La disputa que sacude a la UDI
El posplebiscito activó un fuerte debate al interior del gremialismo, y que se basa en dos visiones contrapuestas que -otra vez- se enfrentan ante una encrucijada política durante este gobierno. La de la generación que entró con Macaya a dirigir el partido, que busca marcar diferencias con republicanos, y el ala conservadora o "vieja guardia", partidaria de endurecer el tono opositor y aunar propósitos con Kast.
La misma noche del domingo 17 de diciembre se activó el grupo de WhatsApp “Fuerza Creadora” -antes llamado “La orquesta del Titanic”-, que reúne a la llamada “vieja guardia” de la UDI. La mayoría de sus integrantes coincidió en que había que juntarse a la brevedad a analizar la derrota de la derecha en el plebiscito, donde con un 55% se impuso la postura del “En contra”.
La cita se fijó para la mañana del miércoles 20, a las 9.30, en la terraza del Hotel Sheraton. Sin embargo, por distintos motivos, esta vez varios de sus miembros se excusaron, por lo que sólo llegaron al desayuno los exministros Pablo Longueira, Víctor Pérez y Claudio Alvarado, junto al exsenador Carlos Bombal.
Pese a la baja convocatoria, a través de la difusión de la foto se buscó transmitir una señal de malestar y preocupación que, según ellos, existe hoy en las bases del partido, por los efectos políticos y de largo plazo del fracaso del proceso constituyente. Y que atribuyen, sobre todo, a la directiva de la UDI, encabezada por la dupla de Javier Macaya y María José Hoffmann, a quien cuestionan por la rapidez con que, tras el triunfo del Rechazo en septiembre de 2022, acudieron a La Moneda y se comprometieron a un nuevo proceso. Eso permitió -a juicio de ellos- aminorar la derrota del oficialismo.
Las esquirlas de la derrota del 17-D provocaron que -otra vez- el partido se dividiera en dos bandos. En esta ocasión, a partir de dos miradas político-estratégicas opuestas respecto de la relación a entablar con el Partido Republicano y las consecuencias que de eso derivan para enfrentar las elecciones municipales y de gobernadores de 2024, y parlamentarias y presidenciales de 2025.
El ala disidente del partido defiende a rajatabla el liderazgo de Kast y valora que haya puesto su capital político en la campaña del “A favor”, pese a no haber sido partidario de abrir el segundo intento por cambiar la actual Constitución. A pesar del resultado negativo en el plebiscito, señalan que Kast terminó la campaña con una “aceitada” máquina electoral en todo Chile.
“A esta altura, muchos dirigentes de Chile Vamos tienen que hacerse responsables de los malos acuerdos que impulsaron en el pasado, entre ellos, el nuevo proceso constitucional que la gente no quería y que claramente no quiso”, dice Marcela Cubillos, quien, pese a dejar de militar en la UDI hace muchos años, se ha mantenido ligada al ala más conservadora de la tienda. Es así como en esta edición, el exministro Víctor Pérez afirma que se debería adelantar la elección interna, a fin de buscar un nuevo liderazgo de cara a las municipales.
Esta facción fue la que a fines de 2020 le compitió a Macaya, en su primera reelección como timonel gremialista. Sin embargo, perdieron con un 45,2%, y el senador por la VI Región no sólo ganó, sino que, además, afianzó su poder en otras instancias partidarias clave, como la comisión política.
Del otro lado, están dirigentes como los exministros Jaime Bellolio, Isabel Plá y Rodrigo Delgado; la alcaldesa de Las Condes, Daniela Peñaloza; el exdiputado Ernesto Silva y el jefe de bancada, Guillermo Ramírez, entre otros. Una generación que asumió tempranamente cargos clave en el Parlamento y en un momento muy complejo de Piñera 2, y que reivindican una identidad de la UDI y de Chile Vamos.
“La UDI es un proyecto diferente al del Partido Republicano, y por cierto, es legítimo manifestar esas diferencias”.
Javier Macaya, presidente UDI
Ellos defienden haber cumplido la palabra empeñada y habérsela jugado por un segundo proceso constitucional, y están convencidos de que el camino del partido es diferenciarse de republicanos, partido al cual le asignan la mayor responsabilidad del fracaso constitucional. Además, apostarán todo a llegar con Matthei a La Moneda en 2026.
¿Y Macaya? Les resta dramatismo a las diferencias internas, aunque también debe administrar las tensiones al interior de la tienda más amenazada por el crecimiento de los republicanos.
“La UDI es un proyecto diferente al del Partido Republicano y, por cierto, es legítimo manifestar esas diferencias”, afirma el senador.
Uno de los grandes aliados que ha tenido Macaya en la interna es el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma -uno de los llamados “cuatro coroneles” que comandaron a la UDI en sus décadas iniciales-, incluso mucho más que Andrés Chadwick, otro de los coroneles, quien fue el que invitó al senador sanfernandino a entrar en política.
La chispa
Las diferencias entre ambos grupos ya habían quedado en evidencia a fines del año pasado, cuando Macaya -y la nueva generación que con él entró a comandar la UDI- encabezó las negociaciones por el “Acuerdo por Chile”. En aquella ocasión, esta renovada camada de dirigentes -los primeros en no conocer directamente al asesinado fundador del gremialismo, Jaime Guzmán- fueron duramente reprochados por la “vieja guardia”.
“Los dirigentes políticos de derecha están a la izquierda de su electorado”, dijo por entonces el abogado, analista y militante UDI Gonzalo Cordero, quien criticó desde sus inicios el que el proceso no siguiera dentro del Congreso.
