Director del Servicio Valparaíso-San Antonio: “En el Van Buren hay complejidades presupuestarias, pero que 4 pabellones no funcionen es por ausentismo”

El Hospital Carlos van Buren se ha convertido en el símbolo de la crisis económica que atraviesa la red asistencial a nivel nacional, con pabellones paralizados y falta de herramientas para atender tratamientos oncológicos debido a la escasez de recursos y una deuda millonaria que se arrastra desde la pandemia. Pero a dos semanas de la movilización de funcionarios que dio cuenta de la situación crítica del establecimiento, el director del Servicio de Salud de Valparaíso-San Antonio, que tiene a su cargo el recinto, Cristián Gálvez, afirma en conversación con La Tercera que aun con esta complejidad, el servicio se encuentra “funcionando con normalidad” debido a que han acogido las recomendaciones del Ministerio de Salud (Minsal) para reasignar los recursos.

Y que además se encuentran a la espera de la publicación de los decretos de expansión presupuestaria comprometidos por el gobierno para enfrentar la deuda y la falta de recursos.

Sin embargo, paralelo al tema financiero, como servicio, dice, han tenido que enfrentar otra complejidad que ha afectado el correcto funcionamiento del Van Buren: ausentismo del personal de salud.

“Nosotros vamos a saber cuánta plata finalmente le va a llegar a nuestro Servicio de Salud y al Hospital van Buren en particular una vez que salga de Contraloría. Estamos en ese proceso todavía”, dice.

¿Esos decretos efectivamente podrían llegar a paliar la crisis presupuestaria que acarrea el hospital?

Por supuesto. Van a contribuir a resolver el problema que tenemos en este momento. Ahí dividiría el tema en dos. El problema que tenemos en este momento está relacionado con la complejidad presupuestaria, que en el fondo apunta a que podamos mantener la operación de funcionamiento de aquí a fin de año. Y otra parte está relacionada con el control de la deuda presente en el hospital, que está siendo sometida a un proceso de revisión exhaustivo, que está siendo supervigilado por la Subsecretaría de Redes Asistenciales y que va a requerir también una evaluación respecto del tema presupuestario que estamos enfrentando, en el sentido de qué manera vamos a generar los compromisos y el plan de intervención para que esa deuda que está constatada a la fecha del 31 de agosto de sobre los $15.000 millones pueda ser saldada.

¿Cómo se encuentra funcionando el hospital a más de dos semanas de las primeras movilizaciones por parte de funcionarios?

Pese a esta complejidad, el hospital está funcionando con normalidad. Hay situaciones puntuales: la última de la que tuve reporte fue que hubo un pabellón durante la semana que suspendió su funcionamiento, pero por un proceso de licencia médica por parte de la anestesista que estaba a cargo. Porque efectivamente los funcionarios y funcionarias también adolecen de problemas de salud. Pero eso fue rápidamente resuelto y hoy se resolvió su continuidad y su funcionamiento con normalidad.

¿Es normal el ausentismo dentro de los servicios de salud?

Esta normalidad está precisamente en medio de esta tensión y de esta complejidad presupuestaria que estamos enfrentando a través de reasignaciones internas, de reasignaciones del mismo establecimiento y de un acompañamiento que se está dando tanto por el Servicio de Salud como por la Subsecretaría de Redes Asistenciales, en particular a los equipos de finanzas y de gestiones de dirección administrativa del hospital.

¿Cuántos pabellones están funcionando hoy?

En el último catastro que entregamos, y que se mantiene hasta hoy, de los 16 pabellones tenemos 12 operativos. Es cierto que hay complejidades presupuestarias, pero la razón de que cuatro pabellones no estén funcionando se debe al ausentismo del personal de salud, que es un problema paralelo al tema presupuestario, pero de difícil manejo.

¿El ausentismo se incrementó debido al tema presupuestario o se arrastra desde antes?

No, desde antes. Este es un problema que es paralelo. En general, el indicador que se plantea para el establecimiento está relacionado con 24,7% al 30 de septiembre de este año. Es un indicador alto, elevado, y que efectivamente incide en el funcionamiento de los pabellones. Pero también señalar que se concentra esencialmente en el grupo de profesionales. Entonces, eso hace más difícil la posibilidad de contar con reemplazos o con redistribución del personal interno porque la estructura sanitaria es compleja.

¿En qué sentido es complejo?

No se trata de llegar y sacar a alguien que esté trabajando, sobre todo en urgencia, y trasladarlo a pabellones. Por dos razones: uno, porque se descubre la urgencia, y dos, porque no necesariamente el equipo que trabaja en la urgencia tiene el mismo manejo que tiene el equipo de pabellones. Entonces, ese proceso de formación siempre resulta más complejo.

¿Ha tratado de subsanarse?

Se han realizado un conjunto de iniciativas desde el primer semestre de este año. Se han realizado operativos sanitarios, oftalmológicos y dentales para los funcionarios; se ha realizado el examen de medicina preventiva para funcionarios en el ámbito de salud personal y la ejecución de un programa que se desarrolla internamente, que es el programa Saludablemente, que implementa pausas saludables y el uso de terapia alternativa. Se ha implementado en los casos que corresponde y que son bien acotados, el tema de la conciliación trabajo-familia, es decir, la posibilidad de que funcionarios puedan adecuarse a situaciones que tienen a veces complejas en su domicilio. Hay funcionarios que también son cuidadores y que tienen que seguir trabajando en salud.