Los seis superexpertos de la convención: constitucionalistas electos apuestan por mantener regla de los 2/3
Seis son los expertos en Derecho Constitucional que triunfaron el domingo y se ganaron un escaño para participar del órgano que redactará una nueva Carta Fundamental. La mayoría se identifica con el mundo de la centroizquierda y, pese a tener distintas visiones de lo que será el trabajo, varios coinciden en que se debe respetar el acuerdo del 15 de noviembre, ya que trae aparejado el concepto de "hoja en blanco".
Se especializaron estudiando una Constitución, la del 80, que está en riesgo de ser cambiada por una nueva. En las elecciones de convencionales constituyentes de este fin de semana pasado fueron electos 59 abogados, pero sólo seis de ellos son especialistas y han hecho su carrera como académicos que estudian e interpretan la Carta Fundamental. La Tercera PM contactó a los profesores Amaya Alvez, Fernando Atria, Jaime Bassa, Eduardo Castillo, Constanza Hube y Christian Viera para saber cuáles son sus definiciones de cara al proceso constituyente.
¿Quién debería ser el o la presidenta de la Convención Constitucional?
AA: Más bien hablaría de un perfil, porque no tengo un nombre en particular, pienso que es una oportunidad histórica de designar a una persona que hable de este nuevo pacto social que va a ser construido por personas que no han estado tradicionalmente en los debates constituyentes. Me gustaría que fuera una mujer, que fuera de regiones y que tuviera un compromiso muy importante con la inclusión de pueblos originarios, con la pluralidad del Chile real.
FA: Creo que la mesa de la convención debe reflejar lo que se manifestó en la elección del fin de semana pasado y por eso debe ser paritaria y mostrar que Chile cambió y necesita una política distinta, entonces creo que debe ser una persona que no esté vinculada, ni que represente la forma política que queremos reemplazar.
JB: La mesa de la constituyente debe ser paritaria, sin duda; integrada por quienes representen los anhelos de transformación que ha expresado la ciudadanía y no por quienes provienen de aquel pasado político que estamos tratando de superar. Simbólicamente, la mesa de la constituyente debe contribuir a que el país logre proyectarse hacia el futuro, renovado. Por otro lado, centrar el foco de la discusión pública en la figura de la presidencia supone replicar las lógicas de una forma de acción política basada en referentes individuales, a quienes se les pide ejercer la suficiente autoridad como para echarse la constituyente al hombro. Los tiempos han cambiado y la constituyente será reflejo de ello, pues el éxito de su trabajo también dependerá del surgimiento de diversos liderazgos que se pongan al servicio de las demandas de transformación que ha levantado la ciudadanía, que se articulen entre sí, dialogantes pero con firmes convicciones de transformación, que puedan acompañar el trabajo constituyente en sus distintas esferas y no solo desde la mesa directiva.
EC: El perfil que debería tener es que tenga liderazgo, tiene que ser elegido por mayoría absoluta, va a tener la responsabilidad de dirigir debates y más que eso la marcha de la convención, y hay muchas cuestiones que resolver, entonces creo que ese es el perfil. En segundo lugar, debe ser una persona que pueda concitar acuerdos y ser muy dialogante. La Constitución tiene una gran virtud, que es muy diversa, eso entonces hay que aprovecharlo y el rol del presidente y del vicepresidente que también son importantes. No estoy porque sea obligatoriamente un hombre o una mujer, pero de preferencia creo que puede ser una mujer, porque son mayoría en la convención, porque el hecho central de esta elección del domingo reveló alta presencia de mujeres, las correcciones incluso favorecieron más a los varones que a las mujeres. Por lo menos lo que vi aquí en mi región, las que hicieron campaña en mi lista y en Apruebo Dignidad, fueron las mujeres, entonces no lo pongo como condición, digo que sería bueno que una mujer presidiera la convención. No me guío por las mayorías, en la convención somos todos iguales.
