El ocaso de la feria de artesanos de Santa Lucía

FERIA SANTA LUCIA

La feria artesanal más grande de Santiago se posicionó como un punto cultural y de comercio desde 1988, cuando pasó a convertirse en sociedad anónima y contar con 151 locales comerciales. Pero desde el estallido social, y luego la pandemia, el lugar se ha visto golpeado. La baja de ventas e inseguridad han llevado a los locatarios a tomar la decisión de buscar otros rumbos.


Son las 17 horas del lunes 4 de marzo y la Alameda, en el centro de Santiago, se encuentra repleta de estudiantes, ejecutivos y turistas que aprovechan los últimos días de sol del verano, merodeando locales, así como tomando tours para descubrir los rincones del cerro Santa Lucía. Pero algo distinto pasa cruzando la calle, dentro de la feria artesanal más grande del centro de la capital de nombre homónimo: la fachada se ve rayada, algunos locales con cortinas abajo y no más de tres personas que recorren los pasillos del corazón artesanal.

Para Arnaldo Pérez (69) tal episodio se viene repitiendo desde 2019, con el paso del estallido social. Un golpe que no había presenciado en los 30 años que lleva ubicado dentro del sector con su local de instrumentos musicales.

“La feria se convirtió en el punto cero de las manifestaciones y se vino abajo, porque debido a la inseguridad nos vimos en la obligación de cerrar por más de cuatro meses. Ya cuando tratamos de reactivar nuestros negocios se vino la pandemia y vinieron otros meses más obligados a bajar las cortinas. He resistido junto a algunos locales, pero otros no aguantaron y escogieron vender e irse”, comenta a La Tercera.

El Centro Artesanal Santa Lucía, ubicado en Alameda 510 y cuya propiedad es la sociedad anónima de Artesanos Santa Lucía, es uno de los más grandes y variados de la ciudad. Desde su construcción en 1988 se ha caracterizado por ser un mercado comercial de artesanía distribuido en 151 locales dedicados a comercializar artículos artesanales o que tengan relación con la expresión de la cultura chilena, latinoamericana o universal.

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El ocaso de la feria artesanal de Santa Lucía.

En sus tiempos de apogeo los puestos atraían a más de 1.000 personas por día. Hoy, en cambio, los turistas no sobrepasan los 20 por jornada, según sus locatarios.

“El sector cultural de Santiago no ha logrado recuperarse. Más de 30 socios han preferido vender e irse a otras zonas de la capital, como el sector oriente. Otros cierran porque han comprendido que la artesanía no se valora como antes”.

María Eugenia Muñoz, expresidenta de la Sociedad Feria Artesanal Santa Lucía, que reúne a 11 socios, sostiene que del total de locales hoy hay 141 teóricamente en uso, pero la realidad dice que al menos el 30% no abre recurrentemente, quizás con la esperanza de que la situación mejore. Y desde su perspectiva hay tres factores que han incidido en la decadencia de la feria.

Hace tiempo que la artesanía ha calado en sectores con mayores ingresos y ha tomado otro valor. Ya nadie compra en una feria artesanal común y corriente. También, la llegada del estallido y la pandemia impidió que pudiésemos trabajar todos los días y la gente se resignó a buscar otro sustento económico. Por último, la crisis económica ha generado una caída de las ventas en todo Santiago y el resto del país. Todo eso nos deja en mal pie”, asevera.

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El ocaso de la feria artesanal de Santa Lucía.

Y este ha sido un fenómeno generalizado en el sector. En febrero de este año la Asociación Gremial de Turismo y Comercio del Centro Histórico de Santiago (TUCHS), que reúne a cerca de 30 organizaciones (19 relacionadas con hotelería y el resto a restaurantes y locales del centro de Santiago), señaló que 77% de los comercios de la zona se han visto afectados directamente por la delincuencia, bandas organizadas, comercio ambulante y estigmatización del centro de Santiago. Esto ha llevado, según una encuesta del Centro de Formación Técnica ENAC, a que un 66,9% de los locales comerciales considere como principal problema la seguridad, seguido de un 26% que considera relevante la reactivación económica y un 7,1% indica que el turismo y el patrimonio se deben abordar.

Tal situación ha provocado que desde 2023 a la fecha 800 locales hayan bajado sus cortinas. Asimismo, más de 100 locales se han ido del casco histórico y un 40% está pensando en moverse al sector oriente de la capital.

Un problema sanitario y de seguridad

Sumado a los problemas de rentabilidad, los propietarios han tenido que enfrentar problemas de plagas y disputas por convivencia dentro de la feria. Hace más de dos semanas la feria ha venido combatiendo a los roedores que han llegado a invadir los puestos. Esto, dicen, se originó porque puestos de comida se instalaron dentro del galpón, buscando alguna alternativa para mantener viva la feria.

“Estimados locatarios (...) informo a ustedes que en el Recinto de la Feria se han detectado ROEDORES, por lo tanto, se solicita que antes de cerrar los locales no deben dejar alimentos a fin de evitar que se siga propagando esto”, reza un comunicado de la administración de la feria colgado en una pizarra fuera de la oficina. En este también se agrega: “Esta situación fue informada a la Municipalidad de Santiago a fin de que se acerquen a DESPARATIZAR, esta solicitud fue ingresada con fecha 1/12/2023″.

“Hay arrendatarios que no quieren limpiar, no se hacen cargo de sus desechos. Es un conflicto constante, que nos molesta a los más antiguos porque nunca nos habíamos enfrentado a algo así”, relata Arnaldo.

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El ocaso de la feria artesanal de Santa Lucía,

A esto se ha sumado un problema de inseguridad que ronda entre los locales, lo que ha llevado a contratar guardias privados y la instalación de cámaras para resguardar el comercio, además de agregar rejas y puertas de metal para cerrar. La fachada amigable de antaño hoy ya no es tal.

Teresa Ferreira (68) atiende un puesto de artesanías y productos de la cultura folclórica chilena justo frente a la Alameda, a menos de dos metros de la calle. Se instaló en la zona hace cinco años con el propósito de salir de su casa y tener momentos recreativos como vendedora. Pero la inseguridad la ha llevado a replantearse seguir con el negocio, según confiesa.

“Es poco si te digo que al día veo cinco asaltos a turistas o transeúntes. A cualquier hora del día. Estoy casi en una vitrina que me obliga a ver cómo la inseguridad se ha apoderado del centro de Santiago. También me han asaltado aquí en el local, aunque no ha pasado a mayores, pero es un miedo constante”, comenta.

Desde la Sociedad de Artesanos de Santa Lucía sostienen que el problema podría arreglarse en el momento en que se decidiera intervenir todo el sector, así como mejorar la infraestructura. Incluso mencionan que existe un proyecto para remodelar la feria, pero que no ha avanzado por motivos de presupuesto. Y hasta que alguna de esas cosas no ocurra, el futuro de la feria no se ve auspicioso.

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