Pedro Ruminot tras Viña 2020: “No tengo expectativas, mi aspiración mayor es ojalá estar más en mi casa”
El comediante, quien hace justo una semana tuvo un triunfal retorno al Festival de Viña cuatro años después de su debut en ese escenario, habla por primera vez en extenso del show: una de las mejores rutinas de la edición 2020. Eso sí, estuvo cerca de bajarse del evento debido a la situación que atravesaba el país.
Ha pasado una semana desde que Pedro Ruminot volvió a subirse al escenario de la Quinta Vergara después de su debut en el año 2016. Pero esta vez todo fue diferente.
Su anterior paso por el Festival de Viña se dio con una rutina que no convenció del todo al público y la crítica: sólo se llevó una Gaviota de Plata. En contraste, su retorno a la cita es considerado uno de los mejores shows de humor de la edición 2020.
Sobre la rutina –rearmada tras el estallido social-, su minuciosa preparación para el regreso, y las dificultades que enfrentó en su primer desembarco en el escenario viñamarino, conversó con La Tercera PM.
A siete días de esta presentación, ¿cómo evalúa su segundo paso por el Festival?
No sé si la tengo tan clara todavía, me he dado cuenta de a poco de lo que ha pasado. En el día a día me fui dando cuenta que la rutina fue súper exitosa. Pero uno no se da cuenta ahí… yo generalmente no creo en nada de lo que me dicen. Digo ‘¿me lo estará diciendo para que yo me quede tranquilo?’. Siempre sospecho de lo que me pueden decir, pero me fui dando cuenta que funcionó súper bien, que a la gente le gustó harto.
Fue uno de los tres comediantes que había pasado previamente por ese escenario, ya tenía experiencia en él…
No. Fue diferente. De hecho no me acordaba mucho de la primera vez porque yo no quería ir la primera vez, estaba súper incómodo. Es más, salí al escenario y escuchaba al Rafa Araneda que decía “él viene a cumplir un sueño”, y yo le decía a mi manager, “¿por qué está diciendo eso? ¿Por qué me está presentando así?”. Yo estaba enojado ese día. Fue distinto porque la primera vez nunca me sentí tranquilo. Subí y dije “tengo que hacerlo rápido y tengo que irme de acá”, y no planifiqué, y lo que planifiqué no lo hicimos.
¿Cómo fue entonces el proceso de esa primera invitación?
Fue “oye te llamaron a Viña”, y dije “ya vamos”. Ese mismo año también me habían llamado a Olmué, fue como “¿con qué nos quedamos’”, y fue como “no, vamos a Viña al tiro”. Pero nunca hubo una planificación alrededor en el sentido de decir “yo como entre comillas artista, quiero primero ir a Olmué, después a Viña, previo hacer un Caupolicán”… Nunca hubo una planificación, siempre fue que a lo que iba apareciendo, yo iba diciendo que sí.
¿Por eso dijo que sí a Viña esa primera vez? ¿No hubo alguna motivación más?
El ego, el ego… Siento que era algo un poco infantil entre los ex Club de la comedia, que en ese momento estábamos como distanciados, y que era una especie de competencia rara, y eso me llevó a decir vamos. Y además al hecho de que me dicen “oye hagamos esto”, y yo generalmente acepto, sin pensarlo tanto, y me da bien lo mismo todo, pero nunca medí la importancia ni las consecuencias. Tampoco medí el hecho de que estaba expuesto a una situación mediática muy jodida porque había un sector de la prensa que le encantaba la historia del Club de la comedia, la pelea, y todo lo que involucraba, entonces se aprovecharon de eso varios medios y me hicieron una guerra bien jodida. Esa vez estuve como (Ernesto) Belloni ahora, un mes así todos los días diciendo algo malo de mi gente que yo no siquiera había conocido. Y con los años entiendo que era sabroso el hecho de este programa (El Club…) que le fue muy bien, y que los integrantes que eran todos amigos terminaron peleados.
¿Y el Festival qué significaba para usted en ese entonces?
No representaba un sueño. Era un bonito escenario para poder presentarse, un bonito público, harta gente, un lugar donde todos los comediantes quieren estar. Yo no tengo expectativas en verdad, le dije una vez a Fabrizio (Copano) “yo no quiero ir a Los Ángeles a hacer stand up porque no me llama la atención, no quiero ser el Beto Cuevas de la comedia como él. Mi aspiración mayor es ojalá estar más en la casa, con los niños y poder criar. Pero como tener una aspiración profesional como decir “después de Viña voy a hacer un programa de humor, voy a animar algo o vamos a hacer una gira por el mundo”, no.
¿Y ahora después de su exitoso reencuentro con la Quinta?
Hemos conversado con el equipo. Mi manager me dijo “te quieren en todos los programas, todas las entrevistas". Y dije pucha, vamos viendo, no quiero ir a todas lados porque tampoco se me da mucho poder dar una entrevista y darla bien, porque tengo que medir mucho mis palabras para que no se me peguen los cables (ríe). Hay programas en los que no tendría que estar porque a veces he estado en la tele así como “me quiero ir”.
“Yo pasé por una etapa muchos años de exposición , donde iba a todas las entrevistas, a todos los programas y todos los diarios, y creo que me hizo súper mal, como que todo eso te desvía de lo que realmente eres y muestras una personalidad y una forma de ser que no tiene nada que ver con uno, al menos eso me pasaba, de querer darle en el gusto a todos, hacer cosas que efectivamente las quería hacer, pero que a la larga me traían más problemas que otra cosa”.
