“Código Yáber”: las visitas de Orpis a sus excompañeros de encierro tras conseguir la libertad condicional
El exsenador condenado en el marco del caso Corpesca por seis delitos de fraude al Fisco y dos de cohecho, salió en libertad condicional en mayo pasado, pero ha decidido regresar al recinto para visitar a quienes fueran sus compañeros. Quienes saben de esa práctica, sostienen que es un "acto de humanidad" y que, además, constituye una costumbre que también han realizado otros imputados que pasaron por ahí.
Son las 13.45 horas del miércoles 12 de julio. El gendarme que custodia la reja de ingreso al Anexo Penitenciario Capitán Yáber saca el candado y abre la puerta para permitir la entrada de las visitas. Una a una las personas ingresaron, entre ellas, la esposa y dos de las hijas del exalcalde de Vitacura Raúl Torrealba, quien permanece en prisión preventiva en el lugar. Pero el último en la fila nada tenía que ver con el exjefe comunal y, de hecho, era un hombre que resultaba conocido para el funcionario que controlaba el acceso. Prueba de ello fue el fuerte apretón de manos que se dieron al verse. Era el exsenador Jaime Orpis.
El exparlamentario de la Unión Demócrata Independiente (UDI) había permanecido en el recinto ubicado en Avenida Pedro Montt, comuna de Santiago, por más de un año, entre el 7 de enero de 2022 y el 23 de mayo de este año, por lo que su rostro ya era familiar. Todo, luego de que la Corte Suprema confirmara la sentencia donde se le condenó por seis delitos de fraude al Fisco y dos de cohecho, en el marco del denominado caso Corpesca.
Sin embargo, y aunque ya ha transcurrido cerca de un mes y medio desde que accedió a la libertad condicional, Orpis optó por no olvidar con quienes compartió por exactos 412 días y regresó.
Quienes saben de sus visitas a los internos del penal revelaron a La Tercera PM que lo hace como “un acto de humanidad”, pues no sólo aprovecha de compartir con varios de ellos por un par de horas, sino que también les lleva elementos que suelen escasear tras las rejas: algo rico para comer y bebida.
Así, con un paso calmado y en silencio, pidió se le diera acceso. Y al ser consultado por este medio respecto de su concurrencia, optó por mantener esa postura y no dar declaraciones.
Una “tradición”
Quienes saben de las “tradiciones” que se desprenden tras pasar un periodo en la cárcel, asumen como “algo muy normal” que un interno regrese al recinto para visitar a quienes fueron sus compañeros de celda, y más cuando se trata de un penal tan pequeño como Capitán Yáber, que sólo tiene capacidad para albergar 16 reos.
Es más, abogados de imputados y condenados que han pasado por ahí, aseguran que está establecido un verdadero “código de Yáber”, una suerte de pacto implícito que fija la necesidad de ir de visita y llegar con pequeños regalos. Tal como lo hizo Orpis.
Fue una práctica que realizó, recuerdan las mismas fuentes, Jorge Lavanderos, quien cumplió condena por abuso sexual entre julio de 2005 y mayo de 2008, y también uno de los excontroladores de Penta, Carlos Délano, que permaneció 46 días en prisión preventiva en el mencionado lugar y luego, también, regresó como visita.
El abogado Sergio Rodríguez, que conoce de cerca a Orpis, agrega, además, que este código forma parte de una “tradición heredada” de la ex Cárcel Capuchinos.
“Es una costumbre que viene de los años 80, en que los internos de Capuchinos -al recuperar su libertad- volvían a visitar a los que se quedaban, y les llevaban una torta, de cualquier tipo. Era un Chile más sencillo, no habían tantas cosas como ahora. Además que era para todo el piso, Capuchinos estaba dividido en tres pisos, cada uno con administración de cocina autónoma. El tercer piso era el más caro, ya que en esa época había un pago mensual (aunque estés un día) y además semanal para el piso, para la comida”, comentó el profesional.
Y agregó: “Por eso, el que salía volvía con una torta. En una época que había prisión por deudas (cheques), la rotación era alta, por ende comían a la hora del té torta casi todos los días. Ahora en Capitán Yáber, entiendo que la costumbre se mantiene”.
La caída del exsenador
La arista judicial que finalmente llevó a Orpis a la cárcel se remonta a 2015. En aquel entonces la fiscalía comenzó la investigación en contra del exsenador de la UDI en el denominado caso Corpesca, en la cual se indagaba la presunta emisión de boletas ideológicamente falsas a la pesquera para financiar de manera irregular campañas políticas.
Un año después, el entonces senador fue desaforado por la Corte de Apelaciones. Ya el 6 de junio del 2016 el Cuarto Juzgado de Garantía decretó la medida cautelar de arresto domiciliario total, lo que días después sería modificado por prisión preventiva. Desde entonces, y después de más de cuarenta días tras las rejas, Orpis recuperó la libertad luego de que se modificara, nuevamente, la medida cautelar en su contra.
No fue hasta el 2 de diciembre que el Tercer Tribunal Oral en lo Penal de Santiago lo declaró culpable de seis delitos de fraude al Fisco y dos de cohecho. Pese a que apeló en la Corte de Apelaciones de Santiago posteriormente, aquello fue desestimado y su pena debía cumplirla de forma efectiva y comenzó a ser ejecutada en enero del 2022. Desde entonces, uno de los rostros anclas de la UDI permaneció recluido en el Anexo Penitenciario Capitán Yáber.
Ese día, su esposa, Ana Luisa Jouanne, indicó: “Pagará con cárcel algo de lo que es inocente. Acata y respeta el fallo de tribunales y lo hará en paz, apoyado en su fe (…) No es un fresco, es un hombre honesto y asumió su responsabilidad”.
La permanencia del exsenador en la cárcel se extendió por 16 meses. Eso, hasta que en mayo pasado la Corte de Apelaciones acogió su recurso de amparo y finalmente se aceptó su libertad condicional. Ese día también estaba acompañado por Jouanne y se le vio feliz, igual que como se mostró este miércoles 12 de julio.
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