Crece la tensión entre Washington y Beijing y Ejército de Estados Unidos retira escombros “significativos” del globo chino
Los dispositivos electrónicos retirados de las aguas de Carolina del Sur esconden detrás el desgaste diplomático entre las dos potencias mundiales. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, aseguró que los tres objetos derribados el fin de semana no serían chinos, sino que, probablemente, se trate de globos, artilugios publicitarios inofensivos o de investigación, puesto que no contaban con sistemas de propulsión propios. También descartó indicios de que pertenezcan a servicios de inteligencia de otros países.
Tan viejo como la guerra, el arte del espionaje ha estado ligado a los conflictos no solo bélicos, sino que también en tiempos de paz. Pero cuando estos se evidencian, la presión mediática y la política, tanto al interior como entre las naciones involucradas, se ven conmocionadas.
Así se ha evidenciado gracias al globo chino derribado el 4 de febrero, desatando una crisis diplomática entre las dos potencias mundiales que, con la recuperación de sus escombros este lunes, ha tensionado aún más la desgastada relación. Washington asegura que el programa para espiar el territorio norteamericano se viene prolongando desde hace años, mientras que Beijing acusa a Estados Unidos de haber lanzado al menos 10 globos de vigilancia táctica durante el año pasado.
El Ejército de Estados Unidos confirmó que había recuperado “restos significativos” del globo que inició las tensiones. Pese a la insistencia de China de que el objeto sería para mediciones académicas, negando repetidamente su uso para el espionaje, Washington acusa directamente al gobierno de Xi Jinping de mentir al respecto, y planea usar lo encontrado en la costa de Carolina del Sur para ello.
“Las tripulaciones han podido recuperar restos significativos del lugar, incluyendo todos los sensores prioritarios y piezas electrónicas identificadas, así como grandes secciones de la estructura”, dijo el Comando Norte del Ejército estadounidense en un comunicado. Dichos sensores clave, afirmó Reuters, servirían presumiblemente como equipo para la recopilación de inteligencia.
Tras el derribo de otros tres objetos por parte de las tropas estadounidenses durante el viernes, sábado y domingo pasado, la relación entre el país norteamericano y China parecía estar en su peor momento diplomático en décadas. Sin embargo, estos no se tratarían de naves espías, como se deslizó en algún momento.
Durante este martes, el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, aseguró en una conferencia telefónica que esos tres objetos no serían chinos, sino que, probablemente, se trate de globos, artilugios publicitarios inofensivos o de investigación, puesto que no contaban con sistemas de propulsión propios. También descartó indicios de que pertenezcan a servicios de inteligencia de otros países.
“No se descarta la posibilidad de que se trate de globos simplemente vinculados a entidades comerciales o de investigación y, por tanto, benignos. Eso muy bien podría ser, o podría surgir, como una explicación principal aquí”, sin cerrarse a otras posibilidades, pues aún no hay certezas, admitió. En cuanto al primer objeto, recientemente recuperado por la Marina, volvieron a afirmar su procedencia china con fines de espionaje.
Gracias a las presiones al interior de cada nación de parecer firmes, la batalla también se ha dado en el plano comunicacional. Un editorial publicado recientemente por el Diario del Pueblo, el principal medio del Partido Comunista de China, aseguraba que el incidente del globo “ha demostrado al mundo lo inmaduro e irresponsable -incluso histérico- que ha sido Estados Unidos al tratar el caso”, en lo que ha sido leído como un intento por burlarse del gobierno de Biden y la búsqueda por azuzar a sus rivales de extrema derecha.
“Las decisiones de la administración Biden sobre el episodio del globo fueron secuestradas por la política doméstica de Estados Unidos”, aseguraba el medio propagandístico chino en otro editorial, en línea con el ataque a la política externa e interna a la gestión del demócrata.
En la vereda contraria, Xi Jinping tampoco cuenta con mucho margen para demostrar algo más que no sea dureza. “Debido a la propaganda de los últimos años, no es posible que China haga concesiones o pida disculpas a Estados Unidos. El pueblo chino no puede aceptar una actitud débil de su gobierno”, dijo a The New York Times Xing Yue, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Tsinghua de Beijing.