CH: Una persona que haga respetar las reglas de la convención ya establecidas en la Constitución. No podemos partir “saltándonos” las reglas del juego, sino que dar una señal de respeto a la institucionalidad. Tiene que ser una persona que promueva el diálogo y los acuerdos.
CV: Sólo soy uno de los 155 electos, por lo tanto, mi opinión no es relevante. Sólo esperaría que el o la presidenta sea una persona capaz de articular conversaciones, dirija el debate, que genere la máxima adhesión posible y, si es por preferencia personal, creo que debería ser mujer, habiendo muchas que cumplen ese perfil.
¿Se debe modificar o no la regla 2/3?
AA: A mí me parece que el quórum de los 2/3 ya fue establecido como el quórum de aprobación de las normas de la nueva Constitución, norma por norma, por lo tanto, cuando se vote en el plenario la aprobación de una norma constitucional, debiéramos respetar lo que ya se estableció desde hace mucho tiempo de los 2/3, pero ello no obsta a que haya otras formas de votación, por ejemplo, el trabajo en comisiones o haya formas de resolver las controversias que pudieran producirse al interior del trabajo de la convención constitucional. O que haya formas de vincular directamente a la ciudadanía en el trabajo de la convención constitucional. Que haya una manera establecida de aprobar las normas del texto constitucional ya establecida con antelación no implica que no se pueda ampliar o diversificar otras maneras de relacionarnos con las ciudadanía o de aprobar las normas al interior. Y por supuesto que no estoy de acuerdo en que haya doble votación por cada norma y entonces que la norma se deba aprobar una vez con 2/3 y se tiene que aprobar al final la totalidad con 2/3, porque, además, eso significa negar la salida ya establecida mediante un plebiscito nacional en que la ciudadanía tiene la aprobación del nuevo texto constitucional.
FA: La regla de 2/3 fue una exigencia de la derecha para asegurarse un veto unilateral al contenido de la nueva Constitución. Se justificaba con la retórica de los grandes acuerdos, pero en la política de los últimos 30 años cuando la derecha habla de los grandes acuerdos, en realidad lo que está diciendo es acuerdos con ella, sin embargo, como la derecha no obtuvo 2/3, entonces esa regla opera ahora de modo distinto, ya no hay vetos unilaterales de nadie, el que quiera vetar unilateralmente, el que quiera atrincherarse en su extremismo ideológico, en este caso neoliberal, simplemente se quedará afuera, en vez de vetar y con eso obstaculizar la nueva Constitución, se hará irrelevante en la discusión constituyente. Por tanto, yo creo que dada la composición de la convención decidida por el pueblo chileno, la regla de los 2/3 puede ahora jugar un rol en que esté a la altura de toda esa retórica, de que sea un genuino gran acuerdo, no un acuerdo con ellos, sino un acuerdo de una sustancial mayoría de la convención, por eso creo yo que va a ser una contribución a la discusión constituyente y no un riesgo de bloqueo.
JB: Las elecciones han demostrado que la potencia transformadora de la “hoja en blanco” era mucho más significativa que el poder de veto que la derecha intentó levantar con el quórum de dos tercios. El escenario ha cambiado significativamente y puede que esta ya no sea una discusión pertinente, dado el actual contexto político y social. Como toda herramienta, un quórum puede ser utilizado para distintos fines y ahora que el poder de veto se ha diluido, creo que es importante revaluar el impacto que podría tener para la discusión constituyente.
EC: Nunca he querido que se modifique, primero porque es un acuerdo político que, además, trae aparejada la hoja en blanco, entonces para cualquier sector trae ventajas y también obligaciones, nos obliga a llegar a acuerdos. Entonces creo que no es una regla que haya que modificar y que hoy día la gran mayoría está por el cambio, pero como hay gran diversidad, en esa gran mayoría hay que llegar a acuerdos acerca del contenido de esos cambios.
CH: Las reglas ya están claras desde diciembre de 2019, y con esas reglas la ciudadanía votó en el plebiscito de entrada y eligió a los convencionales constituyentes.
