Joe Biden se enfrenta a su presente y su pasado en medio de las divisiones raciales en EE.UU.

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El candidato demócrata Joe Biden visita un sitio de protesta por la muerte de George Floyd, en Wilmington, Carolina del Norte, el 31 de mayo.

El candidato demócrata ha salido del encierro para demostrar sus diferencias con Trump y ha prometido “hacer frente al racismo institucional”. Sin embargo, debe jugar bien sus cartas entre la comunidad afroamericana, que lo apoya mayoritariamente, para volver a desmarcarse de un pasado en el que apoyó un proyecto en contra de la desegregación racial.


A medida que el candidato presidencial demócrata, Joe Biden, aventaja con un 48% en intención de voto al mandatario Donald Trump (40%), según una encuesta de YouGov y Yahoo News, el actual panorama por el que atraviesa Estados Unidos abre una importante oportunidad para el demócrata, pero también provoca ciertos riesgos para su carrera presidencial.

El exvicepresidente de Obama registró un aumento de 3 puntos desde la última encuesta elaborada antes de la muerte de George Floyd en Minneapolis a manos de un oficial de la policía de la ciudad y, por ende, antes de las protestas y disturbios en diferentes partes del país. Eso sí, Biden siempre ha contado con el fuerte apoyo de la comunidad afroamericana del país, algo que se demostró en las primarias de Carolina del Sur, donde el candidato obtuvo el 64% del voto afroamericano. Por eso, esta semana Biden ha aprovechado el momento para fortalecer este apoyo y demostrar las diferencias de estilo y valores con el Presidente Trump.

Democratic U.S. presidential candidate Joe Biden speaks at event in Philadelphia
Joe Biden llega con agentes del Servicio Secreto de EE.UU. para hablar en un discurso en Filadelfia, hoy.

“Cuando los manifestantes pacíficos son dispersados por orden del Presidente desde la puerta de la casa del pueblo, la Casa Blanca, utilizando gases lacrimógenos y granadas cegadoras, para organizar una sesión fotográfica, una sesión fotográfica, en una de las iglesias más históricas en el país o al menos en Washington, DC, podemos ser perdonados por creer que el Presidente está más interesado en el poder que en el principio”, dijo hoy Biden en un discurso en Filadelfia.

El demócrata comparó el lenguaje de Trump con el de los racistas del sur de la década de 1960, y prometió que "no avivaré las llamas del odio. Buscaré curar las heridas raciales que han afectado a nuestro país por mucho tiempo, no usarlas para obtener ganancias políticas”.

El discurso de Biden sigue la línea de lo que fue ayer su visita a una iglesia en Wilmington, Delaware -el estado donde se crió y del cual se convirtió en senador a los 29 años- para reunirse con líderes de la comunidad afroamericana. En el encuentro prometió, sin ofrecer detalles, “hacer frente al racismo institucional” y crear un organismo de supervisión policial en sus primeros 100 días en el cargo, si resultase electo.

“El odio simplemente se esconde. No se va, y cuando tienes en el poder a alguien que da oxígeno al odio que está debajo de las rocas, sale de abajo de las rocas", comentó el demócrata a más de una decena de líderes afroestadounidenses.

Tras el incidente de Minneapolis, el 29 de mayo el exvicepresidente ya había mencionado “el pecado original de este país”, la esclavitud, que según él “todavía contamina nuestra nación hoy”.

En los últimos días, Biden se ha mostrado más activo que nunca desde que comenzó la pandemia. De hecho, su discurso de hoy en Filadelfia es su primer viaje fuera de Delaware desde mediados de marzo.

La trampa para Biden

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El exvicepresidente Joe Biden se reúne con miembros del clero y activistas comunitarios durante una visita a la Iglesia Bethel AME en Wilmington, Delaware, el 1 de junio.

Pero las tensiones actuales en Estados Unidos pueden ser una trampa para Joe Biden, quien cuenta con un pasado “oscuro” en el tema racial que tanto se ha dedicado a defender en los últimos años.

El año pasado, al comienzo de la carrera por la nominación del Partido Demócrata, la senadora y exprecandidata, Kamala Harris, lo encaró por una decisión de cuando era senador por Delaware en 1975. Ese año, Biden se opuso a la desegregación racial de los colegios a través de un proyecto que trasladaba en buses a los estudiantes afroamericanos para ser llevados a escuelas en vecindarios predominantemente blanco. Un programa que esencialmente buscada reducir la segregación racial. Biden dijo después que aquello había sido tergiversado.

Otras de las sombras en el pasado del demócrata es el respaldo que dio como senador a un proyecto de ley de delincuencia en 1994, que algunos denuncian que resultó en un mayor encarcelamiento de personas negras. De hecho, un líder de la comunidad en Wilmington le dijo a Biden el lunes que muchos votantes jóvenes desconfiaban de él por su respaldo a dicho proyecto. En 2016, y ante las críticas, Biden defendió la ley, argumentando que “restauró las ciudades estadounidenses” después de una era de alto crimen y violencia.

Y uno de los epidosios más polémicos de los últimos días fue hace unas semanas durante una entrevista en el programa de radio “The Breakfast Club”, popular entre la comunidad negra y presentado por Charlamagne Tha God. Durante la conversación, Charlamagne cuestionó a Biden por considerar como vicepresidenciable a la senadora Amy Klobuchar, señalando que los votantes negros que “salvaron su vida política en las primarias” quieren a una mujer afroamericana.

Biden respondió que “hay varias mujeres negras bajo consideración”, y añadió que “si tienes un problema para decidir si vas conmigo o con Trump, entonces no eres negro”.

Horas después del polémico comentario que estalló en redes sociales, el demócrata se retractó y reconoció que se había pasado de “arrogante”. “Sé que el comentario ha parecido como si estuviera dando por sentado el voto afroamericano, pero nada más lejos de la verdad”, aseguró.

Con todo, las oportunidades y los riesgos para Joe Biden de cara a las elecciones presidenciales de noviembre están sobre la mesa, y el candidato demócrata deberá saber jugar sus cartas para aprovechar la situación política y social de su país que hoy demanda reformas de todo tipo para terminar con el racismo institucional que ha quedado nuevamente en evidencia tras el asesinato de Floyd en Minneapolis.

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