Querella revela detalles del presunto abuso sexual de un fiscal en las dependencias del Ministerio Público
La mujer presentó la acción legal contra Tufit Bufadel el 17 de septiembre. Relata que antes de sufrir el supuesto abuso el 13 de agosto en una cafetería, el persecutor la habría acosado por WhatsApp.
Ella estaba atendiendo en la cafetería Café del Valle, en el primer piso de la Fiscalía Metropolitana Centro Norte, cuando ingresó al local el fiscal de la Fiscalía Metropolitana Occidente Tufit Budafel, quien hoy está a cargo de la causa por la muerte de Sebastián Leiva, conocido popularmente como "Cangri". Así comienza la querella -declarada admisible- presentada el 17 de septiembre por una mujer ante el Séptimo Juzgado de Garantía de Santiago, quien acusa al persecutor de haber abusado sexualmente de ella el 13 de agosto, cerca de las 11.00.
De acuerdo a la acción legal, la denunciante es dentista recientemente titulada y desde hace cuatro años, mientras estudiaba en la universidad, trabaja de forma esporádica en la cafetería. Ese martes, dijo, entró al local Tufit Bufadel, a quien ella conocía hace cuarto años. "Era mi costumbre dejar tarjetas de presentación con mi teléfono en el mesón de la cafetería, con el objetivo de captar pacientes para atender en la universidad, pues como estudiante de Odontología en ese entonces, debía cumplir programas clínicos para aprobar los ramos (...) Dado lo anterior, el señor Bufadel obtuvo mi número telefónico y comenzó a mandarme mensajes de WhatsApp poco apropiados, pidiéndome fotos en bikini, hablando de mis piernas y otras cosas muy molestas e invitándome a salir, por lo que, al cabo de unos días, lo decidí bloquear de manera de impedir que siga enviándome mensajes de este tipo. Ya no tengo estos mensajes, pero sí se los mostré a quien era mi pareja en esos momentos", dice la querella.
Desde entonces, indicó, no lo volvió a ver hasta que ese día entró a la cafetería. Había un par de mesas ocupadas, y en una de ellas había dos jueces a quienes la mujer dice que conocía. Uno de ellos es el magistrado Pablo Andrés Toledo González.
Según la querellante, Bufadel se acercó al mesón y empezó a hablarle. Señaló que le preguntó si estaba ejerciendo como dentista y cuál especialidad tenía. "Yo le respondí que me había titulado hace poco y que trabajaba en mi consulta ciertos días, diciéndome que él podía conseguirme un buen trabajo porque tenía muchos contactos y en su familia había médicos, yo le respondí que no me interesaba porque me iba pronto de viaje por un tiempo prolongado y que a mi regreso buscaría trabajo. A pesar de mi negativa, él insistió en que lo llamara, sacando una tarjeta de presentación con el logo del Ministerio Público, en cuya parte posterior anotó su número de teléfono, dejándola sobre el mesón de atención", aseguró la denunciante.
Explicó que antes de que él entrara a la cafetería, ella estaba sentada en una de las mesas leyendo un libro, y cuando se paró a atender se le quedaron sus anteojos ópticos, el libro y su teléfono. "Él me pidió un café y mientras yo se lo preparaba, tomó mis anteojos y me preguntó si eran míos, yo le dije que sí y él me dice 'póntelos, quiero verte con ellos puestos', a lo que respondí que estaba trabajando y que por favor me dejara tranquila. Cuando le entregué su café en el mesón de atención, él me dijo que se iba a sentar un rato a esperar que yo me convenciera de ponerme los anteojos y que no se iría hasta que me los pusiera. En todo momento él miraba hacia el mesón, sin hacer otra cosa que observarme de manera constante, por lo que me sentí incomoda e incluso intimidada. De hecho, intenté hacer contacto visual con uno de los jueces para ver si me podía ayudar, pero no se percató de la situación", aseguró.
Detalló que se fueron los demás clientes y quedaron solos. La otra funcionaria de turno se encontraba recorriendo los pisos del edificio con un carrito que hace repartos dos veces al día. Fue entonces cuando "Bufadel se acerca nuevamente al mesón, tomando mis anteojos por segunda vez e insistiéndome en que me los pusiera, expresando que sería una 'fantasía' verme con ellos. Yo, molesta, le pedí una vez más que me dejara tranquila y me di vuelta a lavar la loza sucia para poder poner distancia de él. Es en ese momento en que Bufadel traspasa el mesón, entrando al espacio reservado para los trabajadores, ubicándose entre el mesón de atención y una vitrina".
Luego, indicó que ella "estaba de espaldas, éste de manera sorpresiva me aborda por mi parte trasera y me abraza por la cintura con una de sus manos presionándome contra su cuerpo y el mesón. En ese momento sentí claramente sus partes íntimas en mis caderas, siendo mi reacción inmediata echarme hacia atrás para intentar empujarlo, instancia que recibo un beso del señor Bufadel en el lado derecho de mi cara", señala la querella.
Dijo que la agresión la dejó "anonadada y en shock" y que su reacción fue decirle que se fuera. "Al salir, él me dijo que no se olvide llamarlo", dice el documento. Agregó que una vez que se fue, se puso a temblar y a llorar y en ese estado la encuentra su compañera de trabajo, quien la contuvo y la instó a denunciar.
Luego, dijo, habló con el juez Pablo Toledo, quien estaba presente cuando Bufadel entró. "Me dijo (el magistrado) que lo que había ocurrido era un delito y que debía denunciar la situación". Así, esa tarde la mujer se presentó ante la Brigada de Delitos Sexuales de la Policía de Investigaciones.
Diligencias
El fiscal metropolitano Occidente, José Luis Pérez, designó a la fiscal jefe de Talagante, Paola Salcedo, a cargo de la investigación administrativa por los hechos denunciados y la causa penal es investigada por la fiscal regional de Valparaíso Claudia Perivancich. En esta última, Joanna Heskia y Alejandro Espinoza, abogados de la denunciante, solicitaron en la querella una serie de diligencias.
Entre ellas, requirieron que se despache una orden de investigar a personal de la Comisaría de Delitos Sexuales de Carabineros, para que investiguen los hechos, como, asimismo, si existen otras víctimas que hubiesen sido agredidas por el querellado.
Además, pidieron que se tome declaración como testigos al juez Pablo Toledo y a la trabajadora del café. También solicitaron que se pidan los registros de la mañana del 13 de agosto de las cámaras de seguridad que apuntan hacia la entrada de la cafetería, con el objeto de identificar a quiénes entraron y salieron de la misma.
Consultado sobre el caso, Leonardo Battaglia, abogado de Tufit Bufadel, señaló a La Tercera que "la querella no aporta nada nuevo, solo ahonda en un relato absolutamente falso". Agregó que " tenemos los medios de prueba para establecer que el relato expuesto por ella es un relato intervenido, y que busca manchar el nombre de un fiscal intachable, y que persiguiéremos no solo establecer la más absoluta y total inocencia del señor Bufadel, sino que descubrir a las personas que están detrás de este concertado atentado en contra de su nombre y persona".
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.