Lo que no se vio de los ocho días de la controvertida gira de Boric (y su amplia delegación) en Europa

El Presidente en la gira por Europa.

Funas, regalos y agenda paralela de su comitiva fueron parte de la trastienda del viaje del Presidente por el Viejo Continente, el que no estuvo exento de polémicas y que se vio empañado por la intervención en un foro en España del embajador Javier Velasco.


“¡Amarillo!”.

El fuerte grito de una de las asistentes al encuentro de chilenos destacados el martes de la semana pasada en Berlín, Alemania, generó un silencio incómodo y la sorpresa del equipo del Presidente Gabriel Boric en la gira por Europa. Ello porque los invitados habían sido elegidos meticulosamente y se les había pedido buen comportamiento. De hecho, solo se difundió un extracto muy breve de la actividad y se impidió el acceso a los medios de comunicación.

¿Por qué amarillo? respondió el Mandatario.

Porque teníamos esperanza le contestó la joven.

Ahí Boric decidió profundizar en su respuesta. Habló sobre el contexto en el que le tocó asumir -con minoría en el Congreso- y también de los aprendizajes de estar en el poder. El discurso sacó fuertes aplausos de los presentes.

Pero no fue la única vez que chilenos se manifestaron contra el Presidente durante la gira en Europa que comenzó el pasado lunes 10 de junio y culminó durante esta jornada, viaje en que el Mandatario visitó Alemania (Berlín y Múnich), Suecia (Estocolmo), Suiza (Lucerna) y Francia (París), con una agenda marcada en inversión extranjera, derechos humanos y política internacional, y con la Cumbre por la paz en Ucrania.

Ese mismo martes, en Berlín, un grupo de chilenos llegó hasta la Fundación Ebert para “abogar por los presos de la colonización”. En Estocolmo, Suecia, le ocurrió algo similar: a las afueras de la Sala de Conciertos de esa ciudad -donde entregan los premios Nobel- un grupo pequeño de chilenos desplegó un lienzo que decía “el gobierno de Boric viola los derechos humanos en Chile”.

Eso fue parte de la controvertida gira del Presidente que se vio empañada, en parte, por las lluvias que azotaron al país, y que hicieron evaluar al Mandatario si regresar anticipadamente a Chile, y por la polémica intervención del embajador de Chile en España, Javier Velasco, a quien el canciller Alberto van Klaveren le pidió un informe y está pendiente que diga cuál será el futuro del representante diplomático.

Los chilenos a las afueras de la sala de conciertos de Estocolmo.

Iba por un barco vikingo y terminó con un kebab

Dentro de la intensa agenda que tuvo en Estocolmo, el Presidente tenía la intención de visitar un destino turístico: el Museo Vasa, donde la principal atracción es un barco vikingo del mismo nombre que naufragó en 1628 y que es la nave marítima con mejor conservación de ese siglo, pese a que fue rescatada 333 años después.

Pero las consecuencias que tuvo el sistema frontal en Chile -que incluso amenazó con suspender la gira durante el jueves- interrumpieron su deseo. Posteriormente el Mandatario confesó que optó por no salir del hotel Sheraton, que utilizó como centro de operaciones para comunicarse con las autoridades en La Moneda, y que solo salió en búsqueda de un kebab a pocas cuadras de su habitación. “¿Y cómo estaba?”, le preguntaron. “Igual que todos los kebab del mundo”, respondió Boric.

Eso sí, en Estocolmo tuvo un premio de consuelo: el primer ministro, Ulf Kristersson, le regaló una colección de vinilos de bandas de rock suecas.

Mientras que la delegación chilena contaba con su propia playlist, el equipo de producción del Presidente creó una lista de reproducción en Spotify llamada “Gira Europa” para reproducir en todas las actividades del viaje con pura música chilena. ¿Las bandas con más canciones? Congreso, con 15, y Los Bunkers, con 13.

La colección de vinilos que recibió el Presidente.

Los vinilos no fueron el único regalo que recibió el Mandatario en la gira. En Alemania Boric tuvo mejor suerte con sus actividades paralelas. El primer día en Berlín visitó el museo Bunker, donde estuvo una hora y media. Mientras que en Múnich no pudo salir de su agenda -más allá de una cena en un restaurante español con los parlamentarios-, pero sí obtuvo regalos: Tomás Bercovich, CEO de Global66, y parte de la delegación le regalaron una camiseta autografiada por el plantel del Bayern Munich, equipo que tiene una alianza con la empresa de origen nacional

En la misma actividad Boric aprovechó de jugar con un robot a control remoto, el que usó para hacer bromas: lo llevó hacia los camarógrafos y dijo: “¿Dónde está El Mercurio?”.

El viaje paralelo de los parlamentarios

Los parlamentarios tuvieron más espacios de distensión y actividades paralelas durante la gira. El diputado Diego Schalper (RN) y el senador Sergio Gahona (UDI), de hecho, recibieron bromas por parte de los equipos de Cancillería que coordinaban la gira.

Esto porque en dos oportunidades se perdieron actividades que estaban en agenda para reunirse con fundaciones y parlamentarios de la centroderecha europea. En Berlín estuvieron con autoridades de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y también en la Fundación Konrad Adenauer, que históricamente había financiado a la Democracia Cristiana.

Eso mismo motivó las bromas del diputado Schalper a su par Alberto Undurraga, presidente de la DC.

“Eso es lo que dice Schalper”, respondía el timonel de la Falange cuando era consultado por si la fundación ahora prefería a la centroderecha chilena.

En todo caso, la convivencia se dio de buena forma entre los parlamentarios. Sobre todo en Estocolmo, donde buscaron un bar que estuviera fuera de la vista de la prensa nacional. Les gustó harto. Fueron tres días al mismo: se llamaba The Laughing Duck.

Quien no asistió al bar y optó por quedarse en el hotel fue la diputada Marlene Pérez (UDI), quien marcó el punto más tenso de la gira. El jueves, antes de despegar en el avión presidencial desde Múnich a Estocolmo, se le acercó al Presidente y evidentemente alterada le dijo que quería regresar a Chile por el sistema frontal que afectaba a su zona, la Región del Biobío. La conversación escaló a tal punto que el diputado Tomás de Rementería (PS) y Patricio Aguayo, escolta presidencial, taparon la imagen para que no fuera captada por los celulares de los medios de comunicación. Luego el Mandatario la invitó a conversar a su despacho en el avión.

Pero la jugada de Pérez no le salió como esperaba: pese a que manifestó el deseo de partir inmediatamente a Chile, la escasez de vuelos hizo que tuviera que quedarse encerrada en el hotel y recién llegar a su región la noche del viernes, lo que motivó las bromas del resto de la delegación, que no escondían su enojo con la diputada por la forma en que los expuso y que todos regresaban el sábado en la mañana.

También regresó el sábado la rectora de la Universidad de Chile, Rosa Devés, quien pese a ser respaldada varias veces durante la gira por el Presidente -de manera pública y privada- debió estar atenta a las manifestaciones en su institución.

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