¿A quién se le ocurrió la fórmula del acuerdo? La historia no contada del mecanismo que terminó habilitando el proceso constituyente 2.0
La idea fue trabajada por el secretario general de RN, Diego Schalper, y afinada, en algunos detalles, por el exministro Jorge Insunza (PPD). El parlamentario de Chile Vamos alcanzó a compartirla el lunes bien temprano con el timonel de Convergencia Social, Diego Ibáñez. La alternativa recogía elementos del oficialismo y de la UDI, como la ratificación del texto en el Congreso antes del plebiscito de salida. La batalla final estuvo marcada por el quórum. Aquí los detalles de la opción que permitió que saliera humo blanco de una mesa negociadora que sesionó por casi 100 días.
“Diego, ¿puedes proyectar la propuesta para que todos la podamos ver?”, le dijo el presidente de Convergencia Social, Diego Ibáñez, al secretario general de RN, el diputado Diego Schalper. La petición se la hizo este lunes, pasadas las nueve de la mañana, cuando la mesa negociadora por un nuevo acuerdo constituyente se volvía a reunir luego de casi 100 días de infructuosas tratativas.
Schalper accedió e intentó proyectar la propuesta. Su adaptador estaba malo, por lo que el diputado tuvo que mandarle su documento a Yasna Quiroz, una funcionaria de la presidencia del Senado que durante todos estos meses estuvo apoyando en aspectos técnicos. Quiroz logró mostrar el documento y, en la sala 3 del Senado, quedó expuesta la idea ante todos los negociadores.
“Propuesta. Chile necesita estabilidad y seguridades” se lee en el texto de seis páginas que tenía una marca de agua que decía “borrador”. El archivo fue trabajado por Schalper durante el fin de semana. Testigos de ese proceso cuentan que el viernes, luego de que la mesa llegara a un momento de inflexión, se retiró del Senado en Santiago con la idea de que había que buscar una salida para evitar que los negociadores fracasaran y terminaran sin acuerdo.
Cercanos al círculo de Schalper cuentan que pasó el fin de semana pensando algún camino que permitiera llegar a una salida exitosa. Lo primero que hizo fue hablar con el timonel de RN, Francisco Chahuán. Con el senador evaluó las alternativas. Luego tomó contacto con los jefes de los diputados y senadores de su partido, Andrés Longton y Paulina Núñez, respectivamente. Con esa base, intercambió mensajes con el presidente de la UDI, Javier Macaya.
Luego de recabar esos antecedentes, Schalper acudió a los expertos. Testigos de esto relatan que el diputado convocó al académico Sebastián Soto, al investigador del CEP Eugenio García-Huidobro y el director ejecutivo del Instituto IES Chile, Claudio Alvarado. También recibió comentarios del senador de su partido, Rodrigo Galilea, con quien compartió varias ideas.
Con todo ese sondeo de opiniones, empezó a armar el documento. El texto desarrolla lo que Schalper denominó como “un proceso mixto de diálogo constitucional”. El documento explica que estaría “compuesto de espacios de confluencia, de diálogo propositivo y de resolución conjunta entre distintos cuerpos colegiados, que entremezclan diálogo político, legitimidad democrática y trayectoria académico-pública”. A continuación, el texto va desarrollando el mecanismo para elaborar una propuesta de nueva Constitución.
Toda la fórmula que se lee en ese documento, que lleva como fecha el domingo 11 de diciembre, contempla un Consejo Constitucional de 50 escaños electos con las reglas del Senado, un Comité de Expertos de 24 especialistas, recoge el Comité Técnico de Admisibilidad de 14 juristas que ya habían acordado los partidos, la elaboración de un anteproyecto y además el procedimiento para que los expertos tengan incidencia. “El Comité de Expertos podrá formular propuestas por 4/7 de sus integrantes, en cuanto estimen que pudiese mejorarse la redacción del texto en coherencia con el Anteproyecto formulado”, se lee en el texto.
La opción también recogía algunas ideas de la UDI. Por ejemplo, que el órgano fuera de 50 escaños. Esta cifra -además de ser algo que surgió en RN a mediados de septiembre- fue un camino defendido por Macaya y propuesto a nombre de Chile Vamos el 11 de noviembre por el diputado UDI Guillermo Ramírez. Además, pese a que no era del gusto de Schalper, su documento incluía la ratificación de la propuesta de nueva Constitución por 4/7 del Congreso como un paso previo para llegar al plebiscito de salida. Esta fue la fórmula que conversó Macaya con el Presidente Gabriel Boric en La Moneda.