CV: Dados los resultados de la elección, la regla de los 2/3 pierde relevancia. Lo interesante es que no hay fuerzas con poder de veto y estamos obligados a conversar, conversar y conversar.
¿Qué nudos principales ve en los primeros debates de la convención?
AA: Yo haría un llamado muy sincero y profundo a reflexionar por parte de todos quienes vamos a participar de la Convención Constitucional que estamos ante una nueva época, aquí hay un cambio epocal, por tanto, no consideraría posible que la alternativa fuesen sesiones secretas o públicas, ese no es el binario. Quien diga eso me parece que ha leído poco a la ciudadanía, por supuesto que tienen que ser públicas, no hay ninguna posibilidad de que no lo sean. Es más, tienen que ser todas públicas, la Convención Constitucional tiene que ser una caja de cristal. Por supuesto que hay nudos principales que deben ser resueltos con altura de miras en el reglamento de la Convención Constitucional, entre ellos, cómo va a funcionar la convención. Me llama la atención que hayan preestablecido que parece que tiene que ser en Santiago, para lo cual yo como convencional constitucional electa por el distrito 20 que es Biobío, no es para nada así. A mí me parece que eso está abierto a conversarse y tener que hacer reuniones telemáticas. Algunas tendrán que ser presenciales, pero partir de la base de que tendrán que ser en Santiago, que por lo demás estamos bastante en contra de ese centralismo excesivo, yo no estoy para nada de acuerdo. Tenemos que trabajar mecanismos de participación ciudadana, de educación cívica, pero me parece que todo eso redunda en un trabajo del reglamento de la convención. Es ahí donde deberíamos resolver todas estas preguntas en relación al funcionamiento de la misma.
FA: Como ya no hay vetos unilaterales, la discusión sobre el reglamento ya no va a ser la discusión sobre cómo proteger esos vetos, sino sobre cómo hacer que la Convención Constitucional sea exitosa. Por lo tanto, yo creo que lo que se veía como nudos principales ya no son tales, ahora va a ser una discusión genuina sobre cuál es la mejor manera de proceder, yo ahí creo que todo en la convención tiene que ser transparente, creo que esta tesis de la votación final por 2/3 va a perder relevancia, porque todo el sentido de esa tesis era que la derecha pudiera vetar, entonces creo que la conformación actual de la convención va a facilitar esa discusión y va a hacer que esa discusión sea genuinamente sobre la mejor forma de organización de la convención más que sobre cómo proteger vetos unilaterales.
JB: Desde las primeras sesiones se van a ver reflejados los problemas estructurales que aquejan a la sociedad chilena, pues el reglamento de la constituyente deberá contemplar mecanismos de participación ciudadana efectivos. Así, los principales nudos estarán en aquellas dimensiones de la vida social que hoy se encuentran precarizadas y mercantilizadas, pues recuperar dichos espacios significará una profunda redistribución de la riqueza entre los distintos sectores del país. La garantía efectiva, en clave universal y solidaria, de los derechos sociales, la descentralización, la recuperación del agua y la protección efectiva de la naturaleza y el fin de su explotación extractivista afectarán muchos intereses económicos, especialmente de grandes grupos empresariales que harán todo lo posible por desestabilizar el trabajo de la constituyente. Pero debemos ser conscientes de que la paz y estabilidad social tienen un costo: la justicia social, y todos los sectores del país estamos llamados a contribuir con la estabilidad de la democracia y con el desarrollo económico, social y cultural del país en proporción a nuestras capacidades, solidariamente. Esta dimensión de la discusión constituyente estará presente desde el principio.
EC: La gran cuestión que se plantea es la participación y todos estamos de acuerdo en que haya participación, el tema va a ser la fórmula de la participación y los efectos de si es vinculante o no es vinculante. Y yo creo que ahí puede haber participación que sea no vinculante, sea escuchar a mucha gente, tener muchas opiniones y hay que estudiar si puede haber formas vinculantes de participación, por ejemplo, hacer algunas consultas de resultados obligatorios. Creo que tenemos que involucrar a la enseñanza media en el sentido de que por ahí empieza la educación cívica. Respecto de las sesiones secretas, no, salvo que haya alguna excepción que sea acordada por un quórum especial.
