Taiwán: El lugar “más peligroso” del mundo que pone a prueba a China y EE.UU.
Pese a la tensión por las incursiones aéreas chinas sobre la isla, los expertos descartan un conflicto inminente. Pero advierten sobre el eventual rol de Washington.
En una comparecencia ante la legislatura local la semana pasada, el ministro de Defensa de Taiwán, el exgeneral Chiu Kuo-cheng, hizo una predicción nefasta: para 2025, China podrá lanzar una invasión “a gran escala” sobre la isla autogobernada democráticamente. “Para las Fuerzas Armadas, la situación actual es la más sombría en 40 años desde que inicié mi servicio”, admitió el funcionario, en la primera clara advertencia de su gobierno sobre la posibilidad de un conflicto armado.
La dramática declaración se produjo después de que, en los primeros cinco días de octubre, más de 150 aviones de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China entraran en la Zona de Identificación de Defensa Aérea de Taiwán, el área que rodea la isla donde Taipei dice que responderá a cualquier incursión. Beijing sostiene que los vuelos pretenden ser una advertencia para los partidarios de la independencia de Taiwán. En el momento del despliegue aéreo, dos grupos de ataque de portaaviones estadounidenses realizaban ejercicios conjuntos frente a la costa de Okinawa, no lejos de Taiwán, con barcos de Reino Unido, Japón y otros aliados.
En una nueva muestra de fuerza, el Ejército de China dijo esta semana que había llevado a cabo simulacros de asalto y aterrizaje en la playa en la provincia directamente al otro lado del mar frente a Taiwán. El diario oficial del EPL, en un breve informe en su cuenta de microblogging de Weibo, informó que los simulacros se habían llevado a cabo “en los últimos días” en la parte sur de la provincia de Fujian. Según CNN, Fujian sería un sitio de lanzamiento clave para cualquier invasión china de Taiwán debido a su proximidad geográfica.
Durante el fin de semana pasado, el Presidente chino, Xi Jinping, y su par de Taiwán, Tsai Ing-wen, tuvieron un duro cruce en medio del aumento de la tensión militar. En un discurso el 9 de octubre, Xi prometió buscar lo que Beijing llamó “reunificación” con Taiwán bajo un modelo de “un país, dos sistemas”, similar al utilizado en Hong Kong. “Aquellos que olvidan su herencia, traicionan a su patria y buscan dividir el país no servirán de nada”, advirtió.
En respuesta, Tsai señaló al día siguiente que Taipei espera “una relajación de las relaciones a través del Estrecho de Taiwán” y que no “actuará precipitadamente”, pero enfatizó que “no debe haber absolutamente ninguna ilusión de que el pueblo taiwanés cederá ante la presión”. “Continuaremos reforzando nuestra defensa nacional y demostrando nuestra determinación de defendernos para garantizar que nadie pueda obligar a Taiwán a tomar el camino que China nos ha trazado”, dijo Tsai en las celebraciones del Día Nacional, que marcó 110 años de una revolución que acabó con la última dinastía imperial china.
“Esto se debe a que el camino que ha trazado China no ofrece ni una forma de vida libre y democrática para Taiwán, ni soberanía para nuestros 23 millones de habitantes (...). Mantener el statu quo es nuestra posición, y haremos todo lo posible para evitar que el statu quo sea alterado unilateralmente”, reiteró la mandataria.
Las tensiones se remontan a 1949, cuando el Kuomintang o Partido Nacionalista de Chiang Kai-shek, respaldado por EE.UU., huyó a Taiwán después de ser expulsado del continente por las fuerzas comunistas de Mao Zedong. Las tensiones a menudo aumentaron en las décadas siguientes. China bombardeó las islas de la costa en poder de Taiwán en la década de 1950, y el Kuomintang albergó durante varios años la ambición de recuperar el continente de los comunistas, apunta The Wall Street Journal.
En referencia a los pronósticos de Chiu Kuo-cheng, CNN recordó que, a principios de la década de 2000, expertos dijeron que Beijing podría adoptar medidas para tomar la isla dentro de esa década. Luego, en 2013, el Ministerio de Defensa de Taiwán estimó que el gobierno chino tendría la capacidad de invadir para 2020, pero ninguna de las dos cosas sucedió.
