Filtran película sobre atentado a Pinochet y la difunden en plataforma ilegal

El sábado 1 de agosto, a la hora de almuerzo, el director de cine Juan Ignacio Sabatini se enteró a través de un whatsapp que su película Matar a Pinochet, con estreno para octubre de este año, ya estaba disponible para ver en la plataforma de exhibición pirata Cuevana 3. En rigor, era parte de su largometraje: una copia terminada en un 80 por ciento que había sido pirateada.

El caso de Matar a Pinochet, que se basa en el libro Los fusileros del periodista Juan Cristóbal Peña, es el más grave del que se tenga registro en el país en el prontuario de los sabotajes tecnológicos de producciones cinematográficas. No sólo se trata del clásico pirateo de producciones estrenadas, sino que es un filme que espera su salida a salas y que está aún en posproducción. Al respecto, conviene aclarar que la copìa disponible en el sitio mencionado no es la definitiva y según fuentes al interior de la producción falta por concluir una buena cantidad de trabajos relacionados con efectos especiales, voces en off y tratamientos de imagen y de sonido.

La duración, de 77 minutos, es bastante corta para los estándares de un largometraje promedio, aunque es probable que eso también se deba al estado de progreso de la copia hackeada. La distribuidora Market Chile, que es la que maneja el estreno de Matar a Pinochet, no había respondido hasta el cierre de esta edición las llamadas de La Tercera para referirse al tema. Desde el interior de la película también hay hermetismo al respecto y trascendió que en beneficio del filme se optó por no referirse a la circulación de esta copia pirata. Tampoco se sabe hasta el momento como se produjo la filtración de la película en el sitio ilegal.

Hasta hoy la cinta permanecía albergada para su visión en Cuevana 3, aunque según fuentes de la producción se estaban haciendo todos los esfuerzos para poder bloquear su exhibición. Aún así se sabe que esa tarea es difícil: muchas veces se logra impedir la circulación online sólo por un período de tiempo determinado o el contenido reaparece en otras plataformas piratas.

El filme de Juan Ignacio Sabatini, que entre sus producciones tiene el documental sobre la Selección Chilena Ojos rojos (2010) y la reciente serie La cacería: Las niñas de Alto Hospicio (2018), es una co-producción entre Chile, Argentina y España, con un guión hecho entre los dramaturgos Enrique Videla, Pablo Paredes y el propio Sabatini.

Publicado en el 2007, a 21 años del atentado a Augusto Pinochet, Los fusileros de Juan Cristóbal Peña relató la preparación y el ataque al general Augusto Pinochet y su comitiva en el Cajón del Maipo por un grupo especialmente entrenado del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR). El día escogido fue el domingo 7 de septiembre de 1986 y los principales involucrados descritos en la adaptación de Juan Ignacio Sabatini son Cecilia Magni, alias comandante Tamara (Daniela Ramírez); Mauricio Hernández Norambuena, alias comandante Ramiro (Cristián Carvajal); Juan Moreno Avila, conocido como Sacha (Gastón Salgado); y José Joaquín Valenzuela Levi, cuya chapa era Ernesto (Gabriel Cañas).

Aunque no participó directamente en el ataque, la voz mandante desde fuera correspondía a Raúl Pellegrin, conocido como comandante José Miguel (Mario Horton). Un lugar oscuro en la historia escrita por Juan Cristóbal Peña y también llevada a la pantalla por Juan Ignacio Sabatini corresponde a Luis Eduardo Arriagada, al que llamaban Bigote (el actor argentino Juan Martín Gravina): siempre hubo una sombra de sospecha sobre si fue leal a sus compañeros o delató a las autoridades de la época.

Al respecto hay que recordar que los participantes del atentado murieron a manos de agentes de seguridad del gobierno de Pinochet a excepción de Mauricio Hernández Norambuena, el único vivo del grupo descrito. La muerte de Arriagada, como el propio Peña lo ha escrito posteriormente, no tiene aún claridad: hay encontradas versiones sobre si falleció a manos del gobierno o fue ajusticiado por sus compañeros tras la delación.

En el metraje disponible de la película, que no es el definitivo por supuesto, se observa a Tamara como el eje central de la trama. Es ella la que lleva la voz cantante de muchas acciones, pero al mismo tiempo sufre las consecuencias de su ambición, sobre todo dentro de un grupo jerarquizado de hombres en que la verticalidad de mando es sacra. Encarnada por la actriz Daniela Ramírez, Tamara es el caso raro del grupo. O, al menos, uno de los dos: el otro es Sacha, el muchacho de las barriadas al que ella siempre apoya ante el descreimiento ocasional del resto.

Tamara, con su educación en el Grange y su origen social patricio, parece luchar no sólo contra su familia para hacerse valer: también debe sacar credenciales de probidad en el propio Frente, dónde Ramiro es la mente fría, José Miguel la cara política y Sacha, el alma en busca de su destino. El tercer personaje que logra mayor relieve en el grupo es Ramiro, el ex profesor de Educación Física que parece tener muchas veces más claridad que tofos sus compañeros juntos.

En la versión que al menos se pudo ver estos días la trama de la película está cruzada por un viaje en auto desde Santiago a Valparaíso que emprenden Tamara y Ramiro. Es un trayecto de recuerdos, reflexión y algunas recriminaciones sobre por qué las cosas salieron mal en la emboscada de aquel domingo 7 de septiembre en la tarde. ¿Las armas inadecuadas? ¿Algún infiltrado? ¿Las órdenes sin sentido del Partido?

En ese contexto se intercalan diferentes situaciones que funcionan como racconto de los hechos: Tamara llevando en motocicleta a Sacha a su casa en la población La Pincoya; la comandante visitando de sorpresa a su padre (Luis Gnecco) en su trabajo o a su madre (la actriz argentina Julieta Zylberberg) en una amplia casa con piscina del barrio alto; los muchachos del Frente reunidos en una iglesia que les provee un sacerdote aliado; el mitin final antes de ir a la misión a la cuesta Las Achupallas en el Cajón del Maipo.