Nicole Darat, académica UAI y militante de Convergencia Social: "Hay machismo en toda la sociedad y el Frente Amplio no es la excepción"
Doctora en Filosofía y profesora de la Facultad de Artes Liberales de esa universidad, señala que el proceso de instalación del Frente Amplio "no ha sido del todo claro" y que la siguiente fase, la propositiva, tampoco ha sido "notoria".
El 2013, Nicole Darat (35) volvió a Chile luego de realizar un doctorado en Filosofía en España. Se había graduado unos años antes de profesora en Filosofía y cuando regresó al país comenzó un proceso para postular como docente de la Universidad Adolfo Ibáñez.
Hoy, es académica de la Facultad de Artes Liberales de esa casa de estudios y también militante de Convergencia Social, el nuevo partido del Frente Amplio que resultó tras la unión del Movimiento Autonomista, Nueva Democracia, Izquierda Libertaria y Movimiento SOL.
Desde su posición como filósofa y académica, Darat dice que puede hacer un análisis más global y crítico del conglomerado, en especial de las últimas actuaciones del bloque. Además critica las prácticas machistas que existen en el Frente Amplio.
¿Cómo evalúas el momento actual del Frente Amplio?
La primera fase del Frente Amplio, su instalación -donde había que adecuarse al Congreso y definirse como oposición-, no ha sido del todo clara. Desde distintas partes se dice que esta etapa ya terminó y es momento de empezar una fase más propositiva, pero algunas voces al interior del FA han dicho que esta fase propositiva no ha sido notoria y que no hemos logrado establecernos como oposición de una manera tan clara como nos habría gustado.
¿Por qué no ha sido clara esa fase de instalación?
Creo que han tenido que ir respondiendo a la contingencia y a los ataques de la derecha y de la Nueva Mayoría, que a veces vota alineada con ésta. Entonces, esa premura, que es propia de la política representativa, ha impedido una construcción más a largo plazo. Las municipales pueden ser un buen momento para dar cierre a esta fase de instalación y al menos desde Convergencia Social hay una apuesta importante por los gobiernos locales.
¿Cuáles son tus principales críticas a las actuaciones del bloque en el Congreso?
Como feminista y profesora de filosofía, veo muy mal que se hagan tratos con la Democracia Cristiana, por ejemplo. Esto ocurrió al inicio del periodo legislativo de este año, cuando se buscó generar una oposición sólida que pudiera presidir la Cámara Baja y repartirse la presidencia de comisiones estratégicas.
¿Por qué ves mal ese tipo de negociaciones?
La DC es un partido que apoyó el golpe de Estado, para empezar. Y como feminista me produce rechazo especial porque es un partido que está en contra de los derechos de las mujeres, que apoyó la votación del proyecto de pensiones del gobierno y que votó a favor del TPP. Están en contra de todo lo que el Frente Amplio defiende desde el principio. Veo mal que se pacte con la DC pero también entiendo que en la política cotidiana se necesita hacer eso de repente.
Algunas de las críticas que se han hecho al Frente Amplio es la falta de peso intelectual que tiene el bloque.
Al principio nos criticaban precisamente lo contrario y las iniciativas que se han levantado desde distintos espacios del Frente Amplio para vincular la academia con la militancia, dan cuenta de un esfuerzo continuo de generar reflexión política densa. Por otro lado, creo que para las personas que hacemos un trabajo intelectual, nuestra obligación es ponerlo a disposición de toda la militancia, sobre todo de quienes están ocupando cargos de representación política, a la vez que aprender del movimiento social como generador de saberes.
¿Crees que existe una buena base intelectual en el FA?
Yo creo que sí, de hecho un hiper intelectualismo era precisamente lo que nos criticaban los partidos del duopolio. Hay saberes de distinto tipo que atraviesan a todo el conglomerado, tal vez nos faltan mecanismos más concretos para poner esos saberes a dialogar y a construir políticamente. Hoy la fundación Saberes Colectivos que preside Bea Sánchez, se propone precisamente ese diálogo.
"Nunca podemos bajar la guardia frente a las prácticas machistas de nuestros militantes"
¿Qué tipo de feminismo debe defender el FA?
El feminismo siempre es una cuestión que está en disputa, no podría intentar dar una fórmula con precisión, pero sí leyendo las columnas escritas por compañeras frenteamplistas y participando de los debates que hemos dado sobre distintos temas, me atrevo a decir que estamos apostando por lo que Nancy Fraser llama "un feminismo para el 99%". Es decir, un feminismo materialista que piense hoy, por ejemplo, la precariedad de la condición de las mujeres y los cuerpos feminizados -gays, trans, travestis, pero también los cuerpos migrantes- y que entienda la lucha por la recuperación de la vida frente a la mercantilización que opera el neoliberalismo como la lucha feminista fundamental, y que deje de apuntar a los objetivos de las feministas blancas privilegiadas, como romper el techo de cristal y alcanzar las altas esferas del poder económico.
¿Las cuotas son necesarias en tu opinión? El feminismo liberal está en contra de esas medidas.
Sí, a pesar de la crítica que acabo de hacer al feminismo liberal, creo que las cuotas fuerzan un cambio en la composición del espacio público y van desnaturalizando el hecho de que esté copado por varones. Desconocer la necesidad de las cuotas, es desconocer los obstáculos previos que enfrentan las mujeres a la hora de ocupar espacios tradicionalmente masculinos. Ahora bien, creo que no son suficientes pues no se trata de cumplir solamente con una cifra, sino de hacer esfuerzos sustantivos para que haya más participación de mujeres en la toma de decisiones políticas, y eso implica una inversión en formación y en recursos que los partidos, en general, no han hecho.
¿Hay machismo en el FA?
Hay machismo en toda la sociedad y el FA no es la excepción, porque no se trata de voluntades individuales, sino de una cuestión estructural. Para las feministas es doloroso aceptarlo, pero negarlo puede tener consecuencias nefastas para nuestra propia experiencia de la militancia. Hemos alcanzado cuestiones importantes, como la construcción y aplicación de protocolos de acoso o que el feminismo esté presente en los principios de nuestros partidos, pero falta mucho por avanzar. Para bien o para mal, nunca podemos bajar la guardia frente a las prácticas machistas de nuestros militantes y de aquellas que se reproducen por la estructura que tienen nuestros partidos.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.