Aunque con el tiempo las críticas públicas amainaron, estas no tardaron en encenderse tras la derrota del pasado plebiscito y el distanciamiento que varias figuras relevantes del gremialismo comenzaron a tomar respecto de la figura de Kast.
Hasta ahora en la “vieja guardia” habían evitado la confrontación, ya que se encuentran alejados de la actividad partidaria, salvo en sus respectivas zonas, y tienen poca capacidad política y operativa. Sin embargo, una de las gotas que rebasaron el vaso fue la carta que un grupo de 30 militantes de Chile Vamos firmaron la semana pasada, en la que se criticaba la “lógica maximalista” de los republicanos en el proceso constituyente. En la UDI resonó, sobre todo, que estuvieran las rúbricas de Plá, Delgado y Bellolio. Todas figuras relevantes de la tienda.
“Somos parte de un mismo tronco ideológico y no tiene ningún sentido tratar de diferenciarnos forzosamente de republicanos”.
Jacqueline van Rysselberghe, expresidenta UDI
Según cuenta un influyente líder de la disidencia, la misiva fue “un gusto innecesario”, además de “injusta”, ya que la propuesta constitucional fue aprobada y defendida por todo Chile Vamos.
La “vieja guardia”, entonces, coordinó una bajada común y Longueira y Pérez, entre otros históricos, se manifestaron dispuestos a salir a contraatacar. “La UDI no puede seguir siendo derrotada, primero por la izquierda y después por los republicanos”, señala el exministro del Interior en esta misma edición.
Pérez ya había sido de las voces detractoras más duras de la directiva y estilo de Macaya, cuando en julio acusó que “me gustaría ver una oposición más fuerte, clara y consistente”, y criticó la ineficacia con que su partido y el resto de la oposición habían enfrentado la gestión de Boric. “Han sido incapaces de establecer una estrategia y un relato ante un gobierno que le está generando un daño inconmensurable al país”, advirtió entonces.
Los decibeles que ha alcanzado el debate en la interna -reconocen en ambos lotes- no se entienden si no es debido al rápido crecimiento que ha tenido republicanos en los últimos tres años, transformándose -en la elección de mayo- en la fuerza política más apoyada del país. Siendo ambos partidos de una misma raíz de derecha conservadora, entre los parlamentarios cunde la preocupación de que sus electores se vayan a la fuerza que lidera Kast. De ahí que algunos -que incluso se hacen llamar “principistas”- vean mejores opciones electorales si es que se pliegan a esa tienda, más que diferenciarse de ella.
En el debate cae también la forma como concretamente enfrentarán la municipal del próximo año. Aunque hay acuerdo en hacerlo en un frente unitario que vaya desde republicanos hasta Amarillos y Demócratas, aparecen las diferencias ante la forma y el fondo de cómo conducir este acuerdo electoral.
“Tenemos la responsabilidad de convocar a un frente de unidad, que implica compartir principios esenciales y una relación de respeto a las decisiones de cada partido. Jamás puede ser sometimiento”, advierte Plá.
“Republicanos hoy son los representantes de la extrema derecha. Nosotros debemos actuar con pragmatismo, sin renunciar a nuestras ideas, y alejarnos de ellos para avanzar en conquistar el centro político”.
Iván Moreira, senador UDI
Van Rysselberghe, en tanto, responde que no tiene ningún sentido que la UDI trate de diferenciarse de republicanos. “La verdad, es que, desde un punto de vista ideológico, somos parte de un mismo tronco”.
También comenzarán a aparecer las disputas por alcaldías emblemáticas. El ala dura, en sintonía con republicanos, ya se prepara para cuestionar la reelección de la alcaldesa Daniela Peñaloza, en Las Condes, una de las grandes aliadas de Macaya, que enfrenta una serie de acusaciones por irregularidades.
Y así como desde ambos bandos reconocen que la negociación municipal será un factor obligado de unidad, tampoco descartan que la fractura se materialice en una salida masiva de dirigentes y militantes gremialistas al partido de Kast. “Somos muchos los que tenemos ganas, falta que nos empujen un poquito nomás”, advierte un integrante del bloque conservador.
“Las puertas nunca han estado cerradas para que salga o entre gente”, responden desde la sede de calle Suecia.
Acuerdos con el gobierno
Otro punto de quiebre entre ambos bandos es la relación con el gobierno del Presidente Gabriel Boric y el tono con el cual enfrentar su segundo tiempo.
La postura de la dirección de Macaya, apoyada por Coloma, desde la presidencia del Senado, es estar abiertos a la posibilidad de concretar “buenos acuerdos” -pero no cualquier entendimiento- con el oficialismo, tal como él lo ha hecho en seguridad. Y también para cerrar temas complejos que llevan muchos años abiertos, como la reforma al sistema de pensiones que, de no hacerlo, seguirán siendo una piedra en el zapato para un eventual próximo gobierno de derecha.
Así lo dejó meridianamente claro el senador Iván Moreira, el miércoles, a través de un video difundido en sus redes sociales: “Como manera de diferenciarnos de republicanos, tenemos que seguir dialogando y conversando con la izquierda. Nosotros queremos avanzar en acuerdos que vayan en beneficio de todos los chilenos”.
Para Cubillos, sin embargo, no hay ninguna posibilidad de pactar con un gobierno que no cree en el modelo de desarrollo de ellos. “Este es un gobierno distinto a los de la Concertación. En el tema previsional, nosotros creemos en el derecho de propiedad del trabajador del 100% de su cotización individual. La izquierda, en cambio, cree otra cosa y ya definió los márgenes de su negociación. Entonces, estar discutiendo si un 1%, 2%, 3%, 4%... No tiene sentido”.
El sacudón gremialista recién comienza.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.