Iniciativa ciudadana, cabildos y plebiscitos: Los mecanismos que mira la oposición para asegurar participación en el proceso constituyente

La Constitución. Foto: Pablo Ovalle Isasmendi / Agencia Uno.

Los partidos ya comienzan a delinear fórmulas para evitar que -ante el creciente descrédito y desconfianza de la ciudadanía en las instituciones- la labor de la convención constitucional pierda legitimidad ante la amplia mayoría que este domingo aprobó la redacción de una nueva Constitución.


“La actual desconfianza (...) en los ‘acuerdos de cúpula’ indica que si no se revierte la falta de legitimidad, a través de la participación, el proceso no logrará adecuadamente sus objetivos”. Esa advertencia se lee en un documento que ha circulado en las últimas semanas entre distintos sectores de la oposición.

El texto -elaborado por el académico de la Universidad de Los Lagos, Gonzalo Delamaza- recoge una preocupación que incluso antes del holgado triunfo del Apruebo el domingo, se había instalado en la centroizquierda: si no se garantiza una incidencia efectiva de la ciudadanía en la redacción de una nueva Constitución, más allá de lo electoral, el proceso podría perder validez ante la amplia mayoría que este domingo votó Apruebo y convención constitucional.

La posibilidad de que las altas expectativas de la gente, sobre todo en un contexto postestallido social, se vayan diluyendo durante el plazo máximo de un año que la instancia tiene para deliberar los contenidos de una nueva Carta Magna, dicen en el sector, es algo que no se pueden permitir. Por eso, los partidos políticos ya se encuentran trabajando en fórmulas para que, una vez que sean electos los convencionales constituyentes, se puedan garantizar mecanismos de participación real.

El acuerdo del 15 de noviembre, estableció que será la propia convención la que deberá definir por 2/3 de sus miembros un reglamento para su funcionamiento, instrumento en el que podrían consagrarse estos canales de incidencia ciudadana. Esto, sin contar que ese pacto incluyó la participación de los electores en tres momentos: el plebiscito de entrada, la elección de los convencionales constituyentes -fijada para abril-, y el plebiscito de de salida o ratificatorio, donde el voto será obligatorio.

En el documento de Delamaza, quien ya ha sostenido reuniones, por ejemplo, con parlamentarios socialistas, se recogen algunas ideas que en el sector valoran. Entre ellas, destacan mecanismos que se han utilizado en otros procesos constituyentes en países como Islandia, Colombia o Bolivia. Se trata de fórmulas que incluyen sesiones de rendición de cuentas territoriales de carácter periódico, espacios para canalizar conclusiones de los cabildos autoconvocados que se iniciaron después del estallido social de octubre, además de iniciativa ciudadana de norma constitucional, “estableciendo en el reglamento que la convención deberá debatirla si reúne un número significativo de firmas”, se lee en el texto.

Asimismo, se proponen encuentros y foros temáticos públicos sobre propuestas y borradores de acuerdo; la descentralización de las sedes en que va a sesionar la convención; la conformación de un equipo técnico solvente para el fomento de la participación y sistematización de la misma durante el proceso; medidas de transparencia y publicidad; el uso de plataformas digitales, encuestas en línea, foros deliberativos temáticos, foros deliberativos específicos, mecanismos abiertos de consulta sobre propuestas concretas; y alianzas de promoción del debate constituyente con diferentes actores, entre ellos, establecimientos educacionales, medios de comunicación –masivos y locales– así como con organizaciones ciudadanas.

En la oposición son conscientes de que además de evitar que la convención constitucional replique la correlación de fuerza del actual Congreso y la nueva Constitución sea redactada por “los mismos de siempre” (para eso todas las colectividades están haciendo intensas gestiones con el objetivo de reclutar independientes y dirigentes sociales para llevarlos a competir en sus pactos), deben avanzar en este sentido.

Con esa premisa, el tema ya se ha abordado en algunas reuniones entre las colectividades del sector. De hecho, la semana pasada la Democracia Cristiana se reunió con el Frente Amplio en el marco del esfuerzo de ese bloque por alcanzar acuerdos en materias constitucionales. En esa cita, ambos sectores concordaron en la necesidad de avanzar en mecanismos para asegurar la participación durante el proceso constituyente.

Así, entre los frenteamplistas ya hay algunas ideas circulando entre las colectividades. Según dicen desde el bloque, una alternativa podría ser plebiscitos intermedios, es decir, consultas vinculantes en caso de que alguna norma no logre los 2/3. A su vez, otra alternativa serían los cabildos de discusión, además de consultas ciudadanas que recojan insumos de las organizaciones de la sociedad civil.

La presidenta de Convergencia Social, Alondra Arellano, asegura que “el reglamento debiese garantizar la incidencia ciudadana en los disensos por sobre cualquier otro mecanismo de resolución . Por ejemplo, en el caso de haber un tema que tenga amplio apoyo en la convención y en la gente, pero no alcance los 2/3, se podría plebiscitar”.

“Sabemos que la democracia representativa está en crisis, por eso, igual o quizás más importante que las y los 155 delgados constituyentes, es que existan mecanismos para que las organizaciones, los cabildos y las personas puedan hacer ver sus inquietudes y puntos de vista sobre la Constitución y estos sean considerados en el debate”, sostiene, a su vez, el jefe de bancada de Revolución Democrática, Giorgio Jackson.

Asimismo, durante las últimas semanas, la excandidata presidencial de esa coalición, Beatriz Sánchez, ha propuesto la idea de que exista “control ciudadano” en el proceso. “Es muy importante que haya procesos participativos (...). Por ejemplo, que cada convencional tenga que ir una vez a la semana a su territorio, que se tengan que juntar con cabildos que se organicen de cierta manera y que haya mecanismos de control ciudadano respecto de lo que está haciendo la convención”, dijo previo al plebiscito.

En el sector, quien también ha empujado este tema ha sido el diputado Gonzalo Winter (Convergencia Social). Para él es clave que haya mecanismos de participación directa como, por ejemplo, que se reconozca formalmente a los cabildos y se le entreguen ciertas potestades. Además, el legislador ha planteado la posibilidad de crear el cargo de delegado constituyente, quienes tendrían la facultad para citar a los representantes de su distrito a sesionar en el territorio sobre los temas que la comunidad proponga. En dichas sesiones, los vecinos podrán presentar proyectos de acuerdo que, de ser aprobados por los convencionales de esa zona, pasarán directamente a la tabla de la convención para ser votado por el resto de sus integrantes.

En otras colectividades, como la Democracia Cristiana -donde se conformó una subcomisión centrada en esta materia- se han estado trabajando algunos mecanismos de participación, particularmente respecto de formas para “recoger proposiciones” ciudadanas, como consultas durante la discusión en el órgano constituyente. En la colectividad, a diferencia de lo planteado por sectores como el Frente Amplio o el Partido Comunista, no están estudiando aún mecanismos vinculantes.

En este último partido, el alcalde Daniel Jadue -carta mejor evaluada en los sondeos presidenciales- asegura que la convención “tiene que tener elementos de democracia directa que permitan participar a la ciudadania”.

El edil de Recoleta apunta, por ejemplo, a audiencias ciudadanas que sean escuchadas durante todo el proceso. "Independiente de cómo se toman las decisiones finales, creo que lo más relevante es que el territorio siga movilizado en la discusión”.

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