Con esa idea afinada, las mismas fuentes cuentan que el domingo Schalper le mandó un mensaje por WhatsApp a Ibáñez, pasadas las 15.00 de la tarde. Ahí el dirigente de RN le planteó lo necesario que se hacía darle estabilidad al país y el timonel de CS le habría respondido que había que llegar cuanto antes a espacios comunes.
Pasaron las horas y llegó la noche. Ese domingo de fondo sonaba la ministra del Interior, Carolina Tohá, en Tolerancia Cero, cuando Schalper llamó a Ibáñez por teléfono. Ahí, cuentan personas cercanas al círculo de ambos diputados, el dirigente de RN mostró sus cartas y comentó que andaba armando una propuesta para ponerla en común el lunes. Luego de una breve conversación, quedó de compartirla.
El documento se lo mandó a Ibáñez el lunes bien temprano. “Nos parece bien, yo creo que flota, pero tengo varias observaciones”, respondió el líder frenteamplista. Acto seguido le mandó el listado de comentarios que tenía.
El momento decisivo
Con el texto proyectado, se abrió la ronda de palabras. Ibáñez, que ya estaba al tanto del asunto, valoró el planteamiento y se abrió a discutirlo. El negociador del PPD, Jorge Insunza, también dio una señal positiva. Luego se abrieron otras voces como la presidenta del PPD, Natalia Piergentili; la timonel socialista, Paulina Vodanovic; y la representante de Demócratas, Ximena Rincón.
Fuentes oficialistas cuentan que lo que más les gustó del documento de Schalper fue que valoraba las preocupaciones iniciales que tenía la alianza de gobierno y por primera vez reconocían un esfuerzo por entender la postura de los partidos del Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad. Además, les gustaba que recogía partes de la propuesta inicial del oficialismo de un órgano 100% electo con expertos que presentaban un anteproyecto.
Lo nuevo, cuentan las mismas fuentes, era la inclusión del Comité de Expertos como una cámara revisora en una etapa posterior con capacidad de presentar observaciones. Eso último seguía la misma lógica de los vetos presidenciales y, a primeras, no les parecía una mala idea.
En ese momento, el presidente del Senado, Álvaro Elizalde, pidió que cada bloque se separara para que el oficialismo pudiera conversar sobre la nueva propuesta. Luego de ese encuentro, la alianza de gobierno llegó de nuevo a la sala común con una serie de observaciones.
Los puntos eran los mismos que Ibáñez le había compartido por WhatsApp algunas horas antes. Los primeros reparos apuntaban al quórum del Comité de Expertos y el Consejo Constitucional. La derecha lo había fijado en 4/7, en línea con el quórum que establece la Constitución vigente para hacer reformas constitucionales. Las otras materias fueron la opción de explorar listas electorales cerradas, el paso previo de la ratificación del Congreso antes de pasar a plebiscito de salida y el proceso mediante el cual los especialistas podían hacer observaciones a las normas del Consejo.
La derecha recibió los comentarios y se fue a la sala 2 del tercer piso del Senado para evaluar su respuesta. Luego de unos 40 minutos volvieron. Fuentes de la mesa cuentan que Chile Vamos rechazó cada una de las observaciones realizadas. La oposición explicó que con esta última alternativa ellos ya “habían tocado techo” respecto de lo que podían ceder.
En ese momento, otra vez, Elizalde tomó la palabra. El líder del Senado volvió a ocupar la técnica de armar grupos chicos cuando los diálogos están trabados. Así fue como se armó un subequipo de cuatro representantes por lado. Por el oficialismo estuvo Ibáñez, Piergentili, Vodanovic y el secretario general del PC, Lautaro Carmona. En nombre de la derecha los escogidos fueron Macaya, Schalper, la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, y el representante de Amarillos, Zarko Luksic.
