la escriban expertos o el Congreso y que la legitimidad ciudadana la entregue un plebiscito, porque el tema parece ser que las mayorías se seducen con la imposición de sus propias demandas...

Esa es una pregunta que me he estado haciendo últimamente. Fui muy partidaria de la asamblea constituyente. Me convencí de tener un órgano especialmente electo. Una de las principales razones que teníamos era contar con un espacio que pudiera recoger la diversidad de Chile que no estaba en el Congreso y que pudiera cambiar con libertad el sistema político. Durante estos procesos hemos visto que la mayoría, no importa de qué lado esté, en vez de ceder para construir acuerdos optó por imponer su mayoría. Llevo 10 años trabajando en esto y termino esta década con una gran frustración. Tiendo a pensar que puede ser que los tiempos actuales requieran de otro tipo de tecnología democrática para construir algo como una Constitución de acuerdos nacionales.

Hay quienes han dicho que una Constitución escrita en democracia era mejor que la “de los cuatro generales”, pero parte importante de la izquierda ha tenido que retroceder en esa idea. Pareciera que usted también.

El principal problema de la Constitución vigente no era su origen. Hay constituciones como la alemana o la americana que tienen un origen ilegítimo, pero que se han ido legitimando en el tiempo por su uso. Han sido hijas de su tiempo y los cambios de la sociedad han sido incorporados. Por lo tanto, reconozco, y siempre lo he dicho, que el origen era un problema, pero no el principal. Claramente, lo que ha ocurrido después de tres procesos constitucionales es que la que ha salido ganadora y legitimada es la Constitución de 1980/2005.

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16/11/2023 FOTOGRAFIAS A JAVIERA PARADA FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA

Pero si se dice que se necesita un texto nuevo es porque el actual no reúne legitimidad social..., el debate se mantiene abierto...

Después de tres intentos llega el momento de decir bueno, habrá que reformar la Constitución vigente. Por eso es que en caso de que se rechace el texto hemos hecho un llamado a todos los sectores a que construyamos un acuerdo basado en las recomendaciones de la Comisión Experta para implementar el umbral electoral, subir las exigencias para formar partidos y promover la colaboración entre los poderes Ejecutivo y Legislativo.

¿Tras el plebiscito se podrá cerrar el problema constitucional?

Ninguna de las dos alternativas cierra el problema constitucional.

Entonces, si se rechaza la propuesta nos quedaremos con un texto que usted dice que estará legitimado, pero que no alcanza a cerrar el problema constitucional...

El problema constitucional se cerraría si hubiéramos sido capaces de construir un acuerdo y, por lo tanto, tuviéramos un texto legitimado donde nadie se sintiera muy cómodo, pero nadie se sintiera excluido. Este texto excluye a la mitad del país igual que lo hacía el texto de la Convención. Por eso reitero lo relevante que es modificar el sistema político. Ni Edgardo Boeninger sería capaz de construir acuerdos con este nivel de fragmentación.

¿Quiénes son los responsables de que nos encontremos en esta situación?

Lamentablemente, las responsabilidades están muy divididas. Por supuesto que hoy día los primeros responsables de lo que está saliendo del Consejo son el Partido Republicano y Chile Vamos. Pero hemos llegado hasta aquí debido a la irresponsabilidad de la izquierda, que fue incapaz, después de todos los años que llevaban trabajando para cambiar el texto constitucional, de tener la responsabilidad y la generosidad de entender que la exclusión que habían vivido durante todos los años que alegaron que la Constitución no los representaba no podían repetirla.

¿Hay posibilidades de que la ciudadanía se vuelva a movilizar por la Constitución en el corto plazo?

Lo dudo muchísimo. Yo, al menos, el 18 de diciembre cuelgo mis hábitos constitucionales y voy a dedicarme a otra cosa, porque llevo 10 años trabajando y creo que la gente está muy cansada de ver a los políticos peleando.

¿Cuál es el balance más íntimo que hace después de estos 10 años?

De una tristeza profunda. Estamos al debe con la construcción de un acuerdo que nos permita mirar al futuro. Lamentablemente, esta lógica adversarial en la política, que nos hace dividir al país en buenos y malos, ha frustrado esa esperanza que tenía la gente en el proceso constitucional. Esa frustración de la gente yo la hago mía con una profunda tristeza, porque durante 10 años trabajé desde la sociedad civil convencida de que íbamos a ser capaces de sanarnos y mirar para adelante. Veo que no ha sido posible.

¿La veremos en campaña?

No, no voy a participar. Para mí es muy dolorosa la situación a la que hemos llegado. No estoy feliz de ir a votar “En contra” por segunda vez. Que estemos en esta situación es responsabilidad de parte de los que están llamando a votar “En contra”, por lo tanto no voy a hacer campaña.

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