María Luisa Sepúlveda: “Todavía se cree que el Golpe es una tragedia que no nos afecta a todos”
La ex vicepresidenta de la Comisión Valech está decepcionada por cómo llegamos a los 50 años del golpe. “Creo que no fuimos capaces de educar de a poco, y se fue cada vez más confundiendo que los derechos humanos son ideológicos, cuando trascienden cualquier ideología”. Por eso, llama a “todos quienes tienen poder” a asumir con más fuerza la enseñanza del valor de la democracia.
¿Cómo la encuentran a usted y a Chile estos 50 años?
Me pillan con más desencanto de lo que me hubiera gustado.
María Luisa Sepúlveda es una de las personas que más han trabajado por los derechos humanos en Chile. Con 26 años entró al Comité Pro Paz, luego estuvo años en la Vicaría de la Solidaridad, fue mujer clave de las dos comisiones de Prisión Política y Tortura (Valech I y Valech II) que recogieron el testimonio de alrededor de 40 mil víctimas de violaciones a sus derechos humanos en dictadura. Hoy, dice, tiene un sabor amargo.
“Uno quisiera que a 50 años pudiéramos tener un país más en paz, habiendo asumido de mejor manera esta tragedia, que pareciera que todavía se cree que es una tragedia que no nos afecta a todos. Las víctimas y sus familias tienen derecho a que esta sociedad entienda que lo que les pasó a ellas, mañana les puede pasar a otros. Y que en la medida en que entendamos que la impunidad no es una buena práctica, y que la indignidad al ser humano no es una buena práctica, y que el respeto a la vida es algo que no se debe nunca pasar a llevar, no vamos a avanzar. Son cosas básicas que deberíamos haber acordado en estos 50 años. Son valores mínimos. Íbamos en un camino mejor a los 30 y a los 40 años, y retrocedimos.
¿Y qué es lo que usted cree que provocó este retroceso?
Este es un fenómeno que no solo nos afecta a nosotros los chilenos, sino que es bastante más internacional, en el cual se ha ido perdiendo también el valor a la democracia, al respeto de los derechos humanos, a cómo el mundo y las sociedades van resolviendo sus problemas como comunidad. Creo que no fuimos capaces de educar de a poco, y se fue cada vez más confundiendo que los derechos humanos son ideológicos, cuando los derechos humanos trascienden cualquier ideología. No conozco ninguna dictadura de cualquier sello que no viole los derechos humanos y, por lo tanto, la educación cívica y la valoración de la democracia debiera ser importante en la educación de las generaciones, de los jóvenes y de nosotros como sociedad.
El Presidente está haciendo un llamado a firmar un compromiso de Santiago, para el cuidado y la protección de la democracia, pero da la impresión de que la derecha -salvo Piñera- no lo va a firmar y optaron por sacar su propia declaración.
Yo creo que es una equivocación más de la derecha en términos de no sentarse a conversar sobre cuál es su miedo, y llegar a un acuerdo. Porque no puede ser más inocuo sentarse y ponerse de acuerdo en temas tan transversales como cuidar la democracia y los derechos humanos, realmente no se entiende.
“En la medida en que todos hagan un esfuerzo por crear condiciones, podríamos tener una mejor convivencia, y no solo a nivel de la sociedad, sino un diálogo político que permita resolver los grandes problemas de los chilenos”.
Lo que Chile Vamos ha dicho es que para eso hay que crear un clima, y que el Presidente no contribuyó a eso.
Diría que hay responsabilidades compartidas. En la medida en que todos hagan un esfuerzo por crear condiciones, podríamos tener una mejor convivencia, y no solo a nivel de la sociedad, sino un diálogo político que permita resolver los grandes problemas de los chilenos, no solo los temas de derechos humanos, sino los que afectan a todos y especialmente a los más pobres.
También reclaman que los sectores más duros de la izquierda sí piden lo que se llama una verdad oficial. ¿Debe ese sector tener también una autocrítica?
