Diputados de la ex Concertación se rearman y fijan condiciones para eventual pacto en la Cámara con la coalición de Boric

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Los diputados Raúl Soto (PPD), Joanna Pérez (DC), Daniella Cicardini (PS), Jaime Naranjo (PS), Leonardo Soto (PS) y Miguel Ángel Calisto (DC)

Los socialistas Jaime Naranjo, Daniela Cicardini y Leonardo Soto, el PPD Raúl Soto y los DC Joanna Pérez y Miguel Ángel Calisto son las principales cartas de los partidos de centroizquierda para liderar la Cámara en el próximo período. La apuesta inicial de sus bancadas es negociar con Apruebo Dignidad, que busca levantar a la PC Karol Cariola. Sin embargo, exigirán que el futuro conglomerado oficialista ceda al menos tres años de presidencia de la corporación.


El miércoles pasado, en el comité del PPD se reunieron las bancadas de la antigua Concertación (PS, DC, PPD y PR) y de Nuevo Trato (exfrenteamplistas) para delinear una estrategia de negociación con el fin de resolver el nuevo pacto de administración y de gobernabilidad de la Cámara.

De ese acuerdo saldrán los nombres de quienes presidirán la Cámara de Diputadas y Diputados y también el esquema de cómo se repartirán las comisiones legislativas en los próximos cuatro años, factor que será crucial para la agenda de reformas que pretende desarrollar el futuro gobierno del Presidente Gabriel Boric.

Aunque las conversaciones habían comenzado inmediatamente después de las elecciones parlamentarias del 21 de noviembre, la cita era el primer encuentro formal que reunía a todas las fuerzas del Nuevo Pacto Social, que a partir de marzo tendrá un grupo de 37 diputados.

De hecho, el encuentro -donde participaron Raúl Soto (jefe de bancada del PPD), Jaime Naranjo (subjefe de comité PS), Raúl Leiva (PS), Pablo Vidal (ex RD en representación de los liberales) y Alexis Sepúlveda (radical)- tuvo una invitada especial: la diputada DC Joanna Pérez, quien se sumaba a las tratativas en representación de su bancada y hoy encabeza una lista para presidir su partido.

A diferencia del Senado, donde las negociaciones están avanzadas para repartirse dos años de presidencia para la derecha y dos años para la ex Concertación, en la Cámara las conversaciones aún no están encaminadas.

El problema es que el tiempo ya comienza a correr en contra, pues antes del 11 de marzo debe estar resuelto quién presidirá la Cámara al menos durante el 2022.

“La idea es dejar resuelto esto antes de irnos de vacaciones”, señala un diputado, en vista de que en febrero se suspenden las actividades por el receso legislativo y muchos se desconectan de sus tareas políticas.

En esa línea, en la reunión de los partidos de la ex Concertación se acordó que la apuesta inicial será buscar un acuerdo con las fuerzas políticas de la coalición de Boric (Apruebo Dignidad, integrado por el PC, RD, Convergencia Social y Comunes, entre otros), que también tendrán un grupo de 37 diputados. Este conglomerado apuesta a elegir en la presidencia de la Cámara de Diputados a la diputada Karol Cariola (PC), quien también estuvo en carrera para ser vicepresidenta de la institución en 2019, pero sin éxito.

En vista del virtual empate, lo lógico sería que cada bloque se quedara con dos años de presidencia de la Cámara, dicen. No obstante, en las bancadas de la ex Concertación creen que el conglomerado de Boric es el que debe hacer el mayor sacrificio en la negociación a cambio de ganar gobernabilidad.

Una alternativa atractiva, explican, sería lograr al menos tres años de presidencia de la Cámara para el bloque de centroizquierda. Con ello, las principales bancadas (el PS, el PPD y la DC) podrían conducir durante un año la corporación.

En el PS (que tendrá un grupo de 13 diputados), las principales cartas para asumir la presidencia son Jaime Naranjo, Daniela Cicardini y Leonardo Soto.

En el PPD, en tanto, figura Raúl Soto, mientras que en la DC, Joanna Pérez y Miguel Ángel Calisto son los principales liderazgos.

Votos insuficientes

No obstante, las negociaciones se complejizan, porque los votos de Apruebo Dignidad (coalición de Boric) y de Nuevo Pacto Social (ex Concertación y exfrentreamplistas) son insuficientes para alcanzar la mayoría de 78 escaños y así elegir a las autoridades de la corporación.

Para ello, se había explorado un acuerdo con el grupo de la diputada Pamela Jiles. Sin embargo, las condiciones que han planteado los intermediarios de la legisladora humanista (quien estaría interesada en presidir la Cámara durante el primer año del gobierno de Boric) hacen que un acercamiento sea inviable, por ahora.

Una segunda alternativa es negociar con los seis diputados del Partido de la Gente (colectividad de Franco Parisi), que también están siendo sondeados por otras fuerzas políticas.

La tercera, en tanto, es desechar las conversaciones con Apruebo Dignidad y entablar una negociación con RN, la UDI y Evópoli, como ocurre en la Cámara Alta. Incluso, en sondeos preliminares, las bancadas de Chile Vamos habrían expresado su disposición de ceder los cuatro años de presidencia de la Cámara, a cambio de ser compensados e integrados a las jefaturas de ciertas comisiones estratégicas, como Hacienda y Constitución. Sin embargo, en las bancadas de la ex Concertación sienten que aún no tienen piso entre su militancia para buscar un pacto con la derecha.

Guiño a la DC

Incorporar a la Falange, sin embargo, era un paso clave en esta estrategia.

En las últimas semanas, había generado incomodidad en la DC que sus antiguos aliados de centroizquierda formaran una suerte de bancada “socialdemócrata”, sin la presencia de senadores y diputados falangistas.

Si bien la idea de los legisladores del PS, PPD, radicales y exfrenteamplistas era hacer una demostración de cuerpo frente a Apruebo Dignidad -en la eventualidad de que fueran convocados al gobierno de Boric-, en la DC lo interpretaron como un acto de marginación. Indirectamente, ello abría la puerta para que los democratacristianos se sintieran en libertad de acción para negociar con la derecha la conformación de la futura mesa de la Cámara y de las comisiones legislativas.

Sin embargo, en la reunión del miércoles pasado se dieron garantías de que la idea era contar con la bancada DC y negociar en conjunto el nuevo pacto de administración y gobernabilidad de la corporación.

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