Sin embargo, en un artículo de mayo pasado, bajo el título “El lugar más peligroso de la Tierra”, The Economist destacó que “Estados Unidos empieza a temer que ya no pueda disuadir a China de apoderarse de Taiwán por la fuerza”. En ese sentido, la revista recordó que en marzo el almirante Philip Davidson, entonces jefe del Comando del Indo-Pacífico, dijo al Congreso que le preocupaba que China atacara a Taiwán “tan pronto como en 2027″.
“La guerra sería una catástrofe, y no solo por el derramamiento de sangre en Taiwán y el riesgo de escalada entre dos potencias nucleares. Una razón es económica. La isla se encuentra en el corazón de la industria de los semiconductores. TSMC, el fabricante de chips más valioso del mundo, graba el 84% de los chips más avanzados. Si la producción en TSMC se detuviera, también lo haría la industria electrónica mundial, a un costo incalculable. La tecnología y el conocimiento de la empresa están quizás una década por delante de los de sus rivales, y se necesitarán muchos años de trabajo antes de que Estados Unidos o China puedan esperar ponerse al día”, escribió The Economist.
Asimismo, la publicación señaló que la razón más importante es que Taiwán es un escenario para la rivalidad entre China y Estados Unidos. Aunque Washington no está obligado por un tratado a defender a Taipei, un asalto chino sería una prueba del poderío militar de Estados Unidos y de su determinación diplomática y política, apuntó. “Si la Séptima Flota no apareciera, China se convertiría de la noche a la mañana en la potencia dominante en Asia. Los aliados de Estados Unidos en todo el mundo sabrían que no pueden contar con eso. La Pax Americana colapsaría”, aseguró.
Aunque Xi ha pedido una “reunificación pacífica” con Taiwán, tanto Taipei como Washington han expresado su preocupación por las demostraciones de fuerza del EPL, diciendo que las operaciones arriesgan desestabilizar el Estrecho de Taiwán. Los países de la región están defendiendo el derecho de Taipei al autogobierno como nunca antes, según CNN. El ministro de Defensa de Japón, Nobuo Kishi, dijo a ese medio que Tokio “respondería en consecuencia” a cualquier intento de China de tomar Taiwán por la fuerza, mientras que la ministra de Relaciones Exteriores de Australia, Marise Payne, se comprometió a forjar vínculos más fuertes con la isla.
Los analistas de defensa y políticos generalmente están de acuerdo en que el EPL podría tomar el control de Taiwán, especialmente si EE.UU. y otras potencias no intervienen, aunque existe un debate sobre si Xi está dispuesto a pagar los costos de una invasión. La geografía de la isla dificulta la invasión, y el EPL no ha sido puesto a prueba, ya que no ha librado una guerra desde una escaramuza fronteriza con Vietnam en 1979.
Los funcionarios estadounidenses han instado a Taiwán a hacer más para invertir en sistemas de armas móviles más pequeños que pueda usar para montar una defensa estilo guerrilla. Taipei se ha movido para aumentar el gasto militar. De hecho, comentarios de Chiu Kuo-cheng se produjeron cuando la legislatura de Taiwán revisó un proyecto de ley de presupuesto especial de Defensa de US$ 8.600 millones, destacó el diario The Guardian.
En medio de las tensiones, un funcionario del Pentágono confirmó un informe de The Wall Street Journal, que reveló que un contingente de unos 20 efectivos de operaciones especiales y marines de EE.UU. entrenaron en secreto a tropas de Taiwán “durante al menos un año”, a riesgo de provocar la cólera de China.
Pese a ello, Wen-Ti Sung, académico en la Universidad Nacional de Australia y experto en relaciones Taiwán-China, dice a La Tercera que una guerra entre Taipei y Beijing “aún no es inminente”. “China necesita tanto la superioridad militar como la voluntad política antes de decidir lanzar una guerra. En el primero, expertos militares como el ministro de Defensa de Taiwán, Chiu Kuo-cheng, y el excomandante del Indo-Pacífico de Estados Unidos, Philip Davidson, proyectan que China aún está a cinco a 10 años de desarrollar suficiente superioridad militar para poder prevalecer”, explica.