En ese grupo negociador se resolvieron varios asuntos. Por ejemplo, se desechó la ratificación por el Congreso, se confirmaron las listas abiertas usando las reglas del Senado y se clarificó el proceso de la comisión mixta final cuando hay controversias en las normas
La batalla por el quórum
La gran disputa final se volcó en el asunto del quórum. Chile Vamos defendía los 4/7 y en el oficialismo hubo dos voces que defendieron con mucha fuerza elevar el quórum a los 2/3. Esos dirigentes fueron Ibáñez y, en menor medida, Elizalde.
Testigos de la discusión cuentan que Macaya jugó un rol trascendental para destrabar este nudo. “Si hoy nosotros estamos aquí sentados en esta mesa es gracias a los 4/7. Si fuera por los 2/3 probablemente nos impedirían estar sentados aquí. Valoremos los quórums moderados”, habría comentado el senador.
La discusión no podía continuar ya que Ibáñez insistía en que el quórum debía seguir en 2/3. En ese momento Elizalde se acercó a Macaya y Schalper: les propuso explorar un quórum de 3/5. Si la derecha quería 4/7 y sectores del oficialismo 2/3, el punto medio era 3/5. Chile Vamos aceptó, pero el timonel de CS seguía rígido en su postura.
En ese momento Chile Vamos dejó solo al oficialismo para que pudiera discutir en privado. Testigos de ese momento cuentan que fue ahí cuando Insunza tomó la palabra. “No puede ser que hayamos estado peleando 40 años para reducir este quórum y ahora el punto de tope para lograr acuerdo sea que nosotros defendamos los 2/3. Es algo impresentable. La mejor doctrina de Jaime Guzmán está siendo defendida por las fuerzas progresistas y no por la UDI”, comentó el exministro.
Acto seguido se sumó Carmona. “He peleado por esto toda mi vida. No seré yo quien lo tenga que defender ahora”, habría dicho el exdiputado.
Tras esa intervención, Ibáñez se quedó solo en su posición y no le quedó otra más que ceder. Incluso el presidente de RD, Juan Ignacio Latorre, habría comentado que estaba consciente de que era un riesgo bajar el quórum, pero estaba dispuesto a asumirlo. Una posición similar tuvo el timonel DC, Alberto Undurraga, y la senadora Rincón.
Eran las 17.20 y todos los partidos estaban reunidos en la sala 4. Ibáñez cedió. Se despejó el quórum y ya no quedaban puntos pendientes. La paridad ya estaba resuelta: sería de entrada y de salida. Además los escaños indígenas también se habían resuelto: serían proporcionales a la votación. Finalmente, gracias a una idea de Insunza, también se logró afinar el funcionamiento de la comisión mixta en casos de normas en controversia. Con el escenario despejado, llegaron las 17.27 y todos los partidos aceptaron el acuerdo.
Entran los redactores
Con el principio de acuerdo listo, la instrucción fue una sola. “Ahora hay que escribirlo”, se comentó en el Senado en Santiago.
La oficina de Elizalde del tercer piso fue el escenario escogido para redactar. El equipo inicial estuvo integrado por Vodanovic, Ibáñez, Schalper, el dirigente de la UDI Máximo Pavez, Hutt y el abogado asesor del PS Gabriel Osorio.
Todos ellos estuvieron escribiendo en un documento elaborado en Google Docs para que los comentarios se pudieran hacer en línea. Mientras redactaban, de fondo se escuchaban los gritos de Francisco Muñoz -conocido como “Pancho Malo”- y Team Patriota que, con más fuerza que nunca, trataba de traidores a los partidos que querían cerrar con éxito el pacto para habilitar el segundo proceso constituyente.
Hubo un momento en que muchos negociadores entraban y salían de esa oficina. Hacía calor y faltaba aire, por lo que más de alguno de los redactores pidió que desalojaran el lugar.
Pasadas las 21.00 el texto quedó listo. Se leyó en voz alta. Todos asintieron. El pacto llevaba como título “Acuerdo por Chile”. Una fuente oficialista reconoce que finalmente el texto definitivo es casi en un 80% igual al proyectado ese lunes bien temprano por Schalper.
Luego se procedió a guardar el archivo y mandarlo a imprimir. Se hicieron dos copias. Minutos después, fue firmado por los 14 partidos y tres movimientos que concurrieron al acuerdo. Finalmente llegó el ansiado momento y Elizalde, junto con el presidente de la Cámara, Vlado Mirosevic, bajaron solemnemente por la escalera de la Biblioteca del Congreso y dieron el anuncio a todo el país.
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