A ver, yo te diría que ambos lados se acusan de las mismas cosas. La izquierda acusa de los mismos hechos a la derecha. Yo no veo que en esa declaración haya una adhesión a ninguna verdad oficial. Y lo que piense el PC o no piense el PC no tiene nada que ver con esa declaración. No sé por qué tendría el PC que renunciar a lo que quiere o por qué la derecha tendría que renunciar a lo que piensa para firmar esa declaración. Esa declaración trasciende, porque es una adhesión a valores fundamentales para convivir.
Varios parlamentarios del PC han dicho que es una declaración insuficiente la que propone La Moneda.
Puede ser insuficiente para ellos, pero no debiera inhibirlos de adherir a esa propuesta.
¿Y cree que cambiaría en algo la conmemoración de los 50 años, este clima este desencanto, si se logra suscribir esa declaración entre todas las fuerzas políticas?
Por lo menos es una expresión de voluntad, de querer hacer las cosas distinta. Y no es una declaración que uno dijera que compromete a grandes revisiones, sino una declaración mínima para convivir en paz.
Han salido encuestas que muestran que la valoración de la democracia es menos sólida que antes. Gente que prefiere, incluso, menos democracia a cambio de más seguridad. ¿Cuánta preocupación le genera eso?
Por eso es responsabilidad de los gobernantes, de los políticos, de las universidades, de trabajar esos conceptos con la sociedad, porque no se conoce otro mejor método para convivir en relativa paz. Lo que está pasando en El Salvador es muy grave. Y, claro, la sociedad dice estar de acuerdo con su presidente, pero ni siquiera en épocas antiguas se aceptaba ese trato. Yo no quiero eso para los chilenos, yo no quiero ese trato para los seres humanos, y seguramente mañana si eso pasara, la misma gente que hoy día está con eso, va a salir a reclamar. No hay otro sistema de convivencia que la democracia, con todos los peligros y los problemas que hoy tiene.
¿Cómo se cruza el estallido social en esta discusión y en este momento político? ¿Influyó en la disposición que hoy tiene la derecha la actitud que en ese entonces tuvo la oposición?
Es posible que influya, pero también podrían tener una actitud más de entender cuáles son los intereses del país. “Hoy día es tú me hiciste esto y mañana yo te hago lo mismo”, eso no puede ser. Y, por otro lado, ellos también tuvieron ciertas actitudes frente al estallido. Hubo un sector de la sociedad y un momento en que la sociedad no supo interpretar el estallido. Y no estaba gobernando la izquierda ni la socialdemocracia, estaba gobernando la derecha y el estallido surgió en la derecha y se manejó en la derecha.
Dentro de los temas que crisparon el ambiente está la discusión sobre si el Golpe era o no era inevitable, si es que se puede justificar o no se puede justificar.
Por mi experiencia, yo estaría porque nunca hubiera Golpe y porque ese Golpe no hubiera existido. No soy política, yo fui una trabajadora de derechos humanos y por las consecuencias del Golpe que conocí, diría hay que hacer todos los esfuerzos humanos que se puedan hacer para que nunca más haya Golpe. Y eso es la tarea hoy día de toda la sociedad, especialmente de los que gobiernan, de los políticos, de los partidos y de las universidades y de todos los que tengan poder.
Protocolos para el secreto
Entre las iniciativas del gobierno está el Plan de Búsqueda, que propone el levantamiento del secreto de la Comisión Valech, en el que hay un compromiso de mantener los testimonios en reserva por cinco décadas. ¿Cómo se puede hacer en la práctica, si las víctimas quieren revelarlo?
Lo que entiendo es que hoy día el Instituto de Derechos Humanos ha digitalizado toda la información de las comisiones Valech y eso permite que la Comisión de Búsqueda tenga acceso a esa información. Entonces, si ahí hay una información que pudiera ser útil, la Comisión de Búsqueda puede pedirle a la persona que dio testimonio si está disponible para entregar su testimonio. Si la persona dice que sí, se le entrega al tribunal.
Si dice que no, no se le entrega. Eso me parece que resuelve el problema, porque es voluntario.
Ahora, eso debería tener protocolos con mucha seguridad y transparencia, que garanticen la absoluta privacidad de aquellas personas que no quieren. Que se sientan con libertad para tomar la decisión.
¿Estaría de acuerdo con esta fórmula?
