El Señor de las Moscas real: la esperanzadora historia de seis niños náufragos que cautiva a Hollywood

Una imagen de la película El señor de las moscas, de 1990.
Una imagen de la película El señor de las moscas, de 1990, basada en la novela de 1954.

Tal como en la célebre novela de William Golding, en 1965 un grupo de estudiantes de entre 13 y 16 años naufragó y sobrevivió 15 meses en una isla desierta del Pacífico Sur. Pero al a diferencia de la ficción, los jóvenes náufragos lograron convivir y se cuidaron entre sí. Una relato de amistad que es rescatado en un nuevo libro y cuyos derechos persiguen ahora productores y directores de cine y TV.


Los recuerdos de la guerra aún eran vívidos para William Golding cuando comenzó a escribir su primera novela. Graduado en Oxford, en 1940 ingresó a la marina y participó en el cruento Desembarco en Normandía. Esa experiencia impregnó las páginas de El señor de las moscas, publicada en 1954, que ofrece una visión pesimista y sombría del ser humano. En ella narra la historia de un grupo de niños británicos que sobrevive en una isla desierta, luego de un accidente aéreo, y la convivencia prontamente deriva en violencia, egoísmo y muerte.

Una década más tarde, seis estudiantes de Tora, una isla en el Pacífico Sur, naufragaron en un bote y sobrevivieron durante 15 meses en una isla abandonada. Pero a diferencia de la novela de Golding, que fue éxito de lectores y eventualmente lo condujo al Premio Nobel de Literatura en 1983, los jóvenes náufragos cultivaron la lealtad, el juego y, aun con conflictos y asperezas, se cuidaron entre sí.

La historia de esta suerte de El señor de las moscas real fue rescatada por el historiador holandés Rutger Bregman en el libro Humanidad: una historia esperanzadora. El autor rebate las tesis del filósofo Thomas Hobbes, según las cuales la naturaleza humana es esencialmente egoísta, salvaje y violenta y que solo una autoridad fuerte nos salva de la anarquía. Basándose en la investigación de las últimas décadas en biología, sociología, psicología y arqueología, Bregman busca ofrecer “una visión más esperanzadora de la humanidad”.

Una de las historias es justamente la de los náufragos de Tora, adelantada por el diario británico The Guardian y que ha cautivado al mundo y en especial a Hollywood. En los últimos días la historia ha sido compartida 7 millones de veces por redes sociales, incluyendo a Russell Crowe, el senador estadounidense Ted Cruz y el ex primer ministro australiano Malcolm Turnbull. Según Bregman, desde entonces ha sido “bombardeado” con correos electrónicos de productores y directores interesados en adaptar la historia al cine y la TV.

En 1968, tres años después del naufragio, los jóvenes junto al capitán Peter Warner, al centro.
En 1968, tres años después del naufragio, los jóvenes junto al capitán Peter Warner, al centro.

La historia cuenta que en 1965, seis estudiantes de entre 13 y 16 años escaparon de un internado católico de la isla del Pacífico Sur, aburridos del encierro y la rutina. Robaron un bote y con dos sacos de bananas, cocos y una cocinilla, se echaron al mar. Querían llegar a Fiji, a unas 500 millas de distancia, pero una tormenta rompió la vela del bote y los dejó a la deriva. Después de ocho días divisaron una isla.

Sione Tatou, el mayor del grupo y a quien llamaban Mano, decidió lanzarse al agua. ”Le dije a los niños: 'Tenemos que decir una oración primero antes de saltar al mar’”, recuerda hoy, con 73 años.  Durante más de un año sobrevivieron en esa isla desierta. Y aunque enfrentaron conflictos y tuvieron asperezas, lograron organizarse y convivir. Trabajaron en equipos de a dos y se dividieron las tareas de buscar comida, cocinar y hacer guardia. Cada día terminaba con oraciones y música, gracias a una guitarra que fabricaron con maderas y alambre.

Los náufragos tuvieron muchas dificultades con el agua y uno de ellos un día cayó de una roca y se rompió una pierna, pero cuidaron de sí. El 11 de septiembre de 1966, el capitán australiano Peter Warner divisó una columna de humo en 'Ata, una isla que había sido usada por traficantes de esclavos en siglo XIX y que estaba abandonada. Luego vio a un niño nadar hasta su bote: “Somos seis, y creemos que hemos estado aquí 15 meses", dijo el niño, desnudo y con el pelo largo.

En sus memorias, el capitán anotaría: "Los muchachos habían establecido una pequeña comuna con jardín de alimentos, troncos de árboles ahuecados para almacenar agua de lluvia, un gimnasio con pesas curiosas, una cancha de bádminton, corrales de gallinas y un fuego permanente, todo hecho a mano con una cuchilla vieja y mucha determinación".

El capitán Peter Warner y Mano Mano Tatou hoy. Foto de Rutger Bregman
El capitán Peter Warner y Mano Mano Tatou hoy. Foto de Rutger Bregman.

Más de un año después de su desaparición, los niños habían sido dados por muertos en Tora. Cuando regresaron a la isla, fueron recibidos como un milagro. Pero el dueño del bote que habían robado reclamó y los llevó a prisión. Enterado, el capitán Peter Warner ofreció los derechos de la historia a la TV australiana y con ese dinero logró liberarlos.

“Es hora de que contemos un tipo diferente de historia. El verdadero Señor de las moscas es una historia de amistad y lealtad; una que ilustra cuánto más fuertes somos si podemos apoyarnos el uno en el otro”, escribió Rutger Bregnam.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.