Diálogos de ReConstitución con Agustín Squella: “Es hoja en blanco pero no partir de cero porque Chile tiene una biografía como país”

Agustín Squella

Agustín Squella, doctor en derecho, académico y Premio Nacional de Humanidades (2009), conversó para Diálogos de Re:Constitución, un ciclo especial de Conversaciones LT enfocado en la discusión sobre el cambio constitucional.


“Soy una persona sin partido político, sin religión, sin iglesia. Soy un profesor universitario de provincia, y por medio de una votación popular lo tengo muy difícil. Pero, en fin, lo consideraré en su momento, ciertamente. Aunque me sería difícil llegar ahí, y no tengo aptitudes como para conseguir votaciones, no creo tenerlas, sí me haría sentido estar allí”.

Así, el doctor en derecho y académico de la Universidad de Valparaíso, Agustín Squella, respondió la pregunta sobre si le interesaría ser candidato a una posible convención constitucional. El también Premio Nacional de Humanidades fue el primer invitado de los “Diálogos de ReConstitución”, un especial de Conversaciones LT.

“Me resisto siempre a conjeturar mucho sobre el futuro porque en rigor no tengo ninguna capacidad predictiva pero hay cuestiones que podemos afirmar con alguna o bastante seguridad. Saber que por fortuna nos encontramos en un proceso constituyente que tiene su itinerario trazado, que tiene un momento muy especial e importante el 25 de octubre próximo, donde tengo la convicción que la mayoría se pronunciará por aprobar el camino hacia una nueva Constitución”, señaló.

Squella considera que Chile es un país mucho “más maduro” de lo que creemos, y que las discrepancias y rivalidades políticas en una sociedad democrática “es perfectamente natural y no debemos sorprendernos y lamentar eso. Pero una vez puestos los desacuerdos sobre la mesa, tenemos un camino para procesar esos desacuerdos y ser capaces de convenir en bastante más de un año, una nueva Carta Fundamental que por primera vez en nuestra historia no sea la imposición de un sector sobre otro. Esa nueva Constitución no será la Constitución de la revancha contra la Constitución de 1980; será una Constitución con un paso hacia adelante y no mirando hacia atrás”, dijo.

Sobre el origen que dio marcha a este proceso constituyente y la legitimidad de la presión social de las manifestaciones afirma que “en la historia de occidente, importantísimos documentos jurídicos y políticos de los que nos enorgullecemos fueron producto de crisis e incluso de presión que la sociedad o parte de ella lo hicieron en contra de quienes detentaban el poder”.

Así, señaló que la lucha pacífica, las más de las veces por los derechos fundamentales y constituciones son, no pocas veces, el resultado de una presión sobre quienes detentan el poder y no quieren hacer concesiones, sea este el poder político, económico o de cualquier otro tipo. “Hoy día nos enorgullecemos de esos documentos con justa razón y no lamentamos que hayan sido producto de circunstancias extraordinarias y ni siquiera de presiones sobre el poder”, agrega.

El exrector publicó en El Mercurio su columna “La gran marcha”, referente al cada vez más cercano plebiscito. “No es una elección a la que se nos convoca para elegir autoridades, esas votaciones son importantes, pero esta lo es mucho más porque lo que se nos pide no es pronunciarnos sobre una autoridad que durante un tiempo va a ocupar determinado cargo. Lo que se nos pregunta como ciudadanos de este país es si queremos o no -y por primera vez en la historia chilena- tengamos una Constitución que sea democrática en su origen y contenidos, y a eso no hay que tenerle ningún temor”. Así, la hoja en blanco para Squella es algo figurativo, y no significa que se haga un borrón y cuenta nueva. “Es hoja en blanco pero no partir de cero porque Chile tiene una biografía como país, así como las personas tenemos biografía. Hay una tradición constitucional en Chile con algunas cosas positivas y con algunas cosas negativas y podemos aprender de nuestra historia constitucional. Podemos aprender de los expertos y podemos aprender de constituciones de otros países que nos merezcan respeto”.

Acerca de una futura candidatura como convencional constituyente, el abogado indica: “Yo soy una persona sin partido político, sin religión, sin iglesia. Soy un profesor universitario de provincia, y por medio de una votación popular lo tengo muy difícil. Pero, en fin, lo consideraré en su momento, ciertamente. Aunque me sería difícil llegar ahí, y no tengo aptitudes como para conseguir votaciones, no creo tenerlas, sí me haría sentido estar allí”. Y en un virtual caso de ser elegido, propondría “Las personas nacen y permanecen iguales en dignidad. No me compraría la frase habitual de las constituciones de que las personas nacen libres e iguales porque eso no es muy cierto y se ha transformado en un cliché”.

En caso de ganar la opción Rechazo, el académico señala que “no me pongo en ese escenario, pero si se produjera lo aceptaría”.

Sobre la supuesta superioridad moral entre ambas opciones -Apruebo o Rechazo-, Squella considera que “en política y en la vida hay que tener mucho cuidado de asumir esa superioridad que mencionas. Este es un problema fundamentalmente político”. Agrega además que habría que cobrarles las palabras a aquellos políticos del rechazo que están diciendo: rechacemos pero hagamos de inmediatamente después cambios importantes a la Constitución. “Hay aquí dos riesgos: la grafomanía constitucional, o sea hacemos una constitución demasiado larga, demasiado retórica, frondosa. Hay también el riesgo de una telegrafía constitucional. Pues bien, ni lo uno ni lo otro”.

Reflexionando sobre los posibles puntos de conflicto, considera que “derechos atención sanitaria a vivienda, a educación pública, a previsión (…) eso nos va a dividir”, pero sostiene que tiene “la esperanza, pero no la certeza de que vamos a tener una convención constituyente representativa, idónea, donde se va a iniciar una conversación que durará un año, no nueve meses”.

Los quórums son otro tema de debate. Sobre este particular, el abogado comenta que “a mí ese quórum (2/3) me pareció y me sigue pareciendo demasiado alto (...) probablemente esa va a ser una de las materias que se van a tener que resolver en el reglamento interno de la convención. Una de las peores cosas de la constitución del 80 fue declararse modificable en sus principales capítulos por dos tercios de los senadores y diputados en ejercicio”.

Pensando a futuro sobre las condiciones en que se daría la discusión constitucional en caso de ganar el Apruebo, Squella dice: Me imagino que esta convención la veo recorriendo el país para recibir también voces regionales. “Tengo una esperanza, pero no es una bobada. Es tan importante el momento en que estamos y vamos a estar a partir de octubre (...) que no nos podemos farrear esto. Y este país ha dado lecciones de madurez en el pasado”, concluye.

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