Más de 400 personas lesionadas durante el estallido social se han atendido en el programa de reparación ocular del Minsal
El Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO) del Ministerio de Salud trata a quienes sufrieron lesiones en sus ojos durante las manifestaciones de octubre de 2019. La iniciativa se mantiene operativa, con acompañamiento sicológico y social para las víctimas.
La memoria que tiene Diego Leppez (29) del viernes 15 de noviembre de 2019 es nítida. Por esos días, y en medio de las manifestaciones del estallido social, el transporte -y especialmente el Metro- no funcionaba con normalidad. Así, para llegar a su casa en La Cisterna, tras finalizar su jornada laboral en el Portal La Reina, debía abordar dos buses. El primero finalizaba su recorrido cerca de Parque Bustamante, por Francisco Bilbao. Y para tomar el segundo debía caminar en dirección al Parque Forestal, y cruzar luego a Av. Santa María.
“En eso me topo con un piquete de carabineros, que luego hacen una ‘encerrona’. Empecé a grabar y mientras estaba parado, revisando el celular, alcanzo a ver una lacrimógena en dirección a mí. Al principio sentí un pitido, me quedé sordo, igual que en las películas de guerra cuando detonan una granada”, recuerda Leppez.
En los hechos, fueron solo segundos, pero Diego estima que luego de unos minutos tras el impacto, trató de abrir ambos ojos y solo logró ver con el izquierdo.
“Empezó a acercarse gente a mí, vi caras y cómo me miraban. Y escucho que una señora grita al lado mío: ‘Otro ojo más’. Ahí me di cuenta de lo que estaba pasando”, cuenta. En el registro audiovisual del hecho, se ve cómo no cae de inmediato al suelo, sino que unos manifestantes lo sostienen y comienzan a pedir que sea trasladado a la Posta Central. A causa del impacto, Leppez terminó con pérdida de visión en el ojo derecho.
En un primer momento fue llevado hasta la Clínica Santa María, para luego ser derivado a la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital del Salvador. Tras esa primera atención, al día siguiente se internó en el Servicio de Urgencia del Hospital del Trabajador (ACHS), pues la lesión sufrida en un inicio fue calificada como un accidente laboral de trayecto. Y luego de recuperarse de las intervenciones quirúrgicas en su globo ocular y con necesidad de seguimiento, llegó al Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO), creado por el Ministerio de Salud en el contexto de las manifestaciones de octubre de ese año. Allí ha recibido, hasta ahora, sus atenciones psiquiátricas.
Diego Leppez es parte de los 453 pacientes de toda la red asistencial que han sido atendidos por lesiones oculares asociadas a las manifestaciones y parte del 76% que aún continúa en el PIRO.
“Los funcionarios han sido el mayor soporte para quienes hemos sido víctimas. El programa funciona principalmente por ellos, además de la administración. Son las asistentes, las psicólogas, quienes están totalmente pendientes de lo que está pasando con los pacientes”, cuenta.
Describe, eso sí, que el programa ha tenido falencias. Por ejemplo, problemas para agendar las horas médicas o “la prepotencia” con que los guardias del recinto abordaban a las víctimas de trauma ocular, lo que fue abordado con los directivos del hospital.
El balance del programa, en cifras
“Otorgar atención oftalmológica oportuna e integral; prevenir y tratar complicaciones; atender a usuarios con necesidad de entrenamiento funcional-visual; entregar apoyo psicosocial frente al déficit visual; rehabilitar y, finalmente, promover la continuidad de los cuidados del paciente herido”.
Bajo estos seis objetivos funciona, desde octubre de 2019 y hasta la fecha, el PIRO del Minsal -a cargo del Hospital del Salvador y del Servicio de Salud Metropolitano Oriente- para tratar a quienes sufrieron lesiones en sus ojos durante el estallido social. La iniciativa, la que nació para atender la contingencia, está próxima a cumplir dos años y cuenta con un presupuesto de $ 769 millones.
Durante los días más intensos del estallido social, distintas organizaciones de derechos humanos advirtieron que había una gran cantidad de manifestantes que terminaban con lesiones en los ojos, por perdigones disparados por la policía. El Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) advirtió el año pasado que 405 personas resultaron con traumas oculares.
“A raíz de la contingencia social ocurrida a partir del 18 de octubre de 2019 en nuestro país, los casos de lesiones oculares atendidas en la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital del Salvador aumentaron drásticamente, resultando en un elevado número de usuarios con trauma ocular severo, con pérdida aguda de visión y, en algunos casos, pérdida visual total”, señala un detallado informe que envió la directora (S) del establecimiento médico, Victoria Pinto, al Minsal, en datos que fueron remitidos a la Cámara.
