Cómo Jiles sube el precio a los votos bisagra que tiene en la Cámara

Boric-Jiles
Gabriel Boric y Pamela Jiles en la sala de la Cámara, en una foto de archivo.

La legisladora humanista -quien ha tenido una pública rivalidad con el presidente electo- podría darles la mayoría a las fuerzas de Apruebo Dignidad y de la ex Concertación para presidir la corporación de diputados. Ya hay acercamientos. Sin embargo, a cambio, el nuevo oficialismo debiera cederle un año la presidencia de la Cámara. Otra exigencia sobre la mesa es que ella asuma en el primer año.


La posibilidad de que la diputada Pamela Jiles (PH) esté en la testera del pleno del Congreso, el próximo 11 de marzo, es uno de los escenarios que podrían darse el día en que Gabriel Boric asuma la Presidencia de la República en la sede del Legislativo.

A pesar de la pública rivalidad que ambos mantienen, incluso desde antes de que la legisladora abandonara el Frente Amplio, en septiembre de 2018, un acuerdo -que se está tejiendo entre las fuerzas de izquierda y centroizquierda representadas en la Cámara- podría permitir que ella ocupe la presidencia de los diputados y diputadas durante un año.

La razón es que Apruebo Dignidad (con 37 diputados) y Nuevo Pacto Social (la ex Concertación, que tendrá también 37 representantes) suman 74 votos. Ambas coaliciones, por sí solas no son suficientes para lograr elegir a la nueva mesa de la Cámara.

Para ello, se necesitan 78 de 155 diputados. Lograr esa mayoría les permitiría, además, controlar las presidencias de todas las comisiones legislativas en la Cámara, lo que sería un terreno más favorable para la agenda de reformas del Mandatario electo, quien, hasta ahora, se encuentra en minoría en ambas ramas del Poder Legislativo.

Jiles, por su parte, junto al ecologista Félix González (quien también se alejó del Frente Amplio), lideran una bancada de cinco representantes, suficientes para que el sector de izquierda y centroizquierda alcance 79 votos. Con ello, podrían liderar y tomar el control de la Cámara Baja, pero repartiendo el poder.

Ese posible acuerdo con los humanistas y ecologistas daría, al menos, un respiro al futuro gobierno de Boric, pensando que el voto de Jiles también podría ser decisivo en discusiones de proyectos emblemáticos.

La tregua

No obstante, para que ese acercamiento prospere, según admiten algunos legisladores que han estado en las conversaciones, es necesaria una tregua para que las rivalidades entre Boric y Jiles (quien cuando el frenteamplista iniciaba su carrera presidencial le dijo: “Los nietitos no los quieren... váyanse para la casa”) queden archivadas.

Un punto de tensión es que la diputada no ha renunciado a su idea de impulsar un nuevo retiro de ahorros previsionales, tema en que el Presidente electo prefiere no incursionar.

En segundo lugar, se da por descontado que los ecologistas y humanistas debieran presidir un año la Cámara. Además, se les podría conceder un cupo en la vicepresidencia de la corporación y la posibilidad de liderar algunas comisiones que sean estratégicas para esa bancada.

Adicionalmente, hay otra exigencia sobre la mesa. Según quienes han sabido de las tratativas, Jiles -a través de intermediarios- pidió que la presidencia que le correspondía a su grupo político fuera ejercida el primer año del mandato de Boric (2022-2023). Si se accede a esa solicitud, Jiles tomaría ubicación en la testera de autoridades cuando se realice la investidura del nuevo presidente, el 11 de marzo.

Personeros del PS, del PC, del Frente Amplio y la DC coinciden en que el acuerdo necesariamente debiera sumar a la bancada de Jiles, ya que no hay ánimo de construir un pacto con los legisladores de la derecha-centroderecha. Para quienes votaron por Boric, por ahora no es viable pactar con fuerzas que tienen, a juicio de ellos, a representantes de posiciones más extremas, como Johannes Kaiser, Gonzalo de la Carrera o Gloria Naveillán.

El diputado ecologista Félix González también coincide que la disposición inicial de su grupo es conversar con quienes fueron oposición al gobierno de Sebastián Piñera.

“Después de todo lo que ha pasado con las violaciones a los derechos humanos en el gobierno de Piñera, vamos a tratar de buscar una coordinación con Apruebo Dignidad y con la ex Concertación. Creo que los votos alcanzan para elegir una mesa que represente a las fuerzas transformadoras”, dice el representante ecologista, principal aliado de Jiles.

Otros nudos del acuerdo

Sin embargo, cederle un año de presidencia de la Cámara a los ecologistas y humanistas, implica que una de las contrapartes, ya sea el PC, el Frente Amplio o los partidos de la ex Concertación, debieran renunciar a sus aspiraciones de encabezar la corporación, ya que son solo cuatro años a repartir (salvo que se opte por fraccionar el período por meses de presidencia).

Actualmente, las bancadas más grandes de la izquierda: el PS (13 diputados), el PC (12 escaños) y Convergencia Social (partido de Boric, que tendrá nueve representantes) tienen, en teoría, la prioridad para acceder a un año para conducir la mesa de la Cámara.

Sin embargo, el PPD, la DC y el Partido Liberal también tienen aspiraciones. Y en vista del empate de fuerzas que existe entre Apruebo Dignidad y Nuevo Trato Social, algunos legisladores de esas colectividades creen que son los partidos de la coalición de Boric los llamados a ceder espacios a cambio de adquirir gobernabilidad en la Cámara.

Además, está sobre la mesa una soterrada advertencia de la DC (donde ya existe malestar por haber sido excluidos de la coordinación de bancadas socialdemócratas lideradas por el PS) de que si no son considerados debidamente podrían abrir una negociación con los partidos de Chile Vamos.

El diputado DC Miguel Ángel Calisto, uno de los referentes que tendrá la bancada falangista en el próximo período, sostiene que las conversaciones no debieran limitarse al bloque de izquierda-centroizquierda. “Creo que debemos hacer el mayor esfuerzo para un acuerdo de administración amplio que rompa los límites del duopolio. Eso es clave para dar viabilidad a los acuerdos con el futuro gobierno”, sostiene.

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