Camino propio en temas de género y naturaleza, pero no tanta similitud con Bolivia en plurinacionalidad: el análisis del CEP al “ADN” de la propuesta de nueva Constitución
Este centro de estudios publicó un análisis en el cual compara el texto final elaborado por la Convención con las constituciones de Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, España, Francia y Alemania. "No hay una con la que se parezca más, sino que en distintos aspectos contiene elementos de otras constituciones latinoamericanas. Por ejemplo, en cuestiones sobre conceptos como interculturalidad, naciones en plural, nación en singular y lo indígena se parece a la boliviana, pero más a la ecuatoriana en la dimensión de plurinacionalidad", afirma Aldo Mascareño, uno de los autores del informe.
¿Una copia de la Constitución de otros países? Esa fue la pregunta que la iniciativa C22 del Centro de Estudios Públicos (CEP) quiso responder ahora que la propuesta final ya está cerrada y aprobada por el pleno del órgano redactor. Para eso elaboró el estudio “La prueba de ADN”, un análisis digital de distintos textos constitucionales para determinar la similitud semántica y estructural del texto elaborado por la Convención Constitucional con las cartas magnas de otros países.
Para eso los investigadores del CEP -Aldo Mascareño, Juan Rozas, Benjamín Lang y Pablo Henríquez- tomaron el proyecto armonizado de texto constitucional chileno y lo compararon con siete constituciones de países latinoamericanos y europeos: Bolivia, Ecuador, Colombia, Venezuela, España, Francia y Alemania.
Con esa selección luego se observó la similitud semántica de estos textos y se compararon las distribuciones relativas de algunos conceptos fundamentales del proyecto chileno. Todo el análisis se hizo en base a los 388 artículos permanentes y se excluyeron los 57 artículos transitorios.
La propuesta chilena, Bolivia y la plurinacionalidad
La investigación identifica las similitudes y diferencias semánticas entre la eventual nueva Carta Fundamental chilena y las de otros países de la región, en particular, en tres grandes dimensiones: la plurinacionalidad, territorialidad y la agenda social. En ese sentido, la propuesta de la Convención comparte varias semejanzas con la Constitución boliviana, principalmente en torno al concepto de plurinacionalidad, pero no sería una copia.
“La imagen de una cercanía del proyecto constitucional chileno con la Constitución boliviana puede deberse a que varios de los nuevos conceptos del texto chileno –especialmente en el caso de la agenda plurinacional– encuentran en el caso boliviano su expresión más notoria. Conceptos como plurinacionalidad, indígenas, naciones, pueblos e interculturalidad tienen un alto peso en la Constitución boliviana y hacen a esta Constitución identificable por ello. Sin embargo, en el caso chileno estos conceptos, sin duda presentes, no alcanzan el peso que tienen en aquella, y se comportan más bien como en las constituciones de Ecuador, Colombia y Venezuela”, afirman los investigadores.
Uno de los autores del estudio, Aldo Mascareño, explica a La Tercera PM este punto. “Yo diría que en el plano de la plurinacionalidad tiene semejanzas, sin duda, pero en otros planos se distancia de la Constitución boliviana o de la ecuatoriana (...) En los temas indígenas ahí claramente es más cercana a las constituciones boliviana y ecuatoriana, aún cuando en la Constitución de Bolivia la plurinacionalidad es el concepto central. Yo no diría que en el caso chileno el concepto de plurinacionalidad sea un concepto central de toda la Constitución, pero sí es efectivamente un concepto central a nivel de la consideración de los pueblos indígenas. Solo en ese sentido no sería una copia. Claramente hay inspiración en Bolivia y Ecuador en las cuestiones indígenas, pero en otros temas no”.
Los 15 conceptos clave
Los investigadores hicieron una selección de los 30 conceptos más significativos de la propuesta final de la Convención. Luego filtraron en 15 y luego se cruzaron con los otros textos constitucionales para determinar si aparecen entre los 30 conceptos con mayor frecuencia. Los 15 conceptos fueron los siguientes: ley, Constitución, derecho, derechos, personas, regional, República, Congreso, diputados, Presidente, nacional, regiones, cámara, entidades, justicia.