CH: Todos esos temas tendrán que ser debatidos a propósito del reglamento. Me parece que los principales nudos estarán en el procedimiento de discusión y votación. Yo optaría por un procedimiento circular para discutir y lograr llegar a acuerdos.
CV: La más relevante, participación. Este proceso ha sido posible gracias a la potente movilización de miles y miles de compatriotas. Sin ánimo de dar consejos, esperaría que el reglamento establezca mecanismos imperativos de participación, en que las constituyentes tengamos obligación de escuchar y dialogar con los territorios. Por lo mismo, las sesiones de la constituyente deben contar con la máxima publicidad, nada a puertas cerradas o de espaldas a la ciudadanía. Y sobre votación final, no hay ni una regla que obligue a los 2/3, esa idea no se encuentra en ninguna parte. Será la convención la que determine un procedimiento final de aprobación para generar unidad y coherencia del texto.
¿Constitución minimalista o maximalista?
AA: No me representa esa terminología. Creo que a priori no podríamos decir ni lo uno ni lo otro, las constituciones chilenas en general han sido textos intermedios, por lo tanto, no están ni los 20 artículos de la Constitución de Filadelfia ni en los 400 o 500 artículos de la Constitución de Bolivia, la constituciones chilenas han tenido 150, otras anteriores 270, o sea hay bastante oscilación en términos de la cantidad de artículos, pero pienso que no podemos señalarlo a priori. Debe tener todos los artículos necesarios para dar cuenta de los acuerdos de convivencia que nos muestre un siglo XXI, que nos lleven a un Estado plurinacional más amable, incluso y protector.
FA: Yo creo que la discusión sobre Constitución minimalista o maximalista a mi juicio está mal planteada. La Constitución va a contener lo que la convención considere que es fundamental para el futuro de Chile y eso se va a decidir no por argumentaciones filosóficas, sino por la posibilidad o imposibilidad de llegar a un genuino gran acuerdo, eso es lo que en política cuenta como una ‘Constitución mínima’. Solo va a estar aquello en lo que una gran mayoría esté de acuerdo que esté en la Constitución.
JB: Esta es una discusión artificial que se ha instalado para defender un modelo de Constitución cuantitativamente corta, importada de otras tradiciones constitucionales que nada tienen que ver con la cultura política chilena ni latinoamericana, pero sin hacerse cargo de la actual realidad política. Las constituciones son herramientas para la consecución de determinados objetivos políticos y sociales, como distribuir el poder de forma equilibrada entre los órganos del Estado, habilitar y encauzar el ejercicio de la soberanía popular, proteger los derechos fundamentales, especialmente de los grupos sociales que se encuentran en condiciones estructurales de postergación. Por lo demás, debemos tener presente que estamos en medio de un cambio de ciclo político que empuja transformaciones bastante estructurales y la nueva Constitución debe contar con las definiciones necesarias para que ello ocurra. Ese es el mandato claramente expresado en la revuelta popular de 2019, en el plebiscito de octubre de 2020 y en las elecciones de mayo de 2021. En este escenario, una Constitución mínima sigue la lógica de un Sernac sin dientes.
EC: Ni uno ni lo otro, yo creo que Chile ha sido bien equilibrado con sus constituciones, hasta la de la dictadura, donde el derecho a la propiedad ocupa una buena parte de las garantías constitucionales y no habla sobre las propiedades de los bienes del Estado, o sea si en algo hay que reforzar el derecho a propiedad es en la propiedad de los bienes del Estado, de todas y todos los chilenos, entonces creo que no es bueno ponerse metas anticipadas, tiene que ser una Constitución breve como la que hemos tenido, no extensa, aunque no me gustan las palabras minimalista y maximalista. No podemos pensar en una Constitución minimalista como la de Estados Unidos que tenía 10 artículos y después vienen las 10 enmiendas, eso no funciona con nuestra idiosincrasia.
