Quién presidirá el Senado: la decisión del PPD que pone los nervios de punta al gobierno
A esta colectividad le corresponde encabezar la Cámara Alta este año. No obstante, un dirigente del partido sostiene que, en el desenlace de este nudo, la opinión del Ejecutivo será relevante y probablemente quien sea escogido será la carta que más le convenga a La Moneda.
El próximo fichaje del senador por Tarapacá, Jorge Soria (87 años), en el Partido por la Democracia (PPD) será el último movimiento de piezas en una suerte de juego de ajedrez en el que se ha convertido el proceso de definición del nuevo presidente de la Cámara Alta.
El tema no solo tensiona a esta bancada, también preocupa a los otros comités y al propio gobierno, que este año se juega sus últimas chances de sacar sus principales reformas estructurales (pensiones, pacto fiscal y sistema de Salud). Por lo tanto, un factor importante será el perfil de quién conducirá a la principal rama del Congreso este año.
Sin embargo, la definición que deben adoptar los senadores del grupo PPD-Independientes quedó postergada para marzo.
Por ser el segundo comité en tamaño del oficialismo, a este grupo de legisladores (integrado por cuatro militantes PPD y dos independientes) le corresponde ahora asumir en la testera en reemplazo de Juan Antonio Coloma (UDI), quien -de acuerdo al pacto administrativo que se selló en marzo de 2022- debe renunciar para cumplir con el plan de alternancia en los principales espacios de poder del Senado.
El problema es que las aspiraciones personales y diferencias internas en la bancada PPD-Independientes han enredado la definición. Incluso, hay quienes aventuran que, si no se llega a acuerdo, perfectamente podría fracturarse la bancada y poner en jaque todo el acuerdo administrativo entre oficialismo y oposición en el Senado.
Dentro de la lista de aspirantes a encabezar la corporación está la actual jefa de bancada, vicepresidenta PPD y representante de Ñuble, Loreto Carvajal; la independiente ex-PPD y legisladora por Aysén, Ximena Órdenes; y el parlamentario por Antofagasta, Pedro Araya, quien recientemente se afilió al PPD.
El fichaje de Araya está directamente ligado a la carrera que se desató en la bancada, ya que uno de los argumentos de Carvajal era que desde 1990 nunca un independiente había presidido el Senado y que el partido tenía la prerrogativa de imponer a un militante de sus filas.
Al inscribirse en el PPD, el senador por Antofagasta neutralizó ese argumento y, además, motivó al senador Soria, quien lo está apoyando para presidir el Senado, a hacer lo mismo, con el fin de que la opinión del veterano caudillo iquiqueño tuviera mayor peso en la colectividad. El fichaje de Soria y Araya, en todo caso, ambos referentes de un mundo regionalista socialdemócrata, también tiene que ver con el proceso de aglutinamiento de algunos dirigentes en espacios tradicionales ante el líquido momento de la política nacional.
No obstante, hay un cuarto candidato potencial que podría reflotar como alternativa si es que la decisión en torno al nombre del nuevo titular de la Cámara Alta se sigue enredando: el senador por Valparaíso, Ricardo Lagos Weber (PPD), quien ya presidió la corporación, entre 2016 y 2017.
Resolver este cuadro no es sencillo. Hay una evidente irritación, por lo que los propios integrantes de la bancada no quieren referirse públicamente al tema.
El escenario revuelto también ha alentado a la bancada de RN y de Demócratas a levantar sus propias aspiraciones para presidir la corporación.
Hasta ahora, el gobierno ha mantenido una postura cautelosa y públicamente los ministros han optado por inhibirse de hacer gestiones o mediar en estas crecientes tensiones. Sin embargo, un legislador del PPD sostiene que, en el desenlace de este nudo, la opinión del Ejecutivo será relevante y probablemente quien sea escogido será la carta que más le convenga a La Moneda. Es decir, quien asuma la presidencia del Senado debe tener un compromiso con el programa de gobierno, ser un facilitador de las reformas estructurales, colaborar en el diálogo con la oposición e idealmente representar fielmente los ideales del Socialismo Democrático.
Entre enero y marzo de 2022, a través del entonces designado ministro de la Segpres, Giorgio Jackson, La Moneda intentó influir en la elección de la mesa del Senado. Ahí, Jackson realizó gestiones para que la DC fuera quien encabezara la Cámara Alta. También hizo tratativas con el senador de derecha Manuel José Ossandón (RN), lo que desató duras recriminaciones del propio oficialismo.
Así, en este escenario, han comenzado a levantarse algunos planes alternativos. Por ejemplo, si el PPD no logra un acuerdo, en el gobierno no verían con malos ojos que Coloma siga un año más en la testera.
Al igual que el rol colaborativo con los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet que desempeñaron otros exsenadores de la UDI desde la presidencia de la Cámara Alta (Hernán Larraín y el fallecido Jovino Novoa), Coloma ha sido un aliado de La Moneda en varios temas, por ejemplo, en el avance de la agenda de seguridad y también ha ayudado a desatar proyectos económicos. El legislador gremialista se ha preocupado además de poner templanza en momentos de crispación política (por ejemplo, para los 50 años del Golpe Militar) y dar garantías de imparcialidad en las discusiones en la sala.
Ello, sin embargo, implicaría un movimiento mayor de piezas, ya que los senadores del PPD tendrían que resignarse a enrocar su presidencia para el 2025 y el comité de Evópoli tendría que ceder su cupo a Coloma.
La otra alternativa es que un legislador del partido que encabeza Gloria Hutt asuma en este período, pero el oficialismo y el Ejecutivo tienen una relación tirante con los senadores de este comité, en especial con Felipe Kast, por lo que esa salida no dejaría conforme al gobierno.
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