Las primeras 130 horas de Gabriel Boric en La Moneda: Su monitoreo a la controvertida gira de Siches y sus días de instalación
No han sido días sencillos para el recién asumido Mandatario. Mientras se adapta a su nuevo rol, en sus primeras horas en la Presidencia de la República ya ha tenido que enfrentar los primeros pasos en falso de su administración.
Un shock de realidad. Así han sido para el Presidente Gabriel Boric y su comité político las primeras horas desde su ascenso al poder. Un periodo de instalación que ha estado marcado por varios pasos en falso que han empañado el debut de su gobierno, como la visita de la ministra del Interior, Izkia Siches, a La Araucanía; el impasse diplomático con el rey Felipe VI de España y el veto a la incorporación del sacerdote Felipe Berríos a un programa de campamentos del Ministerio de Vivienda.
El lunes fue el primer día hábil de Boric al frente del palacio de gobierno. Ese día lideró su primer comité político donde se trataron las implicancias de la fallida incorporación de Berríos y las esquirlas de las críticas públicas a la presencia de los cardenales Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati en el Tedeum del sábado anterior.
Desde ese día el Presidente ha llegado temprano al palacio presidencial antes de las 8.30 horas y se ha ido tarde.
El fin de semana Boric tomó posesión de su oficina en el espacio que le dejó su antecesor, Sebastián Piñera. Y pidió algunos cambios, como la instalación de un escritorio más pequeño. A ratos se le ha visto caminar por los patios de La Moneda para ir a saludar a algunos de sus colaboradores. Y en las tardes, abre las ventanas de sus oficinas -que dan al Patio de Los Naranjos- para tomar aire. Desde ahí se le ha podido ver hojeando libros, hablando por teléfono o trabajando desde su computador.
Esta mañana, incluso, el Mandatario se dio tiempo de recibir la visita de su padre en su nueva oficina. Luis Boric tenía ganas de conocer el Palacio presidencial en que su hijo gobernará por los próximos cuatro años.
Sin duda que el mayor contratiempo de la primera semana de Boric frente al gobierno ha sido el manejo de la críticas por la visita que realizó su ministra del Interior a La Araucanía. Según las mismas fuentes, el martes cuando se enteró de que al intentar entrar a Temucuicui fue recibida con disparos al aire y cortes de camino -que impidieron concretar su visita a la comunidad mapuche-, el Mandatario tomó contacto inmediato con la secretaria de Estado. En Palacio aseguran que el Presidente estaba “preocupado” por Siches y que ha tenido un tono “contenedor” con ella.
La decisión del Mandatario hasta este jueves ha sido no hablar ni evaluar públicamente la visita de la ministra del Interior a Temucuicui. En cambio, Boric optó por dejar que su jefa de gabinete actuara con total libertad para definir sus pasos y, según distintas fuentes de Palacio, no le habría dado nuevas instrucciones para enfrentar el conflicto en la Macrozona Sur.
En La Moneda aseguran que Siches ha definido sus acciones con su equipo más estrecho. De hecho, comunicacionalmente Interior se ha hecho cargo mayormente del control de daños.
El traspié en La Araucanía, en todo caso, no ha dejado de resonar en Palacio. De hecho, esta mañana la contradicción entre la titular de Interior y su subsecretario, Manuel Monsalve, respecto a la existencia de presos políticos mapuche en el país, siguió haciendo ruido.
Quienes han podido conversar con Siches sostienen que ella está consciente del impacto que su frustrada visita generó en términos de opinión pública y que, incluso, es autocrítica de haber visitado una zona tan compleja en su primera visita. “Quizás no era una buena idea”, ha dicho a sus cercanos, a la vez que ha definido estos últimos días como un “aterrizaje forzoso”.
Pero esa no ha sido la única preocupación del nuevo Mandatario y su gobierno. La polémica por la invitación que hizo el ministro Montes al sacerdote jesuita Felipe Berríos para integrar un consejo asesor en materia de campamentos también se transformó en un dolor de cabeza para la nueva administración. Sobre todo, porque fue otra ministra -integrante del comité político- la que vetó su nominación por los casos de abuso sexual en la congregación Compañía de Jesús.
“Como Ministerio de la Mujer siempre estamos con las víctimas, siempre estamos con quienes denuncian y por eso pudimos plantear las objeciones que teníamos donde corresponde. Según yo tuve información y según ha señalado el Presidente, el sacerdote Felipe Berríos no ostenta un cargo en el actual gobierno”, dijo el lunes la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Antonia Orellana, tras manifestar su inquietud directamente al Mandatario en el comité político.
Y si bien Boric estaba al tanto de que Berríos se sumaría al equipo convocado por Montes, finalmente el propio sacerdote declinó la invitación para ahorrarle un problema a la nueva administración y al propio socialista.
En el PS el veto de Orellana a Berríos generó molestia. De hecho, quienes hablaron con el ministro Montes por esos días aseguraron que estaba a lo menos “incómodo” con la situación.
A esa polémica, se sumó un error no forzado del propio Boric, quien en entrevista con Mario Kreutzberguer manifestó su molestia por el retraso de la ceremonia de cambio de mando, cuya responsabilidad atribuyó a la tardanza de el Rey de España, Felipe VI. El reclamo del Mandatario generó molestia en ese país y la Casa Real de España respondió que se “siguieron las indicaciones de protocolo y la seguridad chilena”.
En ese escenario, en Palacio esperan que la firma del tratado de Escazú -que busca, entre otras cosas, aumentar los estándares de acceso a la justicia en materia ambiental- y que tendrá lugar este viernes, le dé un poco de aire al gobierno al cierre de una compleja primera semana.
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