CH: Estoy por una Constitución equilibrada. Una Constitución que no busque abarcar todos los temas, pero que dé certezas, que la sociedad civil puede participar de la solución de los problemas públicos, como la educación o la salud. Me parece importante que quede establecido en la Constitución que pueden existir colegios particulares subvencionados por ejemplo.
CV: Esta discusión no es problema en el constitucionalismo de nuestra tradición. Cuando se planteó en el mundo, se hizo pensando en comunidades con severos conflictos étnicos o religiosos. Como se trataba de conflictos tan radicales, para esas dimensiones, pero sólo para esas, se recomendaba no constitucionalizar. ¿Por qué? Para evitar que sobre esas diferencias tan profundas se prolongara un conflicto. Esta idea mínima-máxima se instala en Chile por algún constitucionalismo de derecha con la finalidad de inhibir el poder de decisión constitucional sobre derechos sociales. Sin embargo, no cualquier desacuerdo justifica el minimalismo, sino que sólo el referido anteriormente. Por lo mismo, en lo personal, me inclino por una Constitución con mayor densidad normativa, al modo de las constituciones de Europa y con reconocimiento expresa de derechos sociales desmercantilizados.
¿Como constitucionalista, siente que es el llamado a encauzar el debate? ¿De decirle al resto de la CC que hay cosas que no se arreglan en la Constitución?
AA: No, para nada, no lo siento así por ser abogada, académica, profesora de derecho hace 24 años. No me siento responsable, porque también hay algo de elitismo en la pregunta, es como decir ‘ustedes son superiores porque son abogados’, no lo veo así, este es un cargo de representación, aquí llegamos porque las ciudadanas nos votaron y creen que las representamos. La Constitución es una norma de sentido común, es un pacto de convivencia entre iguales. Yo voy dispuesta a dialogar, a deliberar democráticamente, a vincularme potentemente con los ciudadanos del distrito 20 y con el mayor ánimo de un trabajo sororo y democrático.
FA: No, yo siento que soy uno más de 155, cada miembro de la convención tendrá sus opiniones y posiciones sobre las cuestiones que se debatan. Habrá diferencias, por cierto, en torno a qué es lo que debe haber en la convención y esas diferencias tendrán que ser solucionadas primero con el diálogo, después la negociación y después la votación. Yo tengo mis opiniones sobre qué es lo que debería haber en la convención, supongo que los demás miembros también y de eso surgirá una visión común. No creo que los miembros de la convención deberíamos estar haciéndonos llamados unos a otros.
JB: A lo largo de los meses de campaña he podido constatar que la ciudadanía es bastante consciente de que no existen soluciones mágicas y que los problemas que nos aquejan requerirán soluciones que se construirán progresivamente. La constituyente será un catalizador de ese proceso de construcción de soluciones pero, en ningún caso será el punto final del proceso de transformación que estamos viviendo. Habrá muchas discusiones que se iniciarán en la constituyente y que deberán ser recogidas, posteriormente, por la legislación. Como profesor de Derecho Constitucional, pero especialmente como constituyente, espero contribuir en la profundización de la participación y deliberación ciudadana para la construcción del tipo de herramientas que necesita el país y, de este modo, hacer frente a los desafíos que impone un presente en crisis.
EC: Mi rol es el que está acordado: redactar una Constitución a partir de una hoja en blanco, pero que contiene ya cuatro elementos fundamentales que están diseñados, que son Chile de la República, que es un régimen democrático, que debemos respetar las sentencias de los tribunales y los tratados internacionales. Y a partir de eso hacer una nueva Constitución. Cada cual tiene su experiencia acá, tiene sus conocimientos, sus hábitos y la historia no parte de cero en Chile, tenemos que considerar lo que hemos creído. Necesitamos un cambio profundo y eso hay que tenerlo en perspectiva. Y como tercer punto, hay que llegar a acuerdos, no estamos solos aquí.
