Fernando Pérez Oyarzún, director del MNBA: “La ausencia de público es traumática para un museo”
A tres meses de su cierre por la pandemia, el director del Museo Nacional de Bellas Artes habla sobre cómo han enfrentado esta crisis. La conexión con el público, su rol social y el trabajo que están haciendo para un futura reapertura son algunas de sus preocupaciones.
Este mes el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) cumple tres meses con sus puertas cerradas debido a la crisis sanitaria. Al igual como ha ocurrido con los distintos espacios culturales del mundo, la pinacoteca ubicada en el Parque Forestal ha tenido que reinventarse y potenciar sus contenidos en línea con el objetivo de llegar de manera remota a su público.
Un desafío que ocurre precisamente este año, cuando el MNBA cumple 140 años desde su fundación. “El aniversario del museo siempre lo concebimos anualmente, es decir comenzando en septiembre y culminando en septiembre del próximo año. Como queremos hacer un conjunto de actividades, por suerte lo pensamos así y la idea sería iniciar en septiembre un año de celebraciones con relaciones con otros museos, con publicaciones, con reflexiones sobre la colección. Hay varias cosas y vamos a ver si las podemos llevar adelante”, adelanta Fernando Pérez Oyarzún, director del MNBA.
Mientras tanto, y con la seguridad de que al ser un Museo Nacional no corren peligro como sí ha ocurrido con otros espacios culturales, dos de las principales preocupaciones del Bellas Artes han sido poder adaptarse al trabajo en casa y desde ahí ver cómo llevar adelante su calendario 2020 que, entre otras, incluía exposiciones sobre la Bauhaus y de Voluspa Jarpa. “Lo que más nos preocupa es que nuestro calendario se tiene que ir adaptando continuamente porque no sabemos cuál va a ser la evolución de este proceso”, dice Pérez. Sin embargo, en medio de ese proceso también se han dedicado a no perder el contacto con el público.
¿Cómo han enfrentado la conexión con el público en estos tiempos de distanciamiento?
Yo diría que la ausencia de público es traumática para un museo, es como hablar al vacío. Los museos del siglo XIX en adelante han tenido como misión fundamental hacer llegar la cultura al público. Eso se ha enfrentado de dos maneras. Renovando y redoblando nuestra preocupación por los públicos en términos de inclusividad, equidad de género o el acceso a comunidades más marginadas. Son cuestiones que venían desde antes, pero lo hemos visto con más urgencia y nos tenemos que preparar para enfrentar esos problemas a futuro. Y lo segundo, es que hemos hecho un esfuerzo enorme por estar presentes en línea. El museo se ha movido en sus plataformas permanentes como Surdoc, donde se pueden encontrar prácticamente todas las colecciones: en el caso del museo deben haber casi 5 mil piezas. O en la plataforma de Artistas Visuales Chilenos. También hemos activado con campañas específicas nuestras plataformas en Instagram o Facebook. Creo que esas ideas de plantearnos la inserción del museo, la recuperación de nuestras audiencias por una parte, y explotar al máximo las posibilidades que tenemos en línea, han sido los dos modos de trabajo.
¿Cuál considera que es el rol de los museos en tiempos de pandemia?
La cultura no es un tema sólo para cuando estamos bien económicamente y darnos un gusto, yo creo que el tema de la cultura es central. Creo que ese informe que hubo de la OMS mostrando hasta qué punto la cultura y el arte son beneficiosos en términos de salud tanto física como mental, demuestra que eso es así, que parte de nuestra vida está segregada si no participamos de alguna manera del mundo de la cultura. En eso los museos juegan un rol y la mejor definición que veo de ese rol es el de la compañía a cierta distancia. Los museos han procurado acompañar a cierta distancia y ofrecer el arte y abrir un mundo para personas que muchas veces están en condiciones difíciles.
¿Cómo han estado trabajando en futuras medidas o protocolos para una futura apertura?
Estamos trabajando en eso con el conjunto de museos e instituciones culturales del Servicio Nacional del Patrimonio. Se ha formado una comisión específica para eso y estamos muy atentos mirando los protocolos que se hacen en otras partes del mundo. Creo que hay tres lados del asunto, de una parte está lo estrictamente técnico y sanitario: cómo organizamos el público, cuánta gente podemos admitir, cuáles son los distanciamientos necesarios. Hay un segundo aspecto que es cómo recuperamos las audiencias y cómo recibimos a ese público. Y lo tercero es que seguramente algunos museos lo han buscado y tal vez podemos hacer algo al respecto, alguna manera de reflejar en sus propias actividades algo de ese retorno.
Primero fue la crisis por el estallido social y ahora la pandemia. Ha sido un largo periodo complicado que ha tenido que enfrentar.
Sumando son ya como cinco meses: es medio año. Es muy grave, pero también el tema de las protestas sociales nos ha obligado a replantearnos sobre la inserción social del museo y el servicio que puede prestar a la comunidad y las estrategias que nosotros tenemos que hacer para posicionarlo. El museo tiene muchos simpatizantes, muchos visitantes, pero nosotros necesitamos expandir ese círculo y quizás adentrarnos en otras comunidades. Eso nos ha hecho reflexionar, pero no ha sido un periodo nada de fácil.
¿Qué evaluación hace el museo precisamente de ese rol social?
Creo que hay que traer nuevos públicos al museo. El museo, ya sea en los artistas o curadores, ha tenido una sensibilidad para sintonizar con temáticas sociales y públicas. Nuestra tarea es mostrar lo que hacemos y compatibilizar esa sensibilidad a la temperatura social con nuestras colecciones. El museo tiene magníficas colecciones y nos hemos propuesto ampliar el rango de presencia de esas colecciones en la exhibición. Esto no es fácil, pero el museo ha mostrado menos de un 2% de su acervo, y yo creo que deberíamos llegar a un 10%, que por decir un número es el que tiene el Louvre. No podemos mostrarlo todo, pero una cifra razonable es apuntar a un 10% de su acervo.
¿Pero se requiere de espacio físico donde mostrar esas obras?
Requiere espacio físico y un trabajo curatorial muy importante. Uno no saca las cosas y las cuelga así no más: hay que encontrar un sentido para las colecciones. Significa construir una muestra permanente, que en el fondo es crear un guión permanente del museo y eso es un trabajo que va a tomar años. No se hace en días o en meses. Y se requiere espacio físico y encontrar un equilibrio entre las exposiciones temporales y la colección permanente. Hay que encontrar manera de mostrar nuestras exposiciones más allá de nuestros muros, es decir, aumentar las itinerancias del museo. Todo eso requiere esfuerzo, trabajo, recursos. Esfuerzo y trabajo podemos tener, pero los recursos están difíciles y van a seguir estando difíciles.
¿En qué sentido lo dice?
En el museo se hacen exposiciones también con recursos privados. Pero el museo baila un poco al ritmo de la economía nacional y los recursos del Estado van a ser menores: es algo que nos lo advierten todos los días. Sé que vamos a tener presupuestos austeros. Por eso tenemos que hacer el mayor esfuerzo por sacarle el mayor provecho y también hacer un esfuerzo por conseguir recursos privados, aunque si la economía está afectada son siempre más difíciles. Tengo que ser realista y saber que estamos enfrentando un panorama difícil.
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