Del norte al sur recorrió durante la campaña la secretaria general electa de RN, Andrea Balladares (36). La exsubsecretaria de Evaluación Social se convirtió en uno de los brazos operativos del nuevo timonel del partido, el senador Rodrigo Galilea, y, según dicen en la colectividad, será la mujer clave para los próximos desafíos electorales, como la negociación de las elecciones municipales de 2024 y las parlamentarias de 2025.

Es conocida dentro de RN, ya que lleva militando desde el 2005, cuando tenía 18 años. Desde esa fecha comenzó a tejer sus redes en el partido. De hecho, algo que le reconocen en la tienda son los contactos que tiene, con militantes de todo el país. Un elemento que fue esencial durante la campaña, debido a que uno de los déficits de Galilea es no tener redes políticas tan extensas, pues no se ha concentrado en la vida partidaria, sino que más bien en su trabajo legislativo.

Balladares comenzó su carrera política con distintos sectores de RN. Fue presidenta de la juventud en 2012, y también fue jefa de gabinete del exsenador Alberto Espina, de quien se terminó transformando en una de sus asesoras más cercanas. Incluso lo ayudó en su fallida candidatura presidencial.

Sus nexos después fueron a través del piñerismo. Durante el primer gobierno de Sebastián Piñera, entre el 2010 y el 2014, se transformó en una de las asesoras más cercanas de la primera dama Cecilia Morel. Fue ese nexo el que le permitió ingresar al privilegiado círculo de poder que rodea a la figura del exmandatario. Durante la campaña de las internas, desde las otras listas -lideradas por las senadoras Paulina Núñez y María José Gatica- este antecedente fue relevado por sus contrincantes, para indicar que la lista de Galilea era “apoyada” por el piñerismo.

Su ascenso se fue dando en el segundo gobierno de Sebastián Piñera, cuando fue nombrada como jefa de División de Gobierno Interior. En esa oportunidad, en la interna de RN era criticada por ejercer cargos relevantes sin tener título universitario, pues nunca terminó la carrera de derecho. El 2021, eso sí, se tituló de sociología.

En Interior forjó lazos con otro referente de RN, el exsubsecretario Rodrigo Ubilla, y también con el brazo derecho de Piñera, el exministro del Interior Andrés Chadwick.

En 2020 pasó a ser delegada presidencial en La Araucanía y en 2021 asumió como subsecretaria de Evaluación Social.

Tras el término del gobierno, tuvo un paso en el sector privado y se dedicó a hacer lobby desde la empresa Azerta. Ahí gestionó encuentros con personal de la Corfo y la Subsecretaría de Energía, para representar a la empresa ATCO Chile Limitada en sus intereses en el rubro energético. Su paso como lobbista le generó críticas desde las listas contrarias, pero ella se ha defendido diciendo que la actividad está regulada en Chile, que ya no tiene nexos con Azerta y que todo ha sido transparentado.

Parte de la experiencia que se releva de Balladares es su trayectoria en contiendas electorales. La exsubsecretaria participó en las dos campañas de Sebastián Piñera, y también tuvo un rol relevante en la campaña del Rechazo, que congregó a un histórico 62% que no aprobó la propuesta de nueva Constitución de la extinta Convención Constitucional. Adicionalmente, colaboró en la primera campaña del Rechazo, cuando la derecha se dividió entre esta opción y el Apruebo.

Mientras que de cara a las próximas elecciones presidenciales, en RN transmiten que tiene cercanía con la alternativa de la UDI, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, pero que se la va a jugar para que RN tenga una carta propia.

El puesto de secretaría general es codiciado en el partido. En la práctica, son los principales controladores de la colectividad, debido a que muchas veces son funcionarios a tiempo completo, a diferencia del presidente, que suele ser un parlamentario y tiene que dividir el tiempo entre sus labores legislativas.

Parte del plan de Balladares es comenzar a buscar candidatos inmediatamente para las municipales de 2024, en que tendrá que negociar con sus socios de la UDI y Evópoli -además del Partido Republicano- para buscar candidatos de consenso y enfrentar a la izquierda.

También comenzarán a trabajar en lo que es el Consejo Constitucional y en el despliegue interno para fortalecer las estructuras de los militantes.