“No debemos abrir esa puerta”: las razones de la negativa de La Moneda a un “plan B” ante un eventual triunfo del Rechazo

Then President-elect Gabriel Boric
REUTERS/Rodrigo Garrido/

El Presidente Gabriel Boric se convenció -dicen quienes han conversado el tema con él- de que abrirse a vías alternativas antes del plebiscito constitucional del 4 de septiembre, solo terminará favoreciendo al Rechazo y debilitando la opción del Apruebo, que es la que él y su gobierno esperan que se imponga. Por eso, ha transmitido a sus ministros y su coalición que no es momento de propiciar un espacio que pueda ir en contra de ese objetivo. Al menos, no antes de tener los resultados sobre la mesa.


“Es algo que estamos discutiendo. Hay que anticiparse a los escenarios, pero eso no implica hacer públicas todas las alternativas que tiene un gobierno respecto de situaciones tan críticas como estas”. Esa fue la definición del Presidente Gabriel Boric el pasado 1 de mayo, cuando se le consultó por la posibilidad de que el Rechazo se imponga en el plebiscito constitucional del 4 de septiembre y que incomodó a las filas oficialistas.

Por esos días, ante el aumento en la adhesión a la opción de no avanzar en un nuevo texto, en el Socialismo Democrático y Apruebo Dignidad leyeron las declaraciones del Mandatario como “anticipadas”.

“Solo favorecen la opción del Rechazo”, dijeron varios personeros oficialistas en esa oportunidad aludiendo al plebiscito constitucional del 4 de septiembre, análisis con el que coincidió su comité político integrado por Giorgio Jackson (Segpres), Camila Vallejo (Segegob), Antonia Orellana (Mujer) e Izkia Siches (Interior). De hecho, al día siguiente de los dichos del jefe de Estado, tanto su vocera como su ministro de la Segpres salieron a matizar su planteamiento.

“Por supuesto que un gobierno tiene que anticiparse a todos los escenarios posibles en todas las circunstancias, de eso se trata también gobernar, anticiparse, pero mi alternativa respecto a esto ha sido clara y reitero que lo vamos a hacer cumpliendo la ley, dándole las garantías que corresponden a ambas opciones, que son solamente dos: rechazar o aprobar, esas son las opciones que están en juego y ambas son legítimas y van a tener del gobierno todo el respeto que corresponde”, se corregiría el mismo Presidente Boric horas después.

Y es que en ese momento el Mandatario aún no se había formado una convicción que hoy sí tiene y que ha transmitido tanto pública como privadamente: la idea de una “tercera vía” o “plan B” solo debilita la opción del Apruebo.

Es por eso, que el Jefe de Estado ha hecho propio en las últimas semanas un relato tajante sobre el punto, dejando de lado la mención a los escenarios probables y advirtiendo que en el referéndum las opciones son solo dos: Apruebo y Rechazo. Con el resultado en mano, ha dicho el Mandatario a sus cercanos, se verán las alternativas.

“No debemos abrir esa puerta antes del 4 de septiembre”, ha enfatizado en las conversaciones que ha sostenido en los últimos días con parlamentarios de su sector, admitiendo que hacerlo es poco estratégico para la alternativa del Apruebo, respecto de la que el Jefe de Estado -y parte de su gabinete- no ha escondido sus preferencias. Ese mensaje lo ha reforzado, sobre todo, tras el impulso de un sector de la DC para modificar los quorum actuales y reformar la Constitución más allá del resultado del referéndum y de la insistencia de la derecha para generar un acuerdo previo.

La opinión de Boric fue especialmente dura cuando la semana pasada, en Los Ángeles, se le consultó sobre la propuesta de estos sectores. “Se demoraron un poco”, dijo en esa oportunidad, agregando que “la Constitución lleva más de 30 años, entonces que no lo vengan a plantear ahora (...). La verdad es que quienes en su mayoría han estado del lado contrario a las transformaciones durante tanto tiempo es difícil de creer que ahora se van a poner del lado de los cambios (…). La derecha rechaza, están en su derecho, es totalmente legítimo, pero que no le digan a la gente que acá hay terceras vías”.

Pero esa visión no estaba tan clara para el Mandatario a inicios de abril. Por esa época las conversaciones soterradas entre la derecha y sectores del centro para buscar un “plan B” en caso de que sea el Rechazo el que triunfe en el plebiscito ya estaban desatadas. La mala evaluación del trabajo de la Convención Constitucional de parte importante del mundo político, de hecho, se la hizo ver al Presidente Boric en distintas instancias, pero particularmente en su primera gira por Argentina.

En ese viaje, parlamentarios como Javier Macaya (UDI), Paulina Núñez (RN), Raúl Soto (PPD), Jaime Quintana (PPD) y Eric Aedo (DC), abordaron con el Presidente la preocupación por el devenir del proceso y la necesidad de evaluar alternativas ante las encuestas que por primera vez registraban al Rechazo por sobre el Apruebo.

En esos intercambios, Boric escuchó atento la inquietud de los legisladores y esta idea de encontrar una fórmula que evite que la voluntad del plebiscito de entrada, de la necesidad de una nueva Constitución, se extinga en el referéndum de septiembre si es que el Apruebo fracasa. El punto político es algo que comparte el Jefe de Estado y así lo ha dicho, sin embargo, ha entendido que el momento es casi tan importante como las vías.

En La Moneda recalcan que el Presidente sabe que hay dos opciones en juego, pero que además, más allá de lo que pase en el plebiscito, él debe seguir gobernando. Además, en Palacio creen que junto con potenciar el Rechazo, la idea del “plan B” está siendo utilizada como excusa por algunos sectores para no definirse.

En el oficialismo comparten que, en términos electorales, el hacer competir la propuesta de la Convención Constitucional con la “Constitución de la dictadura”, como han recalcado, le da más chances de que se apruebe. “La estrategia es satanizar el Rechazo”, reconoce un dirigente del sector. Por el contrario, si al nuevo texto se le hace competir con el Rechazo, pero con la opción de que exista una “tercera vía”, en caso de que la propuesta no sea ratificada, sus opciones disminuyen.

Por lo mismo, la idea del oficialismo en el Congreso es evitar que cualquier parlamentario de sus filas pueda salir a respaldar la ofensiva de los decé Matías Walker y Ximena Rincón, la que busca rebajar los quórum a 4/7 para realizar modificaciones al texto actual y que fue ingresada en el Senado.

En el comité político ampliado del lunes, de hecho, el ministro Jackson aseguró que dicha iniciativa no tendría votos en la Cámara Baja, pero tampoco en el Senado, dado que la DC está dividida al respecto y que confían en que los legisladores de sus filas como el PS y el PPD no se plieguen a esa alternativa.

“Cualquiera que cruce el río se va a convertir en responsable si es que gana el Rechazo”, dicen en el oficialismo.

Pese a que en la mayoría de los partidos oficialistas están alineados con esa tesis, otros relevan que en caso de que el Rechazo se imponga, la izquierda quedará en una posición debilitada para negociar ante la derecha, respecto de eventuales modificaciones constitucionales a la Constitución vigente.

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