Según explicó Pinto en la presentación, “a fin de dar respuesta a las necesidades observadas se implementó el Programa Integral de Reparación Ocular (PIRO), con orientación completa a los usuarios/as de la red de salud pública y privada del país, que producto de la contingencia social resultaron con trauma ocular. Para otorgar dichas intenciones ese programa se implementa en la unidad de rehabilitación visual integral, dependiente del Servicio Oftalmológico del Hospital del Salvador”.
En total, entre el 19 de octubre de 2019 y el 31 de agosto de 2021, los datos actualizados del Ministerio de Salud dan cuenta de que se ha atendido a 391 personas por trauma ocular en contexto de manifestaciones en el Hospital del Salvador. Sin embargo, esta cifra podría superar los 450 casos, dado que el programa inició un proceso de búsqueda activa de pacientes que hayan recibido atención en sus hospitales en regiones.
Desde la cartera explicaron que, además, a través de los 29 Servicios de Salud se ubica a otros pacientes atendidos por trauma ocular y que no han sido derivados al programa, y que así se ha pesquisado a otras 62 personas, principalmente en Maule, Concepción, La Araucanía Sur y Valdivia.
“La mayoría (86%) corresponde a sexo masculino, y se encuentra en un rango etario de 18 a 50 años. Un 5% de las atenciones corresponde a menores de edad al momento de la lesión”, señala el reporte.
En conversación con La Tercera, Pinto comenta que a dos años del programa, han ido identificando particularidades de este programa y sus problemas.
“El concepto de revictimización pasó a ser un tema de conversación. Notamos que para los pacientes venir al mismo lugar donde tuvieron la primera atención era revictimizante, recordaban el trauma de la primera atención. Esas cosas, por ejemplo, nos obligaron a ir modificando la metodología de trabajo. Incorporamos prestaciones de salud mental. En un inicio, pensábamos que con los psicólogos y psiquiatras del hospital podíamos dar abasto al requerimiento, pero tuvimos que destinar un psiquiatra al programa con algunas habilidades o manejo distinto”, detalla.
La médica añade que “ha sido un proceso que está aún en desarrollo y crecimiento. Traumático, desde el punto de vista de que fue algo nuevo, y complejo, porque a pesar de que sentimos que hemos puesto de nosotros, todo lo que hemos podido, no siempre hemos cumplido la expectativa de los pacientes, expectativas que a veces pasan por un tema que no es solucionable desde la salud”, enfatiza.
Continuidad de los tratamientos
Del total de pacientes recibidos en PIRO, el 40% ha sido atendido por la psicóloga del programa. Y de ellos, 20 personas han sido derivadas para atención siquiátrica en su red asistencial, gestión que se realiza a través de los servicios de Salud, mientras otros 11 están a cargo de un siquiatra del programa.
En esta etapa la atención está enfocada en el estrés experimentado, dado el “impacto subjetivo que ha provocado la nueva condición visual, proporcionando que ésta se pueda reconocer y asimilar de forma sintonizada y positiva en los procesos de construcción de la identidad, estimulando así la autoestima positiva y deseos de autonomía, actitud de autocuidado y motivación”, describe el reporte del Minsal.
A la fecha, además, 249 usuarios han recibido atención de trabajadora social, mediante entrevistas directas, gestión de informes sociales y diligencias propias de la función, en virtud de las necesidades de atención de las personas.
La enfermera coordinadora del programa, Paula Cordero, explica que desde julio, el PIRO se instaló en las cercanías del Hospital del Salvador, en la calle Bernarda Morin, a petición de los mismos usuarios del programa. “Fue una necesidad de los mismos pacientes. A muchos no les gustaba asistir a la Unidad de Trauma Ocular (UTO) del Hospital del Salvador, pues sentían a veces revictimización al estar ahí, en espera, y ver a pacientes recién heridos. Fue una solicitud que hicieron y fue totalmente razonable. En estas nuevas oficinas es distinto, mucho más tranquilo, nos enfocamos principalmente en la rehabilitación visual, la atención de los tecnólogos médicos y de salud mental”, dice.
Cordero reconoce que en pandemia existieron dificultades para dar continuidad a las atenciones, sin embargo, aclara que hoy ya están funcionando de manera normal, y que los controles que habían sido postergados por diversas razones se han ido recuperando.
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