Respecto de este tema, el estudio del CEP concluye que “los cuatro conceptos con mayor frecuencia del texto chileno (ley, derecho, constitución, derechos) tienen presencia en todas las constituciones analizadas”. En esa misma línea, agregan que “las constituciones en las que hay más presencia de los 15 conceptos principales chilenos son Colombia, Venezuela y Francia, aunque en el caso de Francia las frecuencias son menores”. Luego afirman que “un segundo grupo que comparte los 15 conceptos chilenos son Ecuador y España, aunque España con menor frecuencia que Ecuador”.
En esa parte de las conclusiones, el informe reporta lo siguiente: “Una conclusión intermedia de estas observaciones es que el proyecto no replica a otras constituciones en su estructura semántica fundamental. Si hubiese que elegir dos constituciones latinoamericanas con las cuales se compartiría una mayor similitud semántica en el análisis de los 15 términos con mayor frecuencia, ellas serían Colombia (ley, derecho, constitución, derechos, república, presidente, nacional, cámara, entidades) y Venezuela (ley, derecho, constitución, derechos, personas, república, presidente, nacional, justicia). En cualquiera de los dos casos se trata de conceptos universales; de un ADN general que no alcanza a definir la ontogenia de una constitución”.
El guiño a España y la originalidad en el enfoque de género y la naturaleza
“La prueba de ADN del proyecto constitucional chileno revela aportes de distintas especies y linajes. Sin duda tiene más cercanía semántica con las constituciones latinoamericanas que con las europeas, pero esto no es definitorio. Hay contribuciones genéticas múltiples. Lo que sí puede indicarse es que el proyecto constitucional chileno reclama un sitial semántico en el constitucionalismo latinoamericano; no el principal, ocupado por Bolivia y Ecuador en forma de constitucionalismo andino, pero sí uno propio que se combina con otras influencias”, es una de las principales conclusiones del estudio del CEP.
Pese a la fuerte influencia latinoamericana, en asuntos vinculados a autonomía territorial, la propuesta de la Convención le hace guiños a los textos constitucionales de España y Francia. “En conceptos específicos que remiten a la dimensión de organización territorial, el proyecto constitucional chileno tiene cercanías con la constitución colombiana, española y francesa. La idea de autonomía (que en todo caso no solo remiten a lo territorial) encuentra un peso similar en el contexto español y la de entidades territoriales lo hace en el francés y el colombiano (...) Antes que el caso boliviano o un federalismo como el alemán, los modelos de construcción de territorialidad a mirar para Chile parecen estar en Colombia, España y Francia”, plantea el informe.
Hay dos asuntos en los cuales los convencionales fueron originales y armaron un camino propio. Según el CEP esos temas serían las normas sobre género y sobre naturaleza: “Chile es definitivamente un outlier en cuanto a la relevancia que da a los conceptos de naturaleza y género. Si consideramos a cada uno como un proxy de la agenda medioambiental y de la de género, entonces el proyecto constitucional chileno parece efectivamente ser un caso especial, al menos dentro de las constituciones analizadas. Aquí no se vislumbran modelos constitucionales a los cuales dirigir la mirada”.
Mascareño profundiza más este hallazgo. “Eso es bien impresionante, porque cuando uno analiza el concepto de género y el de naturaleza en las mismas constituciones, que fueron siete además del proyecto chileno, en ninguna de ellas la frecuencia relativa del concepto de género y el de naturaleza es tan alta como en Chile. Esos dos conceptos en la Constitución chilena son cuatro veces más grande que en todas las otras constituciones. La conclusión ahí era que la Constitución chilena no copia a otros modelos, sino que pone preocupaciones que son clave o preocupaciones que hemos tenido en las últimas décadas. En ese sentido, tiene una originalidad”, explica el investigador.
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