CH: Es importante que los convencionales constituyentes actuemos con humildad. Defender con convicción nuestras ideas, pero abiertos al diálogo y lograr acuerdos. En este contexto, me parece lamentable que hace solo dos días de la elección el vocero de la lista del pueblo ha señalado que no se sentará a conversar con un sector político.
CV: Como señalé, sólo soy un ciudadano más, electo por las vecinas y vecinos de mi distrito. Por cierto, como el resto de los integrantes, estaré presto a discutir y ofrecer ideas, pero como los demás integrantes de la convención. Lo que sí defenderé con fuerza es que en este proceso debe existir la mayor participación posible de los territorios.
Al finalizar su trabajo, ¿con qué quedaría satisfecho o satisfecha?
AA: Del trabajo de la Convención Constitucional espero encauzar la demanda ciudadana manifestada en las calles a partir del 18 de octubre, que la solicitud de las personas por un Chile más justo, inclusivo, paritario, que honre la presencia de pueblos originarios, que traiga mayor justicia a los territorios, se traduzca en un texto constitucional que además nos sirva para mirar de frente el siglo XXI. El actual está obsoleto y la ciudadanía lo sabe.
FA: La Constitución no es un capricho, es una necesidad y solución a un problema grave que tiene Chile, que es la profunda desligitimación de su institucionalidad política, ese es el legado de 30 años bajo la Constitución actual. Por tanto, el test mínimo de la nueva Constitución es que esté a la altura de ese problema y que sea capaz de darnos una forma política que esté legitimada ante la ciudadanía y eso significa que busque crear un poder político democrático eficaz, lo que a su vez exige grados mayores de participación ciudadana. Si la nueva Constitución logra eso, creo que va a poder ser la nueva Constitución que Chile necesita.
JB: Espero que el trabajo de la constituyente contribuya, por un lado, a la construcción de nuevas estructuras de poder político, económico y social en el país, centradas en nuestros derechos y en la igual dignidad de las personas y, por el otro, a fortalecer los distintos espacios de organización social. La ciudadanía se construye a partir de una serie de prácticas de ciudadanía que van configurando la pertenencia de las personas a la sociedad, a través de distintos espacios de militancia y articulación; esa reconstrucción del tejido social, tan olvidada desde los 90, podría ser uno de los principales resultados de este proceso constituyente, para que los canales de participación ciudadana y organización social no vuelvan a cerrarse nunca más.
EC: Con una Constitución que responda a las necesidades de Chile de hoy y del futuro, hay que tener muy presente esto del futuro, cómo van a avanzando las cosas y cómo va a ser Chile en 10, 15, 20 años más. Quien tape todo lo que hemos tenido de abusos, desigualdad, de discriminación, de centralismo, de acaparamiento de poder, que termine con los poderes secretos, en fin, eso creo que eso es básico para el futuro. Yo me conformaría con una Constitución que terminara y cerrara esas cuentas que tenemos con el pasado, pero que satisficiera las necesidades de futuro que tenemos como sociedad con igualdad de oportunidades, con libertades, con la superación de las necesidades que se han planteado de salud, educación, vivienda etc.
CH: Una Constitución que limite el poder, en la que el Estado está al servicio de las personas, y no al revés, en que las instituciones públicas sean realmente un canal de solución de problemas y no de trabas. Es importante que cumplamos con nuestro mandato, que es tener una nueva Constitución, que espero entregue seguridad, certeza y reglas claras.
CV: Estoy muy esperanzado con el proceso. Creo que la composición de la convención es un buen reflejo de la diversidad de nuestro país. Han ingresado grupos que históricamente habían estado excluidos y la regla de la paridad no puede ser sino una tremenda noticia. Quedaría satisfecho si el texto final es aprobado por el pueblo de Chile, pero que en su contenido se plasme un proyecto transformador, con delegación de poder y que supere el paradigma neoliberal que funda la Constitución heredada de la dictadura.
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