Estuvo 3 horas, arribó con 89 pasajeros y ningún iraní: los detalles del vuelo “sin carga maliciosa” de Conviasa que encendió alarmas en el Congreso

Las alertas que produjo en Argentina la retención de un avión de la aerolínea venezolana Emtrasur cruzaron rápidamente a nuestro país. Y no sólo porque su piloto Gholamreza Ghasem de nacionalidad iraní está siendo indagado por sus vínculos con grupos terroristas, sino porque días después aterrizó en territorio nacional otra nave proveniente desde Caracas que es propiedad de Conviasa, una empresa filial de la primera. Su arribo generó que parlamentarios de oposición rápidamente comenzaran a pedir información a las autoridades de gobierno, a analizar el asunto y ahora diputados pretenden poner en marcha una comisión investigadora. ¿La razón? Despejar si hay o no antecedentes sobre posibles riesgos de que esa firma opere en Chile y pueda poner en riesgo la seguridad del país.

El miedo, como lo graficó a través de su cuenta de Twitter el abogado Gabriel Zaliasnik, es que mediante estas operaciones aumente el tráfico de armas y se instalen en la región grupos terroristas de Medio Oriente. Todo, según el profesional, “auspiciado” por el régimen de Nicolás Maduro, que mantiene alianzas con Irán. Sin embargo, los informes hasta ahora emitidos por distintas instituciones nacionales no han dado cuenta de situaciones que expongan a Chile a ese tipo de peligros.

Un informe emitido por la PDI da cuenta que el vuelo de Conviasa, correspondiente a un Airbus 340-642 patente YV3533, arribó al aeropuerto Arturo Merino Benítez el pasado 22 de junio a las 14.29 horas. Transportaba 17 tripulantes, todos de nacionalidad venezolana, y 89 pasajeros de distintas nacionalidades y diferente situación migratoria, ninguno iraní. No traía carga, sólo las maletas despachadas por los usuarios.

Según el detalle del documento, que fue citado por el subsecretario Manuel Monsalve la tarde del martes ante la Comisión de Defensa de la Cámara, 79 de los pasajeros eran venezolanos, y de ellos, 71 tenían residencia temporal, cinco residencia permanente y tres permanencia transitoria. Además, había siete chilenos, dos dominicanos (residencia transitoria) y un cubano (residente temporal).

En esa línea, el citado escrito también da cuenta de que el avión volvió a despegar tres horas después, a las 17.29 horas, con dirección a Caracas. Esta vez llevaba 135 pasajeros y los mismos 17 tripulantes con los que llegó, quienes no descendieron a territorio chileno durante la escala. Como se especificó, de los pasajeros, 11 eran chilenos, 72 extranjeros con permanencia transitoria y 52 con residencia temporal. Un ciudadano venezolano no pudo abordar por tener su pasaporte vencido, se agrega en el informe.

Sí se ha establecido, y lo que implicaría la única relación entre el avión retenido en Argentina y el que aterrizó en Chile (además de que pertenecen a aerolíneas relacionadas comercialmente), es que ambas naves pertenecieron en el pasado a la compañía iraní Mahan Air.

Por lo mismo el subsecretario Monsalve sostuvo que, al menos por ahora, “no hay antecedentes para iniciar una investigación de oficio”. Insistió en que siguen atentos el caso, pero también en que no hay alerta por amenaza terrorista extranjera.

El vuelo que llegó a suelo argentino, correspondiente a un Boeing modelo 747-300M patente YV3531, no registra aterrizajes en aeropuertos chilenos, según datos entregados por la Fuerza Aérea. Con esto, se da por desechada las hipótesis de políticos trasandinos que han asegurado en la TV local que el avión piloteado por Ghasem haya hecho una escala en nuestro país para cargar combustible.

Si bien en esta oportunidad el arribo de Conviasa a Chile generó preocupación, lo cierto es que esta aerolínea venezolana realiza vuelos hacia y desde Santiago desde 2021, bajo el régimen “no regular”.

De acuerdo con un oficio que remitió el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Arturo Merino Núñez, a diputados que le solicitaron antecedentes, la normativa que permite realizar vuelos “no regulares” está contenida en la normativa aeronáutica vigente sobre “Operaciones Internacionales de empresas aéreas extranjeras hacia y desde el territorio de Chile”. Ésta autoriza a este tipo de empresas a realizar hasta 18 operaciones dentro de un año calendario.

