¿Qué viene para Siria? Las claves para entender la nueva etapa tras la caída de Assad
Los factores que podrían afectar lo que ocurra a Siria son múltiples. Desde el camino que tome el líder de HTS, Abu Mohammad al-Jolani, hasta la relación del eventual gobierno entrante frente a los diferentes grupos que componen el país.
Cuando Siria amaneció este lunes, despertó ya siendo otra. Decenas de estatuas dedicadas a la familia Assad estaban en el suelo y soldados y policías, alguna vez leales al gobierno de Bashar al-Assad, dejaron sus armas. Sin embargo, una duda se mantiene igual que el domingo: ¿qué ocurrirá, tanto política como económica y socialmente, en el país?
Una imagen transmitida por medios internacionales en el lugar graficó el presente de la capital, Damasco. Allí, las banderas de la oposición siria ya no ondeaban, ni se veían disturbios o saqueos. En cambio, largas filas de ciudadanos se observaban en toda la urbe, esperando por alimento, combustible o productos básicos. Entre ellos, reportó una cadena televisiva, la sensación era la misma. No saben cómo se desarrollará la crisis en el futuro cercano.
Tras casi 13 años de guerra civil, donde la intervención de distintos países se hizo patente, este domingo culminó una importante etapa luego que rebeldes de Hayat Tahrir Al-Sham (HTS) asediaran Damasco. Era solo una de las fuerzas que se involucraron en el último período de la guerra, apoyada, según analistas, por Turquía. O, al menos, contaron con su visto bueno para iniciar la ofensiva relámpago que en un puñado de días hizo caer al gobierno.
El líder de HTS, Abu Mohammad al-Jolani, emerge así como un actor clave. Este domingo llegó a la mezquita Omeya en Damasco, donde agradeció, rodeado por sus seguidores, al “todopoderoso”. También aseguró que lo ocurrido el fin de semana fue “una victoria para la nación islámica”.
Al-Jolani es su nombre de guerra. Por nacimiento, se trata de Ahmed Al Sharaa, militante islamista que, años atrás, estableció la filial siria de Al Qaeda, Jabhat Al Nusra, o Frente Al Nusra. En 2016 se separó del grupo para fundar HTS, que EE.UU., la ONU y la Unión Europea todavía consideran como terrorista, pese a que el líder de la agrupación clama haber cortado todo lazo con los islamistas alguna vez dirigidos por Osama bin Laden.
Ahora, sin el apoyo de Estados Unidos -que respaldó a los kurdos, rivales abiertos de HTS, pero también de Bashar al-Assad- ni de los rivales clásicos de Occidente -Rusia e Irán, aliados del caído régimen-, lo que hará o no Abu Mohammad al-Jolani está en la mira de todos. De uno u otro modo, se trata de alguien que alguna vez luchó para Al Qaeda contra Estados Unidos en Irak.
Con Assad en calidad de asilado en Moscú, el poder momentáneo quedó en manos del exprimer ministro Mohammed Ghazi al-Jalali, quien supervisará las instituciones estatales hasta que se logre un cambio de mando y mientras dure la incierta transición. El premier de Bashar al-Assad dijo estar de acuerdo con la realización de elecciones libres, añadiendo que “tendemos la mano incluso a la oposición, que nos tendió la mano y dio garantías de que no causará ningún daño a ningún ciudadano que pertenezca a esta Siria nuestra”.
Kim Ghattas, periodista libanés y colaborador de la revista The Atlantic, aseguró a CNN que “es difícil superar a Bashar al-Assad en términos de ser malo para Siria y para el mundo”, comparando el caído régimen con un eventual gobierno de Al-Jolani. Natasha Hall, investigadora principal del Programa de Medio Oriente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, coincide. Según ella, HST está “diciendo todas las cosas correctas, y no solo diciéndolas, sino haciéndolas”, consignó la cadena.
De momento, el líder de la organización antes ligada a Al Qaeda ha dicho que respetará todas las sectas en el país, punto clave para comprender los orígenes de los múltiples conflictos en la zona.
“Parece que HTS ha aprendido mucho de sus propios errores pasados, pero incluso de los errores pasados de Estados Unidos”, añadió, refiriéndose a la política de Washington de intentar eliminar la influencia del partido Baas de Sadam Husein en su invasión a Irak.
Pero una unificación de los sirios, todavía fragmentados en numerosos grupos, “va a requerir que los actores regionales Turquía, Emiratos Árabes, Arabia Saudita, Israel e Irán apoyen esta transición, así como que no lleven sus juegos de poder de nuevo a Siria”, cerró.
Jerome Drevon, analista principal de yihad y conflictos modernos del International Crisis Group, que se ha reunido varias veces con Al-Jolani en los últimos cinco años, dijo a The New York Times que, “en cierto modo, este es su momento Zelensky”, puesto que el mandatario ucraniano “fue criticado antes de la guerra, y luego se convirtió en un estadista. La cuestión es si Jolani puede hacer la misma transformación”.
Quien sea que gobierne la nación, deberá hacerlo con un dato en mente: funcionarios humanitarios de la ONU han estimado que el 90% de la población vive por debajo del umbral de pobreza, mientras que más de la mitad de la población del país se enfrenta a una inseguridad alimentaria aguda. Tras el estallido de la guerra civil, en 2011, el producto interno bruto habría caído más del 85%, consignó CNN.
