Acuerdo posplebiscito: El riesgo del PC y los Republicanos de quedarse fuera de la foto del 5-S
Por ahora, ni republicanos ni comunistas se niegan a participar de un nuevo pacto constitucional. Sin embargo, el resultado del referéndum será el primer factor que incidirá para que al menos una de las tiendas se reste o se sume con cierta reserva al diálogo.
Ninguna de estas dos fuerzas políticas prestó sus firmas para el pacto del 15 de noviembre de 2019, que habilitó el actual proceso constituyente. Ese es el principal argumento que esgrimen dirigentes políticos -que han participado de las actuales negociaciones informales- para sospechar que ambos partidos que representan los extremos del Congreso podrían no ser parte de un nuevo acuerdo después del plebiscito del próximo domingo.
Por ahora, ni republicanos ni comunistas se niegan a participar de una nueva conversación. Sin embargo, el resultado será el primer factor que incidirá para que al menos una de las tiendas se reste o se sume con cierta reserva al diálogo. Y al menos en el partido que dirige el senador Rojo Edwards está tomando fuerza el restarse.
En el PC sospechan que si gana el Rechazo, los republicanos probablemente serán resistentes a abrir un nuevo proceso constituyente.
Por el contrario, si triunfa el Apruebo, los comunistas serán más reaccionarios para tocar los ejes del nuevo texto constitucional, según creen en el Partido Republicano.
Además, hay otras variables que complejizan que ambos partidos sean parte de un mismo pacto exclusivamente por rivalidades irreconciliables y razones de identidad política e ideológica. Si una de estas colectividades se suma, es probable que la otra se reste.
Al inicio del actual periodo legislativo, el jefe de la bancada republicana, Cristóbal Urruticoechea, ya anticipaba que su comité actuaría siempre desde la vereda opuesta del PC. “El Partido Republicano tiene una enorme responsabilidad contra el comunismo. Es la esperanza que tienen los chilenos”, dijo el diputado a un medio español en febrero de este año.
Adicionalmente, ser parte de las tratativas para cambiar la Constitución es un tema que divide al partido. Si bien hay algunos dirigentes, entre ellos su mismo presidente, el senador Rojo Edwards, que están abiertos a darle continuidad al proceso constituyente, también hay sectores duros que rechazan abrirse a cualquier ajuste. De hecho, en el último consejo general, realizado el 23 de julio, se postergó esa discusión.
Por otro lado, para el PC tampoco es sencillo ser parte de un entendimiento, en general, con la derecha, y especialmente con los republicanos. En 2012, por ejemplo, el entonces diputado comunista, Hugo Gutiérrez, quien luego fue electo para la Convención Constitucional, justificó por ese factor su rechazo a una reforma a la Ley de Tabaco, que aumentaba las restricciones al consumo y la publicidad del cigarrillo. “Suelo votar todo en contra de lo que vota la derecha, entonces cuando la derecha dice sí, digo no”, explicó.
Además, en el caso de los comunistas, las opiniones de sus bases suelen pesar en su comportamiento en el Parlamento, por lo que aquellos dirigentes que aparezcan suscribiendo un acuerdo donde estén los republicanos podrían enfrentar un alto costo interno, más aún en medio de un proceso de deliberaciones que se desatará en el PC para renovar su directiva y eventualmente zanjar la sucesión de su actual presidente, Guillermo Teillier.
Curiosamente tanto el PC y el Partido Republicano coinciden en su cautela a la hora de abrirse a un acuerdo, mientras no se conozca el desenlace del plebiscito de salida.
“No podemos garantizar que vamos a hacer estas cosas”, dijo Teillier el 11 de agosto tras firmar un acuerdo de reformas si gana el Apruebo. Si bien al día siguiente moderó sus dichos, insistió en su llamado a concentrarse en el referéndum del 4 de septiembre.
“Si me dicen que el 5 de septiembre vamos a hacer un acuerdo que implica cambios constitucionales para urgencias sociales, sí, pero no per se... Los cambios constitucionales en Latinoamérica son propuestos por izquierdas extremas y terminan en gobiernos en que los políticos les quitan libertades a las personas”, dijo Edwards en junio pasado a La Tercera.
El anclaje interno que dificulta por ahora el desenvolvimiento de los dirigentes del PC y del Partido Republicano, ha derivado en que las negociaciones fluyan con mayor rapidez entre otras fuerzas políticas.
Sin embargo, parlamentarios de centroderecha y centroizquierda que han sido parte de las tratativas señalan que se han hecho gestos para mantenerlos informados. No obstante, ello no implica inhibirse a la hora de comenzar a zanjar ciertos criterios si es que la mayoría de las fuerzas políticas ya está de acuerdo en convocar a una nueva asamblea constituyente en caso de ganar el Rechazo o reformar aspectos del texto de la Convención si triunfa el Apruebo, como ejemplo devolverle el nombre y ciertas atribuciones al Senado.
De hecho, algunos estiman que un acuerdo que involucre desde la UDI al PS supera con holgura los cuatro séptimos de legisladores en ejercicio que hoy se exigen para reformar la actual Carta Fundamental. Ese mismo quórum serviría para modificar la nueva Constitución, con la salvedad de que se requeriría adicionalmente un plebiscito ratificatorio.
“Hasta no nos han planteado nada (para ser parte de una negociación). Siempre vamos a estar dispuestos a cualquier conversación, pero no vamos a dar cheques en blanco”, comenta el diputado republicano Luis Sánchez.
Su par de bancada, el independiente Johannes Kaiser señala que “he escuchado a personas de centroderecha decir que no nos necesitan, bueno, entonces tendremos que estar de espectadores, pero si ellos nos dicen queremos integrar a la gente que uds. representan, estaremos abiertos a conocer las propuestas, haciendo nuestras propuestas también”.
La subjefa de bancada de diputados PC, Daniela Serrano, señala que por ahora no se han sentido excluidos de las tratativas, pero añade que “conversaremos después del 4 de septiembre”. “Aventurarse ahora, cuando el escenario está crispado, puede ser perjudicial. Y tendremos que conversar con quienes haya que conversar”, señala la legisladora comunista.
-¿Si estuvieran los republicanos en esas conversaciones, se dificultan las conversaciones para ustedes?
-No voy a entrar en polémicas con el Partido Republicano, en particular- agrega la diputada Serrano.
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