Jorge Herralde: "Es una lástima que no se publiquen las cartas con Bolaño"
El fundador de Anagrama hace un repaso a medio siglo de la creación del sello, que editó las obras de la Generación Beat y el "dream team" británico. Habla del mercado editorial, recuerda anécdotas con Pedro Lemebel y cuenta cómo llegó a publicar al filósofo del momento, Slavoj Žižek.
No se ha detenido. En marzo pasado Jorge Herralde presentó en una rueda de prensa sus memorias Un día en la vida de un editor, en Barcelona, España. El resto del tiempo lo ha dedicado a responder cuestionarios ante los 50 años de creación de uno de los sellos más prestigiosos e innovadores de habla hispana: Anagrama. Pero no todo ha sido festejos.
Hace algunas semanas el editor y autor de Opiniones mohicanas, que publicó las obras de la Generación Beat (Allen Ginsberg y Jack Kerouac) y el "dream team" británico (Ian McEwan, Martin Amis, Julian Barnes) fue sometido a una operación a la vista con algunas complicaciones.
Con 84 años, el lector voraz tuvo que suspender la lectura. Herralde estuvo unos días sin leer y escribir. Ya recuperado, responde a La Tercera preguntas sobre el mercado editorial, las traducciones de su catálogo y su amistad con Roberto Bolaño, a quien comenzó a publicar con la novela Estrella distante, en 1996, convirtiéndose en un narrador de ineludible referencia mundial. "Me afectó su inesperada muerte. Fuimos muy amigos y tenía por delante aún mucho por escribir", dice Herralde sobre el autor cuyas obras hoy están en Alfaguara, del grupo Penguin Random House.
"Este editor se despierta en general a las nueve y media. Aunque casi nunca apago la luz antes de las tres o las cuatro de la madrugada. Ya en pie lectura más o menos rápida de dos periódicos y en Anagrama alrededor de las diez y media", escribe Herralde sobre su histórica rutina, en Un día en la vida de un editor, libro disponible en librerías locales por la colección Biblioteca de la Memoria, de editorial Anagrama.
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Roberto Bolaño, Enrique Vila-Matas y Jorge Herralde.[/caption]
El archivo y Sartre
La editorial Anagrama fue creada en 1969 y se desarrolló bajo la censura del franquismo. Primero llevaría por nombre Crítica y el deseo de su dueño era publicar ensayos y obras de no ficción. Uno de los primeros libros editados fue Conversaciones con Levi-Strauss, Foucault y Lacan, de Paolo Caruso. Un año después de su apertura, la editorial llevaba 15 títulos publicados.
Hoy el catálogo suma más de 4 mil títulos y 16 colecciones. Sobre algún escritor que lamenta no tener en su lista de autores, dice: "Estuve años siendo lector fanático de Borges, antes de ser editor. Pero cuando empecé, los derechos de sus libros no me estaban esperando, evidentemente", señala, quien sigue vinculado a Anagrama casi de manera simbólica. Esto luego de que en 2010 vendiera la editorial al grupo italiano Feltrinelli. Desde hace dos años, la directora editorial del sello es Silvia Sesé.
A través de Anagrama, lectores de Latinoamérica pudieron conocer obras de Bukowski, Carver, Kennedy Toole, entre muchos otros… Sin embargo, la crítica con los años apuntó a la traducción y sus "españolismos". ¿Le llegaban esos comentarios?
Estos comentarios no son aplicables ni a nuestros ensayos ni a muchísimas novelas, tan solo a textos con mucho argot, como Bukowski o Irvine Welsh, por ejemplo, que no se pueden descafeinar. La solución sería hacer ocho o diez traducciones considerando las peculiaridades de los países de América Latina. Es un tema espinoso e incómodo: creo que he recibido críticas sesgadas, se ha hablado de imperialismo español, etc. Hemos comentado a menudo este tema con nuestra excelente responsable de traducciones. Ahora los traductores son muy conscientes de la necesaria reconsideración del argot más geográficamente marcado.
Entre los escritores chilenos, además de publicar a José Donoso, Bolaño, Alejandro Zambra, también editó a Pedro Lemebel. ¿Cómo lo recuerda?
También publiqué a otros escritores chilenos como Ariel Dorfman nada menos que en 1972, el libro Imaginación y violencia en América, las memorias del juez Guzmán y, muy recientemente, a Alejandra Costamagna (El sistema del tacto) tan admirada por Bolaño y también por Zambra. Respecto a Lemebel, lo conocí en un viaje a Santiago a través de la estupenda Jovana Skármeta. Lali (Gubern) y yo cenamos con él. No paramos de hablar y reír, todo un personaje extraordinario, aparatosamente maquillado y con una sonrisa entre irónica y cómplice, in mente, las Yeguas del Apocalipsis. Volví a verlo en la Feria de Guadalajara, donde Chile era el país invitado: lo habían reclutado a ultimísima hora y protagonizó una rueda de prensa particularmente ácida, una excelente performance lemebeliana.
¿Cómo ve el actual mundo del libro y la concentración editorial dominada por los grupos Penguin Random House y Planeta?
Toda concentración de poder, toda "dictadura objetiva", es nociva para la libertad y la cultura. Sin embargo, en España y en otros países se produce este estimulante fenómeno de la aparición de numerosas pequeñas editoriales independientes que, como diría Pierre Bourdieu, "están condenadas a la excelencia": construir un catálogo fiable en busca de la mejor literatura. Como dice un famoso poema, quizá en este contexto resulte algo cursi: "La mer, la mer, toujours recommencée" (El mar, el mar, recomenzando siempre).
La documentación de medio siglo de Anagrama se ha clasificado, entiendo, en 147 archivadores, equivalente a más de 44 mil hojas. ¿Qué sorpresas ha encontrado?
Mientras me iban pasando resúmenes de lo encontrado en nuestros archivos, he tenido alguna sorpresa y a menudo me he sentido emocionado. Así con mi breve correspondencia con Sartre en los años 70 o con mis copiosos epistolarios con escritores muy queridos como Ricardo Piglia, Sergio Pitol, Carmen Martín Gaite o Rafael Chirbes. También una muy divertida correspondencia con el discutido Jaime Bayly. Otra muy emotiva con Roberto Bolaño. Y como es sabido, a Roberto le gustaba mucho escribir, excelentes, cartas. Pero qué lástima que no se publiquen.
¿Cómo llegó a publicar al filósofo esloveno Slavoj Žižek?
Habitualmente, Žižek publicaba en la editorial británica Verso, quienes le hacían también de agentes y tenían una estrecha vinculación con otra editorial española. Por fortuna y también por intensa dedicación, logramos publicar otros títulos, y no menores, publicados en otras editoriales. Yo había leído textos suyos, muy a menudos deslumbrantes e inesperados, hasta que en un viaje a Italia me topé con un libro que me pareció espléndido y cuyos derechos estaban milagrosamente libres: Mis chistes, mi filosofía. A partir de entonces, hemos podido publicar otros libros suyos, el último, en Nuevos Cuadernos Anagrama, La vigencia de El manifiesto comunista. Se ha afirmado a menudo, quizás algo exageradamente, que toda la obra de Žižek parece orientada a dirigir el debate filosófico-político de nuestro tiempo.
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Memorias del editor Jorge Herralde.[/caption]
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