¿Guillermo Vilas, número uno antes que Marcelo Ríos? Así es el documental de Netflix que intenta reescribir esa historia

Mats Wilander, leyenda sueca que llegó a lo más alto del ranking ATP en 1988, lo ilustra con una conversación cualquiera que podría tener un tenista exitoso en un taxi. “'Sí, fui el número uno del mundo'. Y se asombran. Si uno dice: ‘Fui el campeón del Abierto de Francia’, no es lo mismo, no impacta tanto”.

Entrevistado en Vilas: Serás lo que debas ser o no serás nada (junto a otros astros como Roger Federer, Rod Laver, Rafael Nadal, Gabriela Sabatini y Boris Becker), el exjugador ayuda a sostener el punto del documental, un retrato de Guillermo Vilas que debutó hoy en el streaming y que se basa fundamentalmente en las discrepancias entre el máximo organismo del tenis masculino y lo que el propio argentino ha planteado durante años: que habría sido número uno del deporte, el primero de Latinoamérica, dos décadas antes de que lo lograra Marcelo Ríos en 1998.

Fuera de los reclamos del propio jugador a la ATP desde los 70 –canalizados en los últimos años a través de la vía judicial–, el filme profundiza en la investigación del periodista Eduardo Puppo.

Obsesionado con la figura de Vilas y los números, durante más de una década intentó estudiar las semanas en que Vilas habría llegado hasta lo más alto del listado. Una misión tan desgastante que –cuenta el documental dirigido por Matías Gueilburt– incluso puso en riesgo la estabilidad de su familia, mientras que en el camino sumó como aliado clave al matemático y programador rumano Marian Ciulpan.

Según su estudio (bautizado como Proyecto V), el argentino habría ocupado por primera vez el primer lugar el 22 septiembre 1975, completando cinco semanas en la cima, y sumando otras dos a inicios del año siguiente (las del 5 y 12 de enero de 1976).

La investigación no cuestiona el tiempo que el estadounidense Jimmy Connors ocupó el primer lugar, sino que las fallas o vacíos del sistema que tenía la ATP en esa época, en vigencia desde agosto de 1973.

¿Es o no posible reescribir la historia? Esa es parte de la interrogante que plantea el filme, que incluye la negativa del ente del tenis masculino a revisar los rankings de años atrás.

“La ATP no tiene previsto recalcular sus rankings de manera retrospectiva”, ha afirmado Chris Kermode, el CEO de la ATP, sobre una postura que ratificaron por última vez en 2018. Eso a pesar de una noticia clave en el estudio de Puppo: cuando en diciembre de 2007 la WTA reconoció 31 años después que la australiana Evonne Goolagong sí había sido la número uno del circuito femenino.

Junto al proyecto del periodista argentino (a quien Vilas llamó en 2015, poco antes de mudarse de Argentina a Mónaco, para decirle “quiero que seas el custodio de mis cosas”), el filme sigue en paralelo la extraordinaria carrera del tenista, desde la resistencia inicial de sus padres a que se dedicara al deporte, a sus primeros pasos en el Club Náutico de Mar del Plata, su primer encuentro con Connors como jóvenes promesas en Orange Bowl, su amistad con el sueco Bjorn Borg y su despegue en el circuito, que lo tuvo en los 70 como uno de sus principales protagonistas y ganador de cuatro Grand Slams.

También aparece la faceta más humana de Vilas, como escritor ocasional y amante del rock, alucinado con hitos como Woodstock y las figuras de Luis Alberto Spinetta y Jimi Hendrix. Un retrato que intenta ampliarse (casi sin entrevistas nuevas a Vilas, sino que aprovechando grabaciones inéditas), mientras en paralelo sigue una lucha reivindicativa y por ahora infructuosa.