Sin embargo, la retórica china ha ido evolucionando con los días, pasando de la burla y el intento por hacer parecer exagerada la decisión de derribar las naves en territorio norteamericano, hacia el regreso en las acusaciones de espionaje. Mientras Estados Unidos aseguraba que el programa de su rival por la hegemonía mundial llevaba años desarrollándose, China acusó de vuelta que EE. UU. estaba librando una “guerra de información y opinión pública”.
Junto con afirmar que el país norteamericano habría enviado 10 globos durante 2022, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, volvió a la carga este martes asegurando que el Pentágono habría gastado miles de millones de dólares en el desarrollo de globos de reconocimiento a gran altitud para luego transferir dichos proyectos a carteras militares, informó el medio neoyorquino.
¿De vuelta a la Guerra Fría?
Con Rusia enfrascada en una guerra que se alista para llegar a su primer año de combates en Ucrania, la lucha entre Estados Unidos y China se hace más evidente que nunca, impulsada, por cierto, gracias a la crisis de los objetos voladores derribados por las Fuerzas Armadas norteamericanas. Si bien ya se recuperaron los restos del primer globo chino, aún quedan otros tres sin ser estudiados.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, aseguró el lunes en una conferencia de prensa que los cuatro podrían estar conectados, sin profundizar más en los detalles. “Obviamente, hay algún tipo de patrón ahí, el hecho de que estemos viendo esto en un grado significativo en la última semana es una causa de interés y atención cercana”, consignó The Associated Press.
En caso de que se confirme fehacientemente que los objetos formen parte de un plan de espionaje, no sería la primera vez que algo así ocurra.
Hace más de 60 años, cuando la Guerra Fría se encontraba en pleno desarrollo, un avión U2 estadounidense caía en territorio soviético derribado por el Ejército de la superpotencia comunista. Ambos contrincantes enviaban regularmente misiones espías, por lo que, al finalizar el conflicto, se realizaron acuerdos internacionales para regular la situación.
Corría el año 1992 cuando 34 países, incluidos Rusia y EE. UU., firmaban el acuerdo conocido como Cielos Abiertos. Gracias a esto se permitieron los vuelos de reconocimiento de aviones foráneos, lo que estableció una confianza mutua gracias a la regulación.
Sin embargo, esto se quebró bajo la administración del expresidente estadounidense Donald Trump, quien, en su dura política exterior, retiró a la nación norteamericana del pacto en 2020 tras acusar a Rusia de violarlo.
La lógica de la Guerra Fría también se ha visto en los discursos chinos a raíz de la crisis de los globos, los que han acentuado la promesa del “rejuvenecimiento” de la nación y la retórica de un mundo multipolar, sin la omnipotencia de Washington.
Ejemplo de esto lo entregó el embajador chino en Francia, Lu Shaye, quien destacó la importancia de reforzar los lazos entre la Unión Europea y el Gigante Asiático para romper la influencia de Estados Unidos en el bloque. Mensaje reforzado en el discurso del Presidente Xi Jinping durante la semana pasada en la Escuela Central del partido, donde proclamó que la “modernización al estilo chino” es un nuevo avance humano que busca eliminar la noción de que “modernización es igual a occidentalización”, detalló The New York Times.
Evitar exacerbar los ánimos nacionalistas que puedan empujar a una lucha sin retorno, advirtió el mismo medio, será una de las más grandes pruebas tanto para Joe Biden, a la cabeza de Estados Unidos, como para Xi Jinping, en China.
Zheng Yongnian, un influyente politólogo de la Universidad China de Hong Kong, Shenzhen, que ha mostrado opiniones más moderadas que las expuestas en medios oficiales del país, ha advertido que el nacionalismo estadounidense probablemente dará lugar a más nacionalismo en China.
“El riesgo global número 1 hoy en día es la política interna de Estados Unidos”, aseguró Zheng según el medio neoyorquino. “Estados Unidos sigue teniendo un gobierno fuerte, sigue siendo el país más rico y sigue teniendo el ejército más grande”. El politólogo, quien también asesora a altos funcionarios del país, argumentó que cuando mira a Washington, ve a un mandatario que se esfuerza por equilibrar un terreno común con Beijing y, al mismo tiempo, otro que necesita mantenerse firme contra China.
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