Efecto disparejo de reforma política irrita en la Cámara: eximiría a senadores y solo pondría en riesgo elección de diputados de partidos “chicos”
“Solo los partidos políticos que alcancen al menos el 5% de los votos válidamente emitidos a nivel nacional, en la elección de los miembros de la Cámara de Diputados, tendrán derecho a participar en la atribución de escaños en dicha Cámara”, dice la norma, que al estar redactada de esa forma (en singular) excluiría al Senado de estas condiciones especiales para asignar cupos.
Un inminente choque institucional podría provocar la reforma política impulsada por un grupo transversal de senadores que busca evitar la fragmentación política y mejorar la gobernabilidad del Congreso.
En lo esencial, la iniciativa -coordinada por el presidente de la Comisión de Constitución, Alfonso de Urresti (PS), y adherida por los senadores Rodrigo Galilea (presidente de RN), Luz Ebensperger (UDI), Ricardo Lagos Weber (PPD), Gastón Saavedra (PS) y Luciano Cruz-Coke (Evópoli)- fija un umbral en la asignación de escaños en el Congreso y establece el cese del cargo a los legisladores que renuncien a sus colectividades.
Sin embargo, el primer punto está provocando más tensión, ya que además de los reparos a la fórmula para frenar la proliferación de partidos “chicos”, pone una exigencia a candidatos a diputados (incluyendo a los que van a su reelección), pero que no se aplica a quienes postulan o se repostulan al Senado.
“Solo los partidos políticos que alcancen al menos el cinco por ciento de los votos válidamente emitidos a nivel nacional, en la elección de los miembros de la Cámara de Diputados, tendrán derecho a participar en la atribución de escaños en dicha Cámara”, dice la norma, que -al estar redactar de esa forma, en singular- excluiría a la Cámara Alta de estas condiciones especiales para asignar cupos de senadores.
La disposición agrega que “esta regla no se aplicará al partido que tenga escaños suficientes para sumar como mínimo ocho parlamentarios en el Congreso Nacional, entre los eventualmente elegidos en dicha elección parlamentaria y los senadores que continúan en ejercicio hasta la siguiente elección”. Es decir, si esa colectividad en riesgo, al tener pocos votos, suma al menos ocho senadores o diputados, podría igualmente acceder a su representación en la Cámara Baja.
“Los votos obtenidos por los partidos políticos que no obtengan escaños, conforme a las reglas anteriores, se asignarán a los partidos políticos del pacto que sí cumplan con los requisitos para integrar la Cámara de Diputados, de manera proporcional al número de votos obtenidos por ellos en el respectivo distrito electoral”, dice adicionalmente ese artículo, remarcando que las exigencias solo corren para quienes postulen o vayan a la reelección de diputados.
Entre diputados, desde el PC al Partido Republicano, la lectura es clara y cuestionan que aquella disposición tiene un efecto disparejo, ya que no afectaría a senadores en reelección o a aspirantes a senadores.
El diputado Luis Cuello (PC) calificó como “caprichosa” la redacción. “Es muy curioso que la reforma deje afuera a una parte sustantiva del sistema político como el Senado. Es poco serio. Refleja un interés corto y estrecho y le resta toda viabilidad para discutir la reforma en esos términos”, dijo.
“Soy crítico de la forma como los senadores han desarrollado esta pequeña reforma. Ha sido inconsulta y ni siquiera esperaron al gobierno. Hay cosas inauditas, por ejemplo, al momento de llevar el proceso electoral y un partido no cumpla con los requisitos, solo van a ser afectados los diputados y no los senadores”, comentó el diputado Marcos Ilabaca (PS).
“Si esta norma tiene que aplicarse (la del umbral), tiene que aplicarse en forma pareja. Estamos tratando de revisar el sistema político en general. No solo la Cámara. Por lo tanto, si algunos senadores plantean una norma que aplica solo a la Cámara y no a ellos, es algo que a lo menos genera dudas. Esto debe corregirse”, comentó Luis Sánchez, jefe de bancada del Partido Republicano.
La diputada Camila Flores (RN), en tanto, señaló que ese es un “tema que debiésemos revisar para no tener reglas distintas que favorezcan a una cámara y perjudiquen a otra. Hoy día no veo los votos para aprobar en la Cámara de Diputados una reforma de esta envergadura”.
Consultado el senador De Urresti (PS), autor y coordinador de la iniciativa, discrepó de la interpretación de los diputados y agregó que la reforma se basa en un cálculo de votos para las elecciones de diputados, ya que solo estas se realizan en todo el territorio nacional cada 4 años, a diferencia de los comicios de senadores, que tienen una mandato de 8 años y su renovación se efectúa en forma alternada. Cada 4 años solo se elige la mitad del Senado.
Además, agregó que esta reforma está inspirada en el trabajo del grupo de expertos del últimos proceso constituyente, por lo tanto, negó que exista ese efecto dispar que cuestionan los diputados.
Otros autores de la iniciativa señalaron que existe una complejidad para aplicar los requisitos al Senado, las elecciones de sus miembros son diferidas y jurídicamente sería imposible revocar el mandato de un senador en ejercicio aun cuando su partido deje de existir legalmente.
En respuesta, algunos diputados señalan que si el criterio fuese parejo, al menos debiera aplicarse la exigencias a los senadores elegidos en esa misma elección con los diputados.
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