Iglesia: La silenciosa llegada del obispo Alberto Lorenzelli a Santiago

"Asumo este servicio con toda la preocupación, la trepidación que uno tiene en el momento en que inicia un ministerio importante y por todo lo que exige, pero también con mucha alegría", fueron las primeras palabras del nuevo obispo auxiliar de Santiago, Alberto Lorenzelli, en la misa que presidió el domingo pasado en la Catedral de Santiago.

Y puso énfasis en su objetivo: "Aquí estoy, para hacer este servicio de acompañamiento a monseñor Celestino y al Pueblo de Dios".

De 65 años, al argentino y miembro de la congregación de los Salesianos es el primer obispo nombrado por el Papa Francisco, luego de que en mayo del año pasado les aceptara la renuncia a todos los miembros de la Conferencia Episcopal. Se dice que a Lorenzelli se le ve con una sonrisa casi siempre. Que habla mucho, "como buen italiano", y que es un excelente comunicador. Pendiente del teléfono y conectado con Europa.

Este sábado, la llegada de Lorenzelli a Chile fue silenciosa. Aterrizó cerca de las siete de la mañana a la capital. Acudió al Santuario de Maipú a encomendarse a la virgen del Carmen y el domingo concelebró misa con el administrador apostólico de Santiago, Celestino Aós.

"Tenemos que acompañarlo con nuestra oración y acogerlo con nuestro cariño. Nosotros estamos contentos y agradecidos a Dios. Será un buen pastor", señaló Aós, quien en su visita a Roma a inicios de abril le había hecho la petición de nuevos obispos auxiliares para Santiago al Papa Francisco. Esto, debido a que cuatro de seis obispos auxiliares se encontraban ejerciendo como administradores apostólicos en regiones.

El Pontífice también nombró al párroco de El Bosque, Carlos Irarrázaval, como obispo auxiliar de Santiago. Sin embargo, no alcanzó a ser ordenado debido a que presentó su renuncia antes de asumir, decisión en la que se cree influyeron sus polémicas declaraciones en la prensa, en las cuales -entre otras cosas- aludió al rol de las mujeres y a la comunidad judía.

De momento, el recién nombrado obispo no tiene agendadas actividades públicas para esta semana. En su ordenación, el 22 de junio en el Vaticano, lo acompañaron Ricardo Ezzati, exarzobispo de Santiago y compañero de su congregación, junto con el cardenal Francisco Javier Errázuriz. La presencia de ambos, quienes están siendo investigados por presunto encubrimiento de abusos, generó ruido en Chile.

Allí también estuvieron presentes otros dos salesianos con altas influencias en el Vaticano: el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga, quien encabeza el Consejo de Cardenal que asesora al Papa Francisco en la reforma a la curia, más conocido como G9, y el cardenal y exsecretario de Estado del Vaticano, Tarcisio Bertone.

¿Quién es Lorenzelli? ¿Cómo es? ¿Cuál es su estilo? No son preguntas fáciles de responder. Consultados distintos sacerdotes salesianos por La Tercera PM, varios declinaron referirse al tema. Al teléfono y desde el sur, el párroco de la comunidad salesiana de Puerto Montt, Hugo Strahsburger, cercano a Ricardo Ezzati y que conoció el primer paso de Lorenzelli por Chile, se animó a dar sus impresiones respecto de su tiempo como inspector o superior de la congregación, entre 2012 y 2018.

El sacerdote cuenta que Lorenzelli llegó sin conocer el país y que debió aprender desde la historia hasta aspectos administrativos. Uno de los desafíos más grandes que tuvo que enfrentar fue la reestructuración de la congregación, debido al menor número de salesianos activos, ya sea por enfermedad, vejez y falta de vocaciones.

En este ordenamiento, según Strahsburger, también estuvo la idea de fortalecer la identidad salesiana, aclarar la situación de sacerdotes que se habían retirado de la congregación y enfrentar el tema de los abusos, asesorado por su compañero, David Albornoz, actual integrante del Consejo Nacional de Prevención de Abusos y Acompañamiento de Víctimas de la Cech.

"Se le veía con mucho ánimo y confianza en Dios, y también con firmeza. Tuvo dificultades, incomprensiones. Como es normal en cualquier animador, tiene que irse conquistando a la gente y trabajar en una línea consensuada", relata el sacerdote.

Entre los desafíos que lo esperan, para el salesiano es clave abordar la crisis de los abusos: "Necesitamos renovar la Iglesia, que escuche a los laicos. El estilo de Jesús vivido en el 2019 y los años venideros. Enfrentar con verdad la temática que tanto nos duele de los abusos, y mostrarse sencillo y sereno, ganarse la confianza de la gente".