Para recibir los permisos, la aerolínea en cuestión debe solicitar reconocimiento de su Certificado de Operador Aéreo, contar con la aprobación de seguros emitidos por la Junta de Aeronáutica Civil (JAC) y antes de iniciar el vuelo debe enviar copia del Certificado de Operador Aéreo y de las Especificaciones Operativas de cada aeronave que operará hacia y desde territorio chileno. En el caso particular, según han detallado las autoridades, de Conviasa cumplía con todas las exigencias.

Por lo mismo, al menos este año, la empresa realizó 13 operaciones, las últimas cinco con el mismo avión A340-642 patente YV3533. Sin embargo, no generaron la tensión que produjo el del 22 de junio y después del cual no se han registrado nuevos aterrizajes: la aerolínea terminó suspendiendo sus vuelos que tenía programados para los días 29 y 30 de junio a Santiago.

El mismo oficio hace presente que el régimen bilateral entre Chile y Venezuela existe desde 1992. Desde el 2017 se negoció la actualización del mismo, lo que culminó con la suscripción de un Convenio entre la Junta de Aeronáutica Civil y el Instituto Nacional de Aeronáutica Civil de Venezuela el 5 de abril de 2022. Eso sí, la etapa de negociación culminó en diciembre del año pasado.

De acuerdo con información reportada por el subsecretario Monsalve, Conviasa no tiene restricciones más allá de la posibilidad de realizar 18 vuelos al año. Eso sí, saben que al ser una empresa estatal de Venezuela está sancionada por el gobierno de Estados Unidos y se encuentra consignada en la lista de entidades “castigadas” de la Oficina de Control de Activos Extranjero. La aeronave en cuestión, en todo caso, no figura en el listado publicado en el mencionado castigo.

Producto de las distintas solicitudes de información, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) emitió un detallado informe sobre la -ahora- polémica operación de la aerolínea venezolana. Indican que cuando el avión aterrizó, notaron que la tripulación no descendió, pero que se observaron que su desempeño se ajustó al desarrollo de las funciones propias de la preparación del vuelo y el avión, que como se ha dicho, despegó nuevamente a las 17.29.

Posterior al arribo y según lo informado por Policía Internacional de la PDI al Jefe de Aeropuerto de Santiago, agregaron, “todos los pasajeros fueron ingresados al país sin observaciones y cumpliéndose los protocolos de rigor. Misma situación para aquellos pasajeros que salieron del país en ese avión”

“La aeronave, durante su permanencia en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, fue atendida por la empresa AGUNSA para recibir los servicios propios de este tipo de vuelo. No se tiene conocimiento de eventuales trabajos de mantenimiento a la aeronave como tampoco del tipo de alimentación proporcionada por la empresa de Catering SKY CHEFS. El combustible fue proporcionado por la empresa distribuidora ESMAX”, se precisa en el documento.

Igualmente, puntualizan, “no se tiene registro del desembarco ni del embarco de carga; sólo se observa que se realizó el procedimiento de descarga y carga de maletas de los pasajeros”.

Eso, en todo caso, abrió una nueva interrogante, porque también se detalló que las maletas eran alrededor de 450, o sea, un promedio de cinco por pasajero. El dato se expuso en la Comisión de Defensa y varios diputados expresaron su extrañeza. “Llama poderosamente la atención que el promedio de maletas del viaje de venida a Chile son cinco por persona. Creo que la gente viene más bien a instalarse a la larga que a la corta”, sostuvo entre ellos el diputado Francisco Undurraga (Evópoli).

“Tiendo a pensar que es gente que se venía a vivir al país. Nadie viaja con cinco maletas para hacer turismo”, dijo por su parte la diputada Gloria Naveillán (Republicanos).

El punto fue compartido por el presidente de la instancia, Andrés Jouannet (IND), quien está impulsando una sesión conjunta de las comisiones de Defensa y Seguridad para seguir analizando el caso y también la Comisión Investigadora para dilucidar cabalmente qué podría estar ocurriendo.