Tras HTS, otro participante clave aparece: Turquía. Durante el mes pasado, desde Ankara solo permitieron una operación limitada de las fuerzas del grupo rebelde. Con Rusia e Irán preocupados por sus propias guerras -y el consecuente abandono parcial de Assad-, y Estados Unidos pendiente de la transición presidencial desde Joe Biden a Donald Trump, en Turquía estaban “considerando una operación limitada para asegurar la pequeña, pero estratégicamente importante zona de Tal Rifaat mientras HTS lanzaba su ofensiva”, detalló Middle East Eye (MEE).
Pero lo que se inició como una ofensiva menor, terminó por conquistar Damasco. “Este acontecimiento ha posicionado a Ankara como la fuerza más dominante en Siria”, señaló el medio especializado. Desde el inicio del ataque, Turquía ha abogado por un diálogo entre la administración derrocada y los opositores, enfatizando la necesidad de preservar la estructura institucional del Estado.
En el papel, el país que habita Europa y Asia a la vez respalda al Ejército Nacional Sirio, pero analistas citados por medios internacionales han deslizado que es poco probable que un ataque como el realizado por HTS haya sido realizado sin la aprobación turca.
Según Khaled Khoja, expresidente de la Coalición Nacional de Fuerzas Revolucionarias y de Oposición Sirias, la mano de Ankara está detrás del cambio de Al-Jolani. “Establecer un gobierno de transición y promover la paz y la reconciliación nacional reflejan conceptos que la oposición siria había discutido en talleres con funcionarios rusos durante años”, dijo a MEE.
Para Can Acun, experto regional del grupo de expertos SETA con sede en la capital turca, “Ankara tiene dos prioridades principales en Siria: facilitar la reconciliación entre los diversos grupos armados de oposición sirios que operan en regiones desde Idlib hasta Deir Ezzor, y ayudar en el establecimiento de un gobierno interino que represente a todas las facciones políticas del país”.
En la otra vereda, Irán y Rusia son apuntados por la prensa occidental como los grandes perdedores de la jornada. No solo pierden acceso físico a un territorio clave (Moscú contaba con acceso al mar Mediterráneo y a una base aérea, e Irán mantenía influencia y presencia militar en el país), sino que es una derrota política y de imagen, pues fueron los grandes defensores de Bashar al-Assad, especialmente en los momentos más duros de la guerra civil. Sin su ayuda, no se explican los casi 13 años de conflicto.
De momento, lo único que ha salido desde el Kremlin es silencio al negarse a comentar públicamente la decisión de conceder asilo al derrocado presidente sirio. “No tenemos nada que decir sobre el paradero del señor Assad por el momento”, dijo a la prensa el portavoz de Vladimir Putin, Dmitry Peskov.
Sobre si el mandatario se involucró en la decisión, Peskov señaló: “Por supuesto, este tipo de decisiones no pueden tomarse sin el jefe del Estado. Es su decisión. Pero no tengo nada que decirle aquí”.
El vocero también tuvo palabras para los problemas que ahora enfrentan las bases militares rusas en territorio sirio, limitándose a señalar que “se está haciendo todo lo posible para ponerse en contacto con aquellos que pueden proporcionar seguridad”, y que “será necesaria una conversación seria con quienes ostenten el poder” para definir si se mantendrán allí sus fuerzas.
Nada más se inició la ofensiva, Israel informó que se había apoderado de una zona tampón entre Israel y el territorio controlado por Siria. El pleito se reduce a los Altos del Golan, que en 1967 Israel arrebató a Siria, y que luego el segundo intentó infructuosamente recuperar en 1973.
De momento, se desconoce qué ocurrirá en la zona, pero el domingo, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, ordenó al Ejército “tomar el control” de la zona de separación. Es primera vez que las fuerzas israelíes se posicionan en el lugar desde que el Consejo de Seguridad de la ONU creó la Fuerza de Observación de la Separación (FNUOS), en 1974, pese a que se había entrado por breves períodos a ese terreno de nadie, recordó CNN.
Este lunes, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, confirmó que el país tomó la parte siria del estratégico alto del monte Hermón, situado en la frontera entre Siria, Líbano y los Altos del Golán, detalló el mismo medio. También solicitó la creación de una “zona de seguridad” al interior del territorio sirio -sin definir su extensión-, el que tiene que estar “libre de armas estratégicas pesadas e infraestructuras terroristas”.
El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Gideon Saar, aseguró que “la ocupación iraní en Siria ha terminado”. Su rival declarado, otro patrocinador de Bashar al-Assad, “pensaba que podía controlar toda la región. Esta aspiración de Irán se ha estrellado contra las rocas de la realidad”, aseguró el canciller de Benjamin Netanyahu.
El fragmentado escenario se quiebra aun más cuando se incluyen las fuerzas kurdas, que controlan parte importante del territorio del noreste de Siria. Apoyadas activamente por Estados Unidos años atrás -cerca de 900 soldados quedan en terreno kurdo, resguardando instalaciones petroleras-, son, al mismo tiempo, considerados terroristas por Turquía y se han enfrentado recientemente con fuerzas de HTS.
Gideon Saar planteó al respecto que es necesario proteger a las minorías presentes en Siria, ya sean kurdos, drusos, cristianos o alauíes, la minoría étnica que fue por años el pilar de Bashar al-Assad. Además, planteó que hay que poner fin a los ataques contra los kurdos en el norte de Siria, llevados a cabo durante la última semana por facciones rebeldes pro-turcas.
“Nosotros, por supuesto, tenemos conexiones con los kurdos y los drusos en Siria”, dijo, para luego sugerir una suerte de gobierno federal. “Pensar que Siria seguirá siendo un país con control efectivo y soberanía sobre todo su territorio, no es realista”, dijo. “Lo lógico es luchar por la autonomía de las distintas minorías de Siria, tal vez con una estructura federal”, cerró.
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