¿Por eso decidió estar tan hermético en este segundo paso por el Festival? No dio entrevistas previas, no hizo conferencia de prensa, llegó el mismo día y manejando su propio auto…
Desde la primera etapa que fui a Viña, hasta este nuevo Viña, todo cambió: nuestra forma de trabajo con el equipo, cambió mi forma de relacionarme con los medios. Hicimos todo distinto, desde donde hospedamos, hasta donde almorcé… Es raro porque la vez anterior en todos lados quedó la sensación que fue lo peor que pasó por el festival.
¿Usted cree que lo hizo tan mal?
O sea para algunos medios era como que era (Ricardo) Meruane, y con todo respeto con Meruane, pero nada que ver. El bis fue lo malo, fue horrible, me dieron el premio, me fui y (los animadores) decían “¿hay más?”, y yo le decía a Sergio (mánager) “ no, no tengo más”. Tuve que sacar todo un bloque de la religión, no tenía más. Y van donde Alison (Mandel, su esposa) y le dicen que diga algo, ella sabía que no tenía más… Fue una situación horrible, muy mal manejada por los animadores. Empecé a hacer una parte que ni siquiera tenía probada, y eso de nuevo por darle en el gusto a los demás y no darme el gusto a mi decir chao, que era lo que yo quería hacer, irme a la casa y chao.
Regreso al Festival
Después de ese paso por la Quinta Vergara en 2016, Ruminot visualizó su regreso a ese escenario. “Hice un camino, lo proyectaba a cinco o seis años. Pero todo se adelantó porque al año siguiente me llamaron para el Festival de Olmué y salió bien. Ahí quemé esa rutina y empecé a hacer otra”, cuenta sobre los inicios de la propuesta que presentó en Viña 2020.
Tras ese paso por El Patagual en 2017, recibió rápidamente una nueva invitación al Festival de Viña para actuar en la edición 2019. Tras ser invitado por el mismísimo José Antonio Edwards, productor ejecutivo del festival por el lado de TVN, y aceptar en un primer momento, “después me arrepentí. Yo iba a ir, y después cambie de opinión. Quería disfrutar más de esta rutina porque me gusta tanto”, explicó entonces para desistir. A eso se sumaron algunos temas personales en los que decidió enfocarse, entre ellos su deseo de ser padres junto a su esposa, la también comediante Alison Mandel, a través de un proceso de fertilidad asistida.
“El 2019 hicimos un montón de shows, hicimos la gira con Felipe (Avello), Felipe hizo Viña, yo seguí haciendo shows solo, y seguí probando. El día de la prueba de sonido de Felipe en el festival, José (Edwards) me dio la mano y me dijo ‘prométeme que vas a estar acá el otro año, abriendo el festival’. Y yo le di la mano”.
Desde entonces sabía que estaría en Viña 2020, ¿y le prometieron abrir el festival?
Íbamos a estar el primer día. No sé qué pasó, cambiaron de opinión ellos. Y estaba Stefan (Kramer) también, él no estaba en la lista de los invitados y de repente aparece, y como el primer día va el mejor... Bacán Stefan, súper bueno, y dije ‘bacán, quedémonos con el ultimo día’. Igual sentía que esta rutina era muy transversal. Además, si se adelantaba el parto (de Alison) iba a pedirle a alguno de los colegas ‘oye cámbiame el día’.
Renuncia post estallido social
Ya estaba listo para ir a Viña 2020, ¿qué pasó con usted con el estallido social?
Me bajé. El 18 de octubre llamé a mi manager y le dije “la rutina murió, hay que hacer otra”. Le dije esto no va a detenerse nunca, van a pasar meses, hasta años. Yo hago muchos shows en poblaciones, soy de una comuna periférica como le llaman, conozco mucho la realidad. Fui parte de Los Miserables, hicimos un disco, gira, y siempre pensé “un día esto va a explotar y no va a haber vuelta atrás”. El mismo día del estallido llamé al Claudio García de Los Miserables y le dije “amigo, ¿qué se siente que ahora todas tus letras se van a hacer realidad?”.
¿Se bajó oficialmente del festival?
Fui a una reunión en TVN y le dije a Jose “no voy a hacer Viña”, me preguntó “qué necesitas para hacerlo”, y le dije “que me des garantías de que yo pueda decir lo que quiera decir”. Y me dijo ok. A esas alturas en la rutina tenía lo de las mamás, lo de mi tía Bernarda, lo de Miami y lo de los 90.
Entonces desde el estallido social comenzó a agregar más contingencia…
Como iba el último día cambié cosas. El mismo día en la tarde miré y dije “va a ser muy repetitivo”, incluso la gente que está de acuerdo con el movimiento social iba a decir “¿cómo, de nuevo?”. Tenía esa sensación, y edité varios chistes arriba del escenario, iba hablando y pensaba “ese no”. Como me dieron esta garantía que podía decir cosas políticas dije, ya vamos. Inevitablemente igual después viene el “oye pero ahí te estás pasando”.
Su rutina renovada pasó entonces por una nueva revisión de los organizadores…
Sí, la fueron a ver en vivo. Si uno no tiene show tiene que ir a la oficina a leerla. La fueron a ver en vivo y el comentario fue “está todo bueno, excepto la parte política”, y yo me piqué y llegué a mi casa y me puse a escribir más chistes. Un día pasé toda una noche escribiendo, y varios de esos chistes quedaron. Al principio abría con 10 minutos o más de puros chistes políticos, y corté algunos ahí arriba y los fui metiendo entremedio, y pasaron súper piola, no tiré todo el ladrillo porque pensé que no iba a enganchar la gente.
“Sentía la confianza para poder hacer algo muy masivo, y eso me lo dio el cambio en la forma de trabajo, y el bagaje de hacer muchos shows en muy diversos lugares, desde un beneficio en San Ramón que hice, hasta un show en un domo en Lo Barnechea, y se rieron de los mismos chistes. Y ahí dije ‘logré lo que estaba buscando’”.
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