Ai Weiwei: “Si este desastre pudo expandirse se debe en gran parte a que China ocultó la verdad”
El artista chino más importante del mundo, residente en Reino Unido, acusa de “falta de transparencia” al gobierno de Pekín. En entrevista con el diario El País, el creador disidente adjudica responsabilidad también a la OMS y aboga también por el fin del capitalismo económico.
Ai Weiwei (Pekín, 1957) conoce de falta de libertades y de la vida entre cuatro paredes. Hijo del poeta Ai Quing, quien en los años 50 fue denunciado por el Partido Comunista, vivió desde pequeño el exilio junto a su familia. Ya de adulto y convertido en uno de los artistas contemporáneos más importantes del mundo, Weiwei sufrió las represalias del gobierno de su país por denunciar las violaciones a los derechos ciudadanos: vivió cinco años de arresto domiciliario.
Una vez que las autoridades le permitieron salir del país, el artista se trasladó a Berlín, donde se radicó por cuatro años. Actualmente reside en Cambridge y desde allá respondió al diario El País sobre la manera en que el gobierno de su país de origen ha llevado la gestión de la pandemia.
“La epidemia llegó repentinamente, nadie estaba preparado para esto. Se dice que es un virus muy democrático porque ataca a todos por igual. Los desastres que hemos visto antes, incluyendo las guerras, eran de carácter regional. Esta es la primera vez que me topo con un desastre con carácter global”, dice el artista.
Con el primer brote de coronavirus producido en la ciudad de Wuhan, en China, el virus ha provocado una reacción de xenofobia en algunas partes del mundo. En Estados Unidos, Donald Trump se ha referido al Covid-19 como “virus chino”, lo que también ha generado críticas en su contra. “No es extraño nombrar un virus basándose en su lugar de origen", dice. "No creo que exista discriminación racial en este tema. Además, todas las culturas tienen un grado de prejuicio hacia otras. Mientras estos prejuicios no dañen la dignidad nacional o la de los individuos, no creo que sea un problema”, agrega.
El problema para el artista chino es otro y tiene que ver con algo que él ha denunciado incansablemente: la falta de transparencia y libertad de expresión en China. “Lo grave es que el virus brotó y se propagó debido a la falta de transparencia del gobierno chino. La pérdida de vidas global ha sido enorme. Por ello, no veo mal que se le llame ‘virus chino’. Espero que llamarle así sirva para que ciudadanos y políticos chinos se den cuenta de que la única manera de contar con un mundo justo y seguro es garantizando la libertad de expresión”.
Uno de los motivos por los cuales Ai Weiwei abandonó su país es precisamente porque la libertad de expresión no está garantizada. “Su falta es en sí un desastre humanitario. Es harto conocido. De lo contrario, no me habría quedado en el extranjero”, señala. En particular apunta al Partido Comunista de ejercer su autoridad “a través del control del pensamiento y el discurso de las personas” y de ocultar la verdad con respecto al virus.
“Si este desastre pudo expandirse se debe en gran parte a que China ocultó la verdad. La Organización Mundial de la Salud fue partícipe de esto al restarle gravedad y magnitud al problema, negando que estuviéramos frente a una epidemia”, añade. Ahora, cuando China es uno de los países donde más han disminuído los nuevos contagios, el gobierno comunista está facilitando insumos médicos a otros países. Al respecto Weiwei señala: “China, al encarar un desastre, en vez de asumir sus responsabilidades, hace intercambios de favores políticos, politizando los principios humanitarios. Se está distorsionando el espíritu humanitario”.
El fin del capitalismo
Así como algunos pensadores en estos días han discutido en torno al futuro del fin del modelo capitalista, Weiwei se pliega a quienes creen en un cambio: “El capitalismo ha llegado a su fin. No puede continuar desarrollándose moral y éticamente. Hace daño a las naciones pequeñas, se apodera de los recursos del planeta, saquea sin freno. China alimenta los intereses de las grandes empresas occidentales y estas han hecho que China sea cada vez más poderosa. Estas compañías no están restringidas por ningún Estado, nación o cultura”.
Confinado junto a su familia en el Reino Unido, el artista chino ha ocupado este tiempo en reflexionar y trabajar sobre los temas que le interesan. “Pienso mucho en el humanismo, mi último libro se titula Humanidad. Este desastre nos ha hecho comprobar que en este mundo ya no existen regiones ni una libertad regional. Esta epidemia nos ha alertado de que el enriquecimiento de grupos empresariales o regionales a través de la globalización debe cesar. Y si no, las desgracias por venir serán aún mayores”.
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