“En términos de voluntad política, Beijing tiene actualmente demasiado en su plato. La economía nacional se enfrenta a una reorganización importante a la luz de la campaña de “prosperidad común” del Presidente Xi, mientras que, en política exterior, Beijing se enfrenta a un vecino talibán fundamentalista recientemente resurgido en Afganistán, que puede plantear potencialmente la inestabilidad de las exportaciones al vulnerable flanco occidental de China. En comparación con estos temas, tomar Taiwán es una apuesta arriesgada que Beijing no necesita, al menos no en el futuro inmediato”, afirma Sung.
La estrategia de Xi hacia Taiwán, asegura el experto, es la “paciencia estratégica” basada en una combinación de garrotes y zanahorias. “Beijing continuará cultivando la superioridad militar sobre Taiwán y aumentará periódicamente la tensión militar para registrar los riesgos de la guerra, a fin de disuadir a Taiwán de buscar la independencia de jure, así como disuadir a otras democracias liberales de apoyar la expansión del espacio internacional de Taiwán. La zanahoria es la economía china. Beijing tiene como objetivo utilizar la gravedad de su economía para atraer a los líderes de opinión de la juventud taiwanesa y las élites empresariales a su causa, y luego aprovecharlos para reconstruir lentamente el apoyo taiwanés para una eventual unificación. Por tanto, China mantiene abiertas ambas opciones. Con el tiempo, tiene como objetivo recuperar el apoyo taiwanés para la unificación pacífica a través de su influencia económica, o esperar hasta que el poder chino crezca más y sea más capaz de abrumar las defensas taiwanesas en caso de una unificación coercitiva por la fuerza”, agrega.
Beijing tiene varias razones para esperar que Taiwán eventualmente se unifique voluntariamente. El líder recién elegido del partido de oposición Kuomintang (KMT), Eric Chu, destacó que China continental y Taiwán pertenecen al mismo país. También ha prometido reiniciar los canales de comunicación con Beijing si el KMT es elegido en 2024.
Sin embargo, el apoyo para avanzar hacia la “independencia” de Taiwán está en su punto más alto en décadas, según encuestas del Centro de Estudios Electorales de la Universidad Nacional Chengchi de Taiwán. En junio, un sondeo encontró que el 25,8% quiere avanzar hacia la independencia, mientras que menos del 10% quiere la “unificación” con China. La opinión mayoritaria era mantener el statu quo por ahora. Con todo, el sentimiento por un movimiento hacia la independencia se ha más que duplicado desde 2018, reveló la encuesta.
Frente a este escenario, si Beijing opta por una operación militar contra Taiwán para lograr la unificación, Sung estima que “EE.UU. conservará su prerrogativa soberana para juzgar si es aconsejable intervenir y, de ser así, intervenir en qué medida, según el escenario”, señala. “Sin embargo, lo que está claro es que Taiwán es fundamental para la estrategia del Indo-Pacífico de EE.UU. Si Washington opta por permanecer al margen en caso de una invasión china no provocada de Taiwán, creará grandes grietas, tal vez daños irreparables, a la credibilidad de la estrategia del Indo-Pacífico de EE.UU. y a su liderazgo regional en el futuro”, advierte.
Una opinión similar manifiesta Bonnie Glaser, directora del Programa de Asia en el German Marshall Fund de Estados Unidos. “Si China ataca a Taiwán sin ninguna provocación justificada, creo que es muy probable que EE.UU. salga en defensa de Taiwán. De no hacerlo, es probable que sus aliados en Asia cuestionen la confiabilidad del compromiso de defensa de Washington con ellos, a pesar de que EE.UU. no tiene un tratado de defensa con Taiwán”, explica a La Tercera. “Sin embargo, todavía existe la duda de si EE.UU. tiene la capacidad suficiente para evitar una toma de posesión de Taiwán por parte de China”, concluye.
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