Ofensiva de talibanes deja a Afganistán al borde del colapso
El grupo insurgente ha ido avanzando por el país tomando el control de provincias, a medida que se ha concretado la salida de las tropas de EE.UU. y de la OTAN.
“¡Dios es el más grande!”, es el grito que en la actualidad se escucha frecuentemente en varias ciudades de Afganistán, desde Kabul hasta Herat. Mientras que en las redes sociales afganas la bandera nacional aparece a menudo en las publicaciones.
Según el diario británico The Telegraph, los cánticos son un claro y directo desafío a la legitimidad religiosa reclamada por los talibanes, que han ido avanzando rápidamente por el país, especialmente después de que el Presidente Joe Biden anunció en abril la salida de las tropas norteamericanas de Afganistán para septiembre de este año. La medida comenzó a concretarse el 1 de mayo, cuando tanto Estados Unidos como la OTAN empezaron la retirada de los 9.500 soldados, entre ellos 2.500 estadounidenses, aún presentes en el país.
Los talibanes son un grupo fundamentalista islámico, predominantemente pastún, que gobernó Afganistán desde 1996 hasta 2001, cuando la invasión liderada por EE.UU. derrocó al régimen por brindar refugio a Al Qaeda y su líder, Osama bin Laden, responsable de los atentados del 11-S. Los rebeldes se reagruparon al otro lado de la frontera en Pakistán y han encabezado una insurgencia contra el gobierno respaldado por Washington en Kabul durante casi 20 años.
Tal como lo advertían los analistas, todo se ha ido desarrollando con mucha rapidez. Según el centro de estudios Council for Foreign Relations, los talibanes, que tienen entre 58 mil y 100 mil combatientes a tiempo completo, son más fuertes ahora que en cualquier otro momento de las últimas dos décadas.
En 2020, los talibanes firmaron un acuerdo de paz con Estados Unidos y entablaron negociaciones para compartir el poder con el gobierno afgano y acordar la salida de las tropas extranjeras. Sin embargo, se han logrado pocos avances en las conversaciones entre los afganos. Así, a medida que el Pentágono ha retirado sus fuerzas restantes del país, los rebeldes han aumentado los ataques contra civiles, han tomado el control de cruces fronterizos críticos y han expandido dramáticamente su presencia en todo el territorio. En julio de 2021, el grupo controlaba casi el 54% de los distritos afganos, según la Foundation for Defense of Democracies Long War Journal. Sin embargo, apenas unos meses antes alcanzaba a sólo el 20%. A mediados del verano de 2021, 16 de las 34 capitales provinciales corrían el riesgo de caer bajo el control de los talibanes.
La crisis ha sido de tal magnitud que a fines de julio la OTAN abogó por una solución negociada del conflicto, al tiempo que la ONU teme un número “sin precedentes” de víctimas civiles. Los combates entre insurgentes y las fuerzas afganas se siguen sucediendo en distintas ciudades del país.
De hecho, la Misión de Asistencia de la ONU en Afganistán ha documentado un fuerte aumento de la violencia y advertido que 2021 podría ver la mayor cantidad de víctimas civiles desde que la agencia comenzó a llevar registros en 2009. Así, reportó 5.183 civiles muertos y heridos en el primer semestre, una cifra significativamente más alta que el total de muertos o heridos durante el mismo período en años anteriores.
En este contexto, el viernes los talibanes anunciaron la captura de su primera capital provincial desde que lanzaron su ofensiva, lo que significó un importante revés para el gobierno que intenta evitar que varias ciudades caigan en manos de los insurgentes. “La ciudad de Zaranj, capital de la provincia de Nimroz, cayó en manos de los talibanes”, declaró Roh Gul Khairzad, vicegobernadora de la provincia. Y ayer se apoderaron de otra. “Desgraciadamente, Sibargan fue capturada por los talibanes”, dijo Qader Malia, vicegobernador de la provincia de Jawzjan, de la que esa ciudad es capital.
Horas antes, los talibanes habían reivindicado el asesinato del jefe de comunicación del gobierno afgano, tras haber advertido que llevarían a cabo operaciones contra altos cargos en respuesta a la intensificación de los bombardeos. El asesinato se produjo después de otro día de intensos combates en el país, donde la guerra impacta a Kabul por primera vez en meses.
“La situación actual en Afganistán es muy seria, es profundamente preocupante, porque los talibanes han adoptado lo que llamo un movimiento en el que operan desde dos lados, el norte y el sur. Y buscan efectivamente aislar al gobierno alrededor de Kabul y finalmente acorralarlos y evitar que haya algún gobierno viable en funcionamiento que no sea el de los mismos talibanes”, dijo a La Tercera Sajjan Gohel, académico de la London School of Economics y experto en terrorismo.
“El problema que tiene el gobierno afgano es que el Ejército no es lo suficientemente efectivo para repeler a los talibanes. Hay fuerzas especiales que han sido bien entrenadas, pero las fuerzas especiales hacen operaciones especiales, no hacen el trabajo del Ejército de forma diaria y, por lo tanto, ellos van a enfrentar esos desafíos. Lo otro es que el gobierno ha pedido lo que se conoce como la movilización nacional, en la que se pide que se formen milicias para ayudar a proteger al gobierno, pero no tienen los recursos para hacer frente a los talibanes y el factor final de todo esto es quizás lo más importante, quién respalda a los talibanes. Y eso es Pakistán, el Ejército de ese país siempre ha respaldado a los talibanes”, añadió Gohel.
Por otro lado, a los observadores internacionales les sigue preocupando que los talibanes apoyen a las organizaciones terroristas, en particular a Al Qaeda. A juicio del experto paquistaní Ahmed Rashid, la situación de Al Qaeda podría cambiar a su favor si hay un colapso en Afganistán. “Si se produce una guerra civil, Al Qaeda podría beneficiarse de eso. Así que creo que todos estamos esperando para ver qué sucede. El grupo tiene ahora quizás 600 o 700 personas leales en el país. Muchos de ellos están muy bien formados e integrados en la sociedad afgana. Se han casado con mujeres afganas y tienen hijos de estas mujeres, por lo que están muy arraigados en la sociedad afgana”, dijo a La Tercera Rashid, quien a comienzos de 2000 escribió Talibán, el primer libro que puso en perspectiva al régimen integrista de Afganistán.
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