Claro, porque es voluntario y es lo mismo que hace el instituto hoy.
Una de las razones para mantener los testimonios en secreto son las humillaciones que sufrieron. Por ejemplo, las mujeres víctimas de violencia sexual son un capítulo importante en las torturas. Ahora se acaba de expropiar “La venda sexy”, un centro de torturas conocido por ese tipo de prácticas.
Yo creo que para ellas es muy importante. Irán con Los Plátanos, esa era su dirección.
No se pudo hacer antes y tiene mucha significación, ojalá se pudiera hacer ahí un centro de reivindicación de la mujer en términos positivos. Es muy importante, porque en ese lugar lo pasaron muy mal, fue muy, muy duro. Me acuerdo que una Navidad hubo violaciones masivas, se sufrió mucho en esa casa.
La otra iniciativa en suspenso es la readecuación de la cárcel de Punta Peuco. Que no sea más un recinto penal exclusivo para violadores de DD.HH.
No sé qué va a pasar con eso. Siempre he pensado que es muy difícil para la sociedad tener tantos privilegios para quienes han hecho tanto daño. Pero, por otro lado, también quienes hicieron tanto daño han tenido mucho poder en la sociedad, por eso han mantenido los privilegios. No sé hoy día si ese poder lo han ido perdiendo como para permitir que Punta Peuco ya no exista.
Por otra parte, en el Consejo Constitucional el Partido Republicano había propuesto una enmienda para que los mayores de 75 años cumplan condena en sus casas. Pero daba la casualidad de que más de la mitad eran presos por violaciones a los DD.HH. Eso volvió a calentar el ambiente.
Eso es completamente insostenible. Creo que la sociedad debe tener gestos de
misericordia, obviamente, pero aquí no se está buscando misericordia, se está buscando impunidad. Eso es lo que a uno le produce rechazo, porque no se está buscando para el anciano que está en la cárcel por delito común, sino está pensado en los de Punta Peuco, que la mayoría tiene 75 años o más o están muy próximos a tenerlos, entonces eso aparece como una burla con la sociedad.
Y a todas esas personas que están en Punta Peuco, ¿qué les diría con motivo de los 50 años?
Que colaboraran con la justicia y en la medida en que colaboran con la justicia podríamos conversar.
Ninguno de ellos ha colaborado. Siempre el perdón tiene que ver con el arrepentimiento y el arrepentimiento tiene que ver con el reconocimiento.
Todo esto tiene una relación, pero ninguno de ellos ha colaborado con la justicia.
Y no es que la sociedad y la justicia los haya castigado…, tienen todos condenas muy inferiores a las que la sociedad les impone a otras personas que cometen delitos similares, por el tipo de delitos que tienen, por la masividad de delitos, personas que han reiterado delitos una y otra vez.
Hoy, más de la mitad del país es menor de 50 años. Las encuestas muestran que la mayoría de la gente cree que esta fecha divide, pero además se siente muy alejada, no le interesa mucho. ¿Le preocupa?
Me preocupa que no le interese la discusión sobre la democracia, sobre lo que pasó en el país y sobre los derechos humanos. Sobre cómo esta sociedad se fortalece al ser una sociedad que sepa resolver los conflictos de manera pacífica, en cómo sepa respetar la dignidad de los seres humanos. Que sepa entender qué pasó en ese tiempo y sepa entender por qué hay grupos de personas que siguen demandando saber qué pasó con sus seres queridos. Aquí no es posible que crean que siguen “molestando” los familiares de los detenidos desaparecidos. Hay un número importante de familias que siguen y tienen el derecho de seguir preguntando qué pasó con sus seres queridos. La sociedad tiene la obligación de entregarles el máximo de información y por eso el plan de búsqueda es una posibilidad.
¿Cree que puede salir algo de ahí?
Sí, porque si de alguna manera trabajas los expedientes de los juicios, trabajas el conjunto de información, los expedientes del Servicio Médico Legal, los expedientes de una serie de cosas que hay, puedes cruzar la información y puedes obtener alguna información que dé mayor tranquilidad a las familias y eso tiene un gran valor.
¿Ha hablado con el Presidente o no?
No, pero con el